Cuando empezó la crisis sanitaria producida por el Coronavirus, los colombianos se dieron cuenta, tarde, (¿cuándo no?), que nuestro sistema de salud no está preparado para atender la pandemia y casi ninguna crisis. El ejemplo de Italia, España, Estados Unidos y Ecuador, donde los ventiladores de las UCI no alcanzan para sus pacientes y los médicos debían elegir qué persona vivía y quién no, alertó y movilizó.
En Medellín, estudiantes y docentes de la Universidad de Antioquia y de la Universidad Tecnológica de Pereira, crearon prototipos de respiradores mecánicos en sus respectivas ciudades (https://bit.ly/2z5q4Vy). Postobón anunció la donación de 9 mil millones de pesos para el proyecto en Medellín y el alcalde, Daniel Quintero, se inventó #InspiraMED para que RUTA N manejará los recursos. (https://bit.ly/3aSfEpC).
Empresas como HACEB y Auteco dejaron su producción habitual para producir ventiladores y crear UCI en corto plazo y bajo costo (https://bit.ly/2YsU3le). No es “la berraquera antioqueña, ni el ingenio paisa”, fue la necesidad o el mercado. Es una de las principales características del “ecosistema” de innovación[1]: financiación, conocimiento, liderazgo institucional y mercado, dónde vender. En Colombia, el 50% las pequeñas y medianas empresas se quiebran al año y el resto a los 5. ¿Dónde venderán si estamos inundados por mercancía extranjera? ¿Quién les presta crédito de alto riesgo si no tienen dónde vender?
En España, por ejemplo, el Instituto de Bioingeniería de Cataluña está experimentando con mini riñones para combatir el Coronavirus. Los nuevos hallazgos encontraron que el virus daña tanto pulmones, como riñones y corazón. El proyecto cuenta con presupuesto suficiente de la comunidad autónoma y es evidente que tendrá mercado. Es más, avanzaron en la creación de un “avatar” compuesto por mini órganos, una especie de Frankenstein, el popular personaje de Mary Shelley. (https://bit.ly/2KVhYli)
El ecosistema de innovación no cae del cielo, es el resultado de un Estado que tiene como meta el desarrollo nacional. En palabras simples, en un país tercermundista como Colombia, especialmente en nuestra ciudad, desarrollo de alta tecnología, ciencia e industria, son incompatibles con el actual modelo económico. El desarrollo de ciencia y tecnología parte de las necesidades de la industria, para lograr objetivos se necesita conocimiento y dinero, ilimitado si se puede como el Pentágono financia a Sillicon Valley, y ese conocimiento lo debe liderar una entidad, universidad si es posible. Es el círculo mágico.
La crisis en Coronavirus demostró que existe la capacidad de hacerlo en nuestro país, ante la negativa de importar ventiladores mecánicos de los países desarrollados. Hace falta voluntad e industria, la necesidad está desde los 90´.
[1] Vendiendo humo. Yamid López. https://bit.ly/2VVhuSk