El control territorial: otra vez al tablero

La narrativa, las palabras y la argumentación de la Operación Perseo en el corregimiento El Plateado, Argelia, Cauca, retoma la discusión conceptual y la construcción institucional del control territorial del Estado. El Ministro de Defensa y comandantes de las FFMM y de Policía, usaron frases como “la recuperación del territorio”, “esta ocupación”, “se creían la autoridad”, “el Estado tiene que llegar”, “no cabemos los dos”, “vivían en el caso urbano” y otras más del sistema de categorías de lo que constituye el proceso de formación de nuestra precaria organización estatal.

Categorías que ratifican la sentencia según la cual Colombia tiene más territorio que Estado. En estos últimos 30 años, la “misión institucional” del control territorial se ha gastado grandes sumas de dinero en “llenar esos vacíos”. Los gobernantes de esas décadas mantuvieron al Ministerio de Defensa en el primer lugar del presupuesto General de la Nación, inventaron un impuesto de guerra y malgastaron el Plan Colombia con un rotundo fracaso. Fracaso de estas y otras Políticas de Seguridad y Defensa que quisieron ocultar con los falsos positivos, es decir, con falsos indicadores de éxito.

Además, nunca cumplieron con el otro concepto que se aviva con la Operación Perseo, a saber, la “necesidad de inversión social”, “que llegue todo el Estado”. Parece que Colombia tiene la suficiente claridad en entender que la operación militar no es suficiente para “recuperar el territorio”. Esta larga guerra también les ha enseñado a los militares que no basta con Acción Integral y otro tipo de operaciones psicológicas y cívico militarles. Paradójicamente la oposición que trata de cuestionar la intervención en el Plateado, llamando la atención sobre la “inversión social”, es la misma oposición que desde siempre ha rechazado la Reforma Social.

Lo nuevo en la coyuntura es que la Operación Perseo se ejecuta en un gobierno progresista que dejó ver otros ingredientes en las operaciones militares. No trascendió la imagen, por ejemplo, de personal encapuchado como sí lo vimos en la Operación Orión en la Comuna 13 de Medellín, donde se prometió inversión social para después. No hubo capturas masivas de la población civil por el hecho de vivir en territorio con presencia de organizaciones armadas. Y otros detalles a los que nos tenían acostumbrados en el régimen.

Los retos son los mismos. Unos del tamaño de la Política de Drogas pues está claro que mientras no haya legalización, la rentabilidad y la violencia de este sector productivo ilegal cada vez tendrá más poder. Viene de la mano con los retos de la economía regional para reemplazar la economía de la cocaína. Y obviamente la inversión social que suele resumirse en garantizar los derechos de la población. Es decir, otra vez el control territorial y la inversión social al tablero para garantizar las condiciones requeridas en la Paz y en la legitimidad del Estado colombiano.

Fredy Escobar Moncada

Trabajador Social. Magíster en Ciencia Política.

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