El Centro sin Centro

Para nadie es un secreto que el país afronta tal vez una de las crisis más duras en materia política, a raíz de la creciente polarización, del rompimiento completo de la imparcialidad en muchos casos ya sea por un espectro político o por otro, por inclusive la postura del Gobierno nacional atizando aún más la crisis tomando partido a favor de unos y en contra de otros y esto es grave, dado que el país tiene un largo historial de polarización política, pero nada como lo visto hasta ahora.

La historia colombiana nos ha demostrado que el país ha vivido en constantes pugnas políticas, como lo habitual en las democracias mundiales, aunque el toque sutil colombiano lo ponen las armas. La diferencia radical está en el uso de las armas y la violencia desarrollada por ambos bandos, ya sea entre santanderistas y bolivarianos, entre liberales radicales y moderados, entre conservadores y liberales, y ahora mismo entre “uribestias” y “petrochandas”, como se denominan en redes sociales, denominándose en términos despectivos en uno y otro bando

Sin embargo, las similitudes son enormes si se lo mira desde la historia. El gobierno de turno enarbolando aún más las banderas de agitación en pleno ambiente polarizado, algo parecido a lo vivido en los 50’s, donde el gobierno conservador de turno agitaba sus ejércitos paramilitares quienes a su vez obligaban a las guerrillas liberales a defenderse de los embates de los conservadores. En este caso, las armas ya no la enarbolan paramilitares al servicio del gobierno, sino los mismos simpatizantes que crean un ambiente pesado en medio de la contienda política, acusando al otro bando de guerrilleros y de comunistas, mientras que el lado opositor acusa de paramilitares, fascistas y dictadores. Los apelativos y acusativos son el pan de cada día, no solamente en redes sociales, sino también en medios de comunicación, una hostilidad que amenaza a la única fuerza que puede contrarrestar este negro y pávido contexto

Y se preguntarán: ¿Que fuerza puede vencer este contexto? El centro se presenta como la alternativa real que puede catalizar todo ese descontento de ambas partes y convertirlo en un potencial electoral que pueda quedarse con la presidencia y así destrozar a las anquilosadas maquinarias tradicionales que tanto daño le hacen a la democracia y al populismo alternativo, que si bien pretende acabar con las maquinarias, lo que genera es combustible para ellas mismas, generando un efecto contraproducente que termina siendo nocivo en un país como este. El centro en Colombia está acabado, la misma hostilidad ha degenerado a los votantes de centro hacia las dos orillas políticas en contrario, en vez de aglutinar a los votantes en un discurso fuerte, una figura carismática y con un programa de gobierno que además de fortalecer la economía, el bienestar social y la seguridad, también contribuya a pacificar el ambiente y mantenerse al margen del funcionamiento del sistema republicano. Eso es lo que debe generar el gobierno venidero, una confianza sublime en las instituciones y no un odio hacia ellas, de tal manera que los pronunciamientos que haya de tales entes sean tan politizados, que al final el pronunciamiento en vigor no resalta, sino a quien sirve el funcionario que se pronunció al respecto.

La estrategia del centro para las elecciones próximas debe ser la unión, una unión tanto programática como de egos, ya que ese fue la semilla del fracaso de esta orilla política en las pasadas elecciones, su misma separación los condenó al tercer puesto. Una unión que se establezca en torno a un candidato firme, a un candidato seguro, un candidato que lleve las masas a votar por su discurso, por la firmeza y las improntas que llevará, una unión que se capitalice en votos seguros y en un gobierno que prometa llevar este país hacia una paz política, una paz verdadera y pragmática, ante todo, no solamente retórica, el país necesita un centro firme, lo requiere y ya es hora de que haya unirnos para ganar. Unión o muerte, debe ser la consigna que se lleve adentro para enfrentar a las fuerzas hostiles de nuestra República.

Iván David Correa Acosta

Soy estudiante de sexto semestre de derecho de la Universidad del Magdalena, residente en la ciudad de Santa Marta. Soy un joven que ama el periodismo crítico, me considero una persona con pasiones politicas y juridicas, pero siempre poniendo en primer lugar criticas constructivas que lleven a Colombia y al mundo hacia una democracia liberal en donde podamos coexistir todos salvaguardando los fines esenciales del Estado.

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