Las imágenes de Petro en el balcón presidencial me recuerdan a líderes autocráticos de la región. Ya basta de hablar de ellos y de nosotros, como si los unos fueran malos y los otros buenos, basta de seguirle el juego a un presidente que ni con fuero deja de promover el odio y la división.
Las imágenes de Gustavo Petro en el balcón del Palacio de Nariño son preocupantes y recuerdan a otros líderes que han explotado el populismo para avanzar sus agendas autocráticas. La estrategia de hacer política basada en lo que supuestamente desea el pueblo y la lucha contra las supuestas élites, definidas como lo que quiera atacar el gobernante, es la definición más citada de populismo, acuñada por el académico Cas Mudde.
Las frases del «balconazo» de Petro, como «el presidente de la república invita a su pueblo a levantarse, a no arrodillarse» y «Colombia eligió no simplemente a una persona, a Gustavo Petro en la presidencia. Lo que se hizo en la elección fue volver al pueblo, gobierno. Eso tiene que expresarse en la realidad histórica, en los días cotidianos, en la manera como pretendemos que pueden ser los cambios en este país”, se ajustan a esta definición, pero además invitan a tomarse las calles al no ser complacidos.
Más preocupante es el hecho de que, como ocurre con la mayoría de los populistas autocráticos, no está claro dónde termina el pueblo y dónde comienza el líder. Petro quiere hacer lo que desee, sin importar la ley o las instituciones. El «balconazo» de Petro y su actitud populista autocrática son peligrosos para la democracia. Pero su estrategia de movilizar a las masas para presionar al Congreso para que apoye reformas que no se conocen plenamente, es como dice Luis Carlos Vélez, un asalto al estado de derecho.
Este tipo de líderes también acostumbran atacar a la prensa, al equilibrio de poderes y a otras instituciones del Estado. En Colombia no estamos lejos, ya que Petro ha atacado a los medios, ha cuestionado la independencia del poder judicial y ha buscado concentrar más poder abusando de su imagen de cara al pueblo.
Recordemos que los peligros del populismo no son novedad. La historia muestra diferentes líderes que exploraron el populismo para consolidar su poder y destruir las democracias. Adolfo Hitler es sin duda uno de los más conocidos, quien fue elegido por voto popular en Alemania en 1933. Al igual que Gustavo Petro, Hitler utilizó el descontento popular, culpando a las élites y los inmigrantes de todos los males de Alemania. El producto, fue un régimen nazi que destruyó la democracia, el estado de derecho y sacrificó los derechos humanos.
Gustavo Petro en su balcón, es un memorando para todos los ciudadanos y líderes políticos comprometidos con la democracia colombiana. En vez de promover la polarización y la confrontación, es necesario buscar el diálogo y la cooperación para encontrar soluciones a los problemas que enfrenta el país. Los ciudadanos también deben estar alerta y comprometerse a proteger y fortalecer las instituciones democráticas y el estado de derecho, máxime cuando el gamonal busca la división.
La historia está escrita, y en ella se plasma que los peligros del populismo son reales y que ese tipo de líderes pueden llevar a una sociedad a la debacle. En nuestra región, los populistas, amigos además de Gustavo Petro han llevado a la ruina a países enteros. Los ejemplos están a la vuelta de la esquina: Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y otros un poco más lejos, que también han padecido el cáncer del populismo y la demagogia.
El ya mencionado Hitler, pero también Mussolini fueron elegidos por elección popular. Una vez en el poder, establecieron regímenes autoritarios y totalitarios. Quien no conoce la historia está condenado a repetirla, lo anterior no es de menor importancia y nos llama a estar alerta en nuestras democracias, especialmente ahora que la polarización y la división están como el dólar, al alza.
Líderes como Gustavo Petro, que se presentan como los defensores del pueblo y de sus intereses, terminan violando los derechos y las libertades de las personas. En Colombia ya había pasado, y no precisamente con la izquierda, sino con la derecha, lo que indica que estas prácticas no distinguen de ideologías, pero pueden conducir a la inestabilidad política, económica y social, así como a la polarización y al enfrentamiento entre diferentes sectores de la sociedad. El 14 y 15 de febrero de 2023, pasaron a la historia como un claro ejemplo de lo anterior.
No quiero cerrar la pluma sin enfatizar en la idea de que utilizar el balcón presidencial para dirigirse a las masas y promover sus ideas, es adoptar las tácticas de los líderes populistas que han llevado a la ruina a otros países de la región y del mundo.
El llamado es a no ignorar los peligros del populismo en nuestras democracias y a trabajar para fortalecer nuestras instituciones y garantizar el respeto a los derechos y a las libertades de todos los ciudadanos.
Ya basta de hablar de ellos y de nosotros, como si los unos fueran malos y los otros buenos, basta de seguirle el juego a un presidente que ni con fuero deja de promover el odio y la división. Debemos recordar que la democracia se debe defender y proteger, y que los líderes que se presentan como los salvadores del pueblo terminan siendo en realidad una amenaza para nuestro Estado de derecho.
Todas las columnas del autor en este enlace: https://alponiente.com/author/htena/
Referencias
El “balconazo” de Petro, por Luis Carlos Vélez
https://www.semana.com/opinion/articulo/el-balconazo-de-petro/202339/
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