¿Cuál es la calidad democrática en América Latina?, ¿qué factores lo explican?, ¿cuál es la justificación para la caída de Perú?, ¿aún hay esperanza? Estas son cuatro (4) preguntas que contestaré en esta columna con base en lo presentado recientemente por el Democracy Index 2022.
Bien decía Ronald Reagan que “la libertad es una cosa frágil y nunca está a más de una generación de extinguirse”. Lo mismo ocurre con la democracia. El último Democracy Index 2022 de la revista The Economist (EIU, 2022), mostró algunos datos desalentadores: solo el 8% vive en una “democracia plena” y Perú ha dejado de ser considerado como democracia.
Hasta 2021, el Perú era considerado como una “democracia deficiente”. Sin embargo, caímos cuatro (4) puestos (del 71 al 75) y hemos pasado a un “régimen híbrido”. Esto nos coloca en el mismo nivel que Bolivia y Paraguay. Y así, aunque mantenemos un buen grado de inversión y una economía resiliente, el deterioro de las instituciones democráticas es mayor que entre nuestros pares. Por otro lado, y con respecto al mundo, si bien los datos del Índice de 2021 ya mostraban cifras desalentadoras, dado que el 54,3% no vivía en una democracia (suma de régimen híbrido más autoritario), ahora el porcentaje aumentó a 56,6%. Asimismo, los datos revelan que 95 países no viven en democracia ni plena, ni deficiente. Sin lugar a duda, estos son números atemorizantes para quienes defendemos la libertad y la democracia en la región y el mundo.
NOTA: The Economist juzga la calidad democrática alrededor del mundo guiándose por cinco criterios. A saber, 1) el pluralismo electoral y la existencia de procesos democráticos, 2) el funcionamiento del gobierno, 3) la participación política de los ciudadanos, 4) la cultura política del país y, 5) el respeto a las libertades civiles.
América Latina: polarización y desconfianza
Según los datos del Índice, América Latina tuvo otro mal año en 2022, luego de una caída aún más dramática en 2021. En simple, el resultado es que América Latina ha registrado la mayor recesión democrática de cualquier región en las últimas dos décadas, con un puntaje regional promedio que cayó de un máximo de 6,43 en 2008 a 5,79 en 2022, o sea, una disminución de 0,64 puntos.
Existen varias razones que explican esta caída y deterioro de la democracia en la región. No obstante, nos detendremos en dos (2): la polarización y la desconfianza en las instituciones. Con respecto a lo primero, hay que señalar que en el último año hemos tenido dos elecciones muy polarizadas, tanto en Brasil como en Colombia, y un proceso constituyente en Chile que terminó con un amplio rechazo (61,86% de los votos frente al 38,14%). Sobre la polarización, uno de los temas que más preocupa es que durante los últimos años hemos sido testigos del deterioro del debate político. Y esto no solo se ha visto en el plano de los adversarios políticos, sino incluso, se ha extendido a los seguidores de estos. Hemos creado un enemigo en vez de un competidor sano con quienes en la teoría y en ocasiones, habría que negociar, pues de eso también trata la política. El crear falsas dicotomías y tachar de enemigo al adversario, no fortalece en lo absoluto a la democracia.
Un segundo punto habla sobre el bajo nivel de confianza que existe en las instituciones democráticas. Los extremos y populismos tanto de izquierda como de derecha se retroalimentan permanentemente y los une la deslealtad a las instituciones democráticas. En el caso de Perú, por ejemplo, tenemos una crisis de confianza en las instituciones, lo cual podría explicar el éxito de los políticos populistas que justamente se aprovechan de ese descontento para avanzar con su proyecto político. De esta forma, una encuesta de Ipsos (2022) titulada “Broken-System Sentiment in 2022” demuestra que el descontento hacia el sistema se ha incrementado en el Perú y en el mundo. La encuesta revela que 69% de los peruanos cree que a los partidos políticos tradicionales “no les importa las personas como yo”, expresando así que se sienten poco representados por las instituciones.
¿Por qué se ha generado esta desconfianza y cómo esto explica el deterioro de la democracia? Un estudio de Doyle (2011) en 18 países latinoamericanos entre los años 1996 y 2008 parece sugerir que los problemas socioeconómicos en la región y la incapacidad de las instituciones políticas para resolverlas –incluyendo a los partidos políticos a través del Legislativo– genera un deterioro en la confianza hacia los representantes electos conforme avanza el tiempo. Los populistas que entienden que la población desconfía de los partidos, polarizan contra ellos para ganarse el favor de la población. Esto no es saludable para la democracia y el Índice lo reconoce.
¿Qué explica la caída de Perú?
Ahora bien, The Economist se detiene en varios puntos que explicarían la caída de categoría de “democracia deficiente” a “régimen híbrido”. Tales puntos demostrarían que Pedro Castillo sería uno de los principales actores que habrían ayudado a la disminución en el puntaje de democracia. Igualmente, debo señalar que justamente por ser un Índice del año 2022, no caben manipulaciones para atribuirle completa responsabilidad al Gobierno actual. De hecho, las claves para la disminución en el puntaje se centran en otras cuestiones. Sin embargo, cabe mencionar que era de esperar que los puntajes de cultura política de Perú se encontraran entre los más bajos de la región.
De esta forma, el Índice parte de la idea de que el golpe de Estado de Pedro Castillo terminó por derrumbar a una democracia ya considerada débil (“democracia deficiente”). Además, la situación en Perú también refleja un entorno político cada vez más inestable que ha llevado a que seis (6) Presidentes lleguen al poder y tres (3) Congresos diferentes gobiernen el país desde 2016. Asimismo, un punto que enfatiza el Índice es que, durante la Presidencia de Pedro Castillo, la capacidad estatal se debilitó bastante debido a los más de 80 cambios ministeriales durante su breve mandato y el nombramiento de varios ministros sin experiencia relevante en sus carteras. Esto se condice con lo que muchos advertimos en campaña y durante su mandato: Pedro Castillo y su círculo no buscaban fortalecer la democracia, sino dinamitarla desde adentro, y esto era claramente visible desde que se postuló con un ideario marxista-leninista.
Finalmente, cabe señalar una de las últimas citas del Índice que explica lo anterior y que debería preocuparnos:
“This legacy will weigh on Peru’s economy, as well as on the quality of its governance and democracy, for many years to come”.
¿Existe esperanza?
Para quienes defendemos las ideas de la libertad y la democracia en la región y el mundo, estos son datos que sin lugar a duda deben preocuparnos. Sin embargo, considero necesario mencionar un sector importante que se encuentra presente en aquellos países que ya no son considerados democracias pero que luchan por ella. Con ello me refiero a los jóvenes. Y sí, no todos los jóvenes creemos que los problemas se solucionan pateando el tablero.
Por ejemplo, podemos ver en Afganistán (último puesto, N.º 167, para régimen autoritario) a las mujeres jóvenes y adultas que protestan por quitarse el velo y por ser dueñas de sus derechos humanos más básicos; vemos también, por ejemplo, protestas en Rusia (puesto N.º 14 – régimen autoritario) en contra de Putin; o incluso en Hong Kong (puesto N.º 88 – régimen híbrido). Y en todas estas luchas que quizás no son tan conocidas en la región, podemos ver a más jóvenes en busca de mayor libertad y democracia, no obstante, nuevamente hay que sincerarnos: esto no puede ser una lucha solo de ellos. Siempre suelo poner los ejemplos de Cuba, Nicaragua y Venezuela, para ilustrar lo que me parece que es una causa que debemos pelear todos los latinoamericanos.
Como lo dije en un inicio citando a Reagan: al igual que la libertad, la democracia “nunca está a más de una generación de extinguirse”. Y lo hemos visto con los datos que son claves para entender las dinámicas de los países y cómo se van configurando los autoritarismos en el mundo. La alta polarización y la desconfianza en las instituciones democráticas son dos de los temas que debemos atender de manera inmediata si es que queremos que sea la democracia la que prime sobre el autoritarismo y no el autoritarismo desafiando a la democracia.
Todas las columnas de la autora en este enlace: https://alponiente.com/author/dravelo/
Referencias
Doyle, D. (2011). The Legitimacy of Political Institutions: Explaining Contemporary Populism in Latin America. Comparative Political Studies, 44(11), 1447–1473. https://doi.org/10.1177/0010414011407469.
EIU. (2021). Democracy Index 2021: The China challenge. Economist Intelligence Unit: Global Insights & Market Intelligence. https://pages.eiu.com/rs/753-RIQ-438/images/eiu-democracy-index-2021.pdf?mkt_tok=NzUzLVJJUS00MzgAAAGJsd56I1EfZqPD7_1SIvPpJAHQE6d2cQo5r4IAVbrQhfrF6X_gV61ardHeBY2zjQNrezZfg89eyQj9Eiwl_lirZf-_GTngpFW6NoF64S-dbxprtA.
EIU. (2022). Democracy Index 2022: Frontline democracy and the battle for Ukraine. Economist Intelligence Unit: Global Insights & Market Intelligence. https://pages.eiu.com/rs/753-RIQ-438/images/DI-final-version-report.pdf?mkt_tok=NzUzLVJJUS00MzgAAAGJsaEMaTk4bUMY_ZTkFL57rEalhXmCEfYyDKOGE3lNo0WNMhwR4ZO4wK6HDVVpvGlWiKZpHAWpOwYkMGgYD_9FypoHHIWbdoakC8oFRw_rxoOeCQ.
Ipsos. (2022). Broken-System Sentiment in 2022: A 28-country Global Advisor survey. Ipsos – Global Market Research and Public Opinion Specialist. https://www.ipsos.com/sites/default/files/ct/news/documents/2022-12/Global%20Advisor%20-%20Broken-System%20Sentiment%20-%202022%20-%20Graphic%20Report.pdf.
Este artículo apareció por primera vez en nuestro medio aliado El Bastión.
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