Cada 23 de abril se celebra el día del idioma español, importante aclaración por que algunas personas lo reconocen como día del idioma a secas, como capacidad de expresión humana y no como una de sus puntuales aristas, proveniente de la península ibérica.
Fue el Departamento de Información Pública de la ONU, quien decretó inicialmente el 19 de febrero de 2.010 que el día del idioma español se debía celebrar cada 12 de octubre, en conmemoración del descubrimiento de las américas al llegar la Pinta, La Niña y la Santa María con Cristóbal Colón a Guanahaní, isla de las Antillas del Caribe en 1.492, sin embargo la fecha fue modificada al 23 de abril en honor a la fecha de la muerte de la pluma más célebre de España en su historia, Miguel de Cervantes Saavedra en 1.616.
Se celebra la parla del español y se omite la gran tragedia americana, porque el idioma español fue introducido con muerte, sangre, cristianismo salvaje y una camándula de conversión, abriendo la nueva fe y al nuevo idioma a los nativos, esa opción o la muerte, simple.
Francisco Pizarro, nacido en 1.478, conquistó el Imperio Inca y Hernán Cortés, nacido en Medellín, corona de Castilla en 1.485, el Azteca, con ellos también inició la muerte de las culturas centenarias dispersas por todo el territorio continental, el fenecimiento de sus costumbres y lenguajes.
Es claro señalar que al mismo tiempo que el conquistador español trajo al nuevo mundo el idioma español, también introdujo consigo las enfermedades que aniquilaron por miles a los reales ancestros nuestros de toda la América continental, robada y asesinada por Europa.
Sobre ambas conquistas vale señalar que recibieron ayuda de los nativos americanos en las luchas conquistadoras de Cortés y Pizarro en el norte y en el sur respectivamente, hay mucha tela por cortar y la historia oculta por revelar sobre todo el proceso emancipador español, una verdadera colcha de retazos que de no haber sido por el apoyo de miles de nativos en sus filas de milicia española, habrían fenecido sus misivas.
Es particular cómo algunas personas oriundas de nuestras latitudes vociferan en sus discursos cuando aluden a España como “La Madre Patria”, ¡No señores! Eso es un terrible error, es un término usado por la corona española o los españoles para hablar del reinado español y sus modismos, es como escuchar a un subalterno de Simón Bolívar diciéndolo en plena batalla de Boyacá un 7 de agosto de 1919, pues debe caerle entonces la vergüenza encima por dárselas de sibarita.
La reflexión invita al respeto, yo entiendo a Gabriel García Márquez, el nobel colombiano que murió un 17 de abril de 2014 en México D. F. cuando proponía eliminar algunas reglas ortográficas como la universalización al uso del lenguaje y hacerlo asequible a las clases bajas, perdiendo la vergüenza si de usarlo mal se tratara.
Heredamos un idioma impuesto, vale la pena rescatar y respetar también las culturas ancestrales y nuestras lenguas que en Colombia se calcula que se hablan más de 100, se estima que hay 20 que están extintas y 80 en uso, según el mapa lingüístico colombiano.
El día del idioma español, una fecha que nos evoca además de celebrar lo diverso, poético y la riqueza de este hermoso lenguaje, también acarrea consigo una alta connotación oscura de un pasado de conquista, muerte y terror de culturas tan ricas y diversas, que hoy solo las ruinas ostentan.
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