Ecuador se encuentra ad-portas de un proceso electoral que definirá quienes ejercerán la Presidencia y Vicepresidencia de la República, además de la renovación completa de la función legislativa. Este proceso presenta varias particularidades: 1) Una elección después de un período de transición, producto de las elecciones anticipadas convocadas por el expresidente Lasso; 2) la presentación del actual presidente como candidato a la misma dignidad; 3) el aumento del número de asambleístas a elegir que pasarán a ser 151; 4) otras más relacionadas con la sucesión presidencial y las campañas; y 5) la realización del debate entre los candidatos que aspiran a la vicepresidencia del país, efectuado el pasado 12 de enero.
Si bien este debate no era obligatorio, la iniciativa surgió entre algunos candidatos con el objetivo de mostrar sus propuestas de gobierno, su complementariedad con el candidato a presidente, su liderazgo y lograr conexión con los votantes. El evento fue llevado a cabo por la academia, avalado por el Consejo Nacional Electoral, y en este participaron 14 de los 16 candidatos invitados divididos en dos (2) bloques de siete (7) participantes.
Dicho debate abordó tres (3) temáticas puntuales. La primera de ellas estuvo relacionada con las funciones que cumpliría el nuevo vicepresidente. Muchos en su respuesta eludieron señalarlo, sea por la falta de precisión en su labor (aún), porque se ajustaron a las líneas comunicacionales que habían definido con su equipo de campaña o por el nerviosismo propio de un momento como ese que no les permitió articular una respuesta idónea.
La segunda temática tratada fue la seguridad. Casi todos cuestionaron al gobierno por los resultados durante su mandato, destacando que el combate no resolverá pronto la situación que atravesamos. Claramente, para ello debe mejorarse la coordinación entre los diversos actores (Policía Nacional, jueces, fiscales, entre otros), reforzar las unidades de inteligencia existentes, fortalecer la UAFE (Unidad de Análisis Financiero y Económico), crear nuevas unidades y brindar más presupuesto a la Policía Nacional, revisar el papel de las Fuerzas Armadas, incrementar las penas (en especial, revisar lo concerniente a menores infractores), buscar y reforzar la cooperación internacional, implementar las leyes aprobadas en materia de seguridad, entre otras.
Por último, el bloque de economía y desarrollo. Allí se abarcaron una variedad de temas, dado que los moderadores o los candidatos los trajeron al debate como una forma de posicionar sus ideas y propuestas. Por mencionar algunas, destacaron: 1) presupuesto del Estado, 2) manejo de recursos hídricos, 3) la entrega de créditos (aunque no todos precisaron de dónde saldrán los recursos), 4) realizar recorte de gastos público, 5) impulso a la agricultura, 6) atraer inversión extranjera, 7) fortalecer el sector eléctrico para no volver a los apagones, 8) el manejo y priorización de la deuda, 9) el trabajo por horas (como un medio para la generación de empleo, especialmente de jóvenes y mujeres), 10) reducir el IVA al 10%, 11) fortalecer la seguridad social y el sistema de salud, 12) el cobro de deudas a evasores, 13) incrementar la producción petrolera, 14) posicionar a la banca pública como eje para dinamizar el crédito. No obstante, la discusión de fondo fue sobre el modelo económico del país, basado en un libre mercado o en más intervención del Estado, que incluye aspectos como la moratoria de la deuda y no más extractivismo.
Evidentemente, faltaron temas por tratar, quizá, por el espacio tan corto de tiempo. Sin embargo, el esfuerzo de realizarlo y de participar de los candidatos es un excelente ejercicio democrático. Cabe resaltar el nivel de respeto presentado entre los participantes –los dardos lanzados se direccionaron hacia la candidata de gobierno que estuvo ausente del debate– y, asimismo, es apreciable el acompañamiento de algunos candidatos presidenciales a sus compañeros de fórmula. Por otra parte, el manejo de cifras es tarea pendiente de algunos candidatos, que pese a notarse el esfuerzo, devela aún falta preparación. Se expusieron también los modelos de país que se pretenden, que van desde mayor apertura de la economía hasta mayor participación del Estado en esta. En todo caso, fue una oportunidad valiosa para la confrontación de ideas y dar paso a algunas caras nuevas en la política que dejaron una buena imagen. Las de mejor desempeño –sin desmerecer la actuación de los demás– fueron Carla Larrea, Dallyana Passailaigue y Alejandra Rivas Mantilla.
El elector se encuentra ante una decisión importantísima para los destinos del país, y la relación entre quienes asumirán el ejecutivo será fundamental para la adecuada conducción del futuro gobierno.
La versión original de esta columna apareció por primera vez en nuestro medio aliado El Bastión.
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