Eco a la estupidez

Cuando Thomas Friedman en el año 2005 presentó su libro La Tierra es Plana, indicó en el mismo una premisa que hoy en día está más que vigente y es la siguiente: “Nunca antes en la historia del planeta tanta gente había tenido la capacidad de encontrar tanta información sobre tantas cosas y sobre tantas otras personas».

La posibilidad de acceso a la información a través de internet ha incrementado el número de medios de comunicación que en muchos casos caen en la divulgación de la ridiculez o en la misma estupidez.

Luego de leer el artículo del doctor Alejandro Gaviria en Alponiente.com y que tituló No vean las noticias, quedé con la grata sensación de identificarme con su mensaje y poder por ello gustosamente compartirlo a mis contactos quienes de una manera muy receptiva avalaron la manera del como los “noticieros entorpecen nuestro entendimiento del mundo”.

De igual manera y sumado a lo del doctor Gaviria, me he encontrado con el libro De la estupidez a la locura de Umberto Eco donde se evidencia el cómo los mismos medios han caído en el eco a la estupidez, hasta tal punto que es más importante la manera de presentar cualquier acto que realice un personaje famoso que el mismo valor como persona.

Ejemplos hay tantos como personajes famosos y medios de comunicación existen en la red.

Los personajes famosos han aprendido esto y se aprovechan por lo tal del eco de la estupidez y por ello a través de sus redes sociales presentan, visualizan o comentan cualquier estupidez puesto que saben que la misma tendrán rimbombancia.

Eco a la estupidez he visto muchas y en especial en medios masivos de comunicación de renombre. Una de las últimas fue cuando Faustino “El Tino” Asprilla en el aeropuerto de Miami saludó a Carlos “El Pibe” Valderrama. La nota hacía alusión al susto que este jugador de fútbol le hizo a su otrora compañero de la selección Colombia.

Es tal el eco a la estupidez que usted puede buscar por ejemplo en Google “Faustino Asprilla asusta a Carlos Valderrama en aeropuerto” y encontrará en medios masivos de renombre del país la nota en mención.

Esto es solo una muestra del como los medios de comunicación han caído en la banalidad y la trivialidad. Poco a poco la vulgaridad y la chabacanería se van tomando el lenguaje del mensaje transmitido.

Es más importante para muchos medios los escándalos, el chisme, el porno y el morbo que el mismo mensaje formativo.

Me identifico de igual manera con Ángel Guerra Sierra quien en su libro El Imperio de lo banal plantea una interesante hipótesis y es la siguiente: “la banalidad cumple una función de entretenimiento saludable; sin embargo, cuando los espacios de convivencia (la política, la cultura, la economía, la educación, la empresa) se banalizan, la civilización se va al traste”.

Los medios de comunicación tienen una responsabilidad muy importante y la misma hace alusión al apellido que llevan y es precisamente el de ser social. Alejarse de lo banal y del eco a la estupidez es generar ese grado de credibilidad que deben tener.

La sociedad exige el estar informada como un bien social para su bienestar y por ello el medio como tal debe responderle con calidad informativa y con la responsabilidad de ser formadores de opinión pública, más no como necios que tan solo comuniquen desvaríos que llevan al eco de la estupidez.

Mauricio Correa Taborda

Trabajador Social, Comunicador Social Periodista. Especialista en Estudios Políticos. Magíster en Gobierno. Candidato a doctor en Estudios Políticos