Comencé a escribir esta mi columna semanal para el periódico Al Poniente en la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad de la Habana, en Cuba, en una ciudad llena de contrastes y contradicciones que visité con la idea de guardar en mi memoria una visión antes de que sea transformada con los aires de cambio que se avecinan.
El tema de esta pequeña crónica surgió de una conversación con un estudiante cubano, una de esas personas amables y acogedores que uno se encuentra en cada rincón cuando se camina por la Habana. Mi interlocutor me puso el tema del “bocón de Dondal Trump” que estaba en el momento haciendo ruido en los medios, cuando me expresó sus temores de que una probable avalancha de la propiedad raíz en Cuba abriría sus puertas a este inversionista de Finca Raíz.
La noticia de las declaraciones de Donald Trump, el “bufón oficial de la campaña electoral” de los Estados Unidos, como lo llama el periódico El País de España, que insultó a los Mexicanos y como consecuencia ofendió a todos los latinoamericanos, ha estado en el primer lugar del “rating” de los medios de comunicación en Norteamérica y Latinoamérica.
En el acto de lanzamiento de su candidatura a la campaña presidencial de los Estados Unidos, (2016), donde había varios “manitos”, la emprendió contra los mexicanos, la mayor población de inmigrantes al país norteamericano.
En su discurso Trump dijo lo siguiente:
“Cuando México envía a su gente, (a los Estados Unidos), no envía lo mejor, no los envía a ustedes. Están enviando gente con montones de problemas. Están trayendo drogas, están trayendo crimen, son violadores y algunos asumo que son buenas personas, pero yo hablo con guardias fronterizos y eso tiene sentido común”,
Este pintoresco personaje, uno de los trescientos norteamericanos más ricos y con un patrimonio superior a los diez mil millones de dólares, se ha postulado para la presidencia de los Estados Unidos en cuatro ocasiones anteriores (2000, 2004, 2008 y 2012), y en dos ocasiones se ha presentado para la gobernación del estado de Nueva York, (2006 y 2014).
Calificado por María Bertoni como “bruto, bocón, atrevido, obsceno y xenófobo”, Trump generó indignación y rabia en la comunidad latinoamericana con sus declaraciones, en una estrategia para mi preconcebida con el propósito de lograr visibilidad en los medios de comunicación.
Al hacer un recorrido de los medios no se evidencia que los demás candidatos republicanos hayan reaccionado rechazando las declaraciones de Trump, más bien han pasado “de agache” ante sus declaraciones incendiarias. Solo Jeb Bush reaccionó tímidamente ya que su esposa es mexicana.
Ante las expresiones de repudio de diferentes empresas y personajes de la sociedad americana, este extraño personaje endureció sus ataques desafiando a todo el que se le enfrente y tirando dardos a diestra y siniestra.
Haciendo un análisis de contenido de la actitud del señor Donald Trump caben dos posibilidades teóricas:
Primera posibilidad. El señor Trump es un imbécil-ignorante que actúa fuera de contexto, y está perdido frente a la realidad de los nuevos escenarios geopolíticos.
Segunda posibilidad. El señor Trump es un impertinente-estratega que tiene todo “fríamente calculado”, paradójicamente como el legendario personaje mexicano, el Chapulín Colorado, en una estrategia de comunicación para sus objetivos.
Yo creo que es mucho más probable la segunda posibilidad, la cual a su vez está enmarcada dentro de dos propósitos:
Primer propósito. Lograr escalar en la preferencia de votos, medida a través del sistema de encuestas electorales. Cuando el señor Trump lanzó su campaña, estaba en el puesto trece en la intención de voto. Ni siquiera estaba entre los diez candidatos de mayor mención. A la fecha Trump encabeza la intención de voto del partido Republicano, según encuesta de diario USA Today y la Universidad de Sufflok, lo cual logró penas en cuatro semanas.
Segundo propósito. Renovar su imagen para efectos de sus negocios inmobiliarios cuyas estrategias comerciales tienen variables harto extravagantes como es el caso de “vender tres veces más caro que la competencia”.
En cualquiera de los casos, o en los dos, el señor Trump se saldrá con la suya, pues sabe aprovechar el eco que hacen, y harán, los medios de comunicación que disfrutan, en su mayoría, de la trifulca y el escándalo.
Valdría la pena hacer una cuantificación del valor teórico de la visibilidad del señor Trump en los medios de comunicación, en las últimas semanas, en un momento en el cual se comienza a calentar la campaña electoral para la presidencia de los Estados Unidos. Esto es lo que los expertos en comunicación llaman “Free Press”.
Al final de esta rumba mediática, el señor Trump dirá, como el Chapulín Colorado: “no contaban con mi astucia!”.
Lo anterior no me impide manifestar mi indignación frente a este raro y particular personaje y sumarme a las voces de protesta de diversas empresas y personas que le dieron una mensaje típico del programa “El Aprendíz”: Estás despedido!
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