Dime con quién andas

“reconozco el derecho que tiene, como cualquier ciudadano colombiano, de ser candidato presidencial, de exponer sus ideas y someterse a las urnas para que al final la mayoría de la gente diga si está de acuerdo o no”.


La ventaja que tiene un país democrático es que les permite a los ciudadanos votar por los candidatos con los que se identifiquen: ideología, modelo de desarrollo, carisma. Entre un abanico de opciones, gana el candidato que logre cautivar a la mayoría. Los candidatos que pierden deben aceptar la derrota y reconocer la victoria de su contendor como mecanismo de protección de la democracia.

En lo personal, no comparto las ideas del candidato presidencial Gustavo Petro, pero reconozco el derecho que tiene, como cualquier ciudadano colombiano, de ser candidato presidencial, de exponer sus ideas y someterse a las urnas para que al final la mayoría de la gente diga si está de acuerdo o no con sus planteamientos.

No creo que su propuesta de cesar la exploración petrolera en el país sea conveniente para nosotros, menos, cuando hoy el precio del crudo está por encima de los USD 100 el barril, pero, además, porque la gasolina y sus derivados subirían a mínimo el doble del precio que tenemos hoy. Si Colombia no produjera petróleo, el galón de gasolina corriente costaría entre 18 y 20 mil pesos. Si Petro tomara esa decisión subirían los precios, entre otros, de los alimentos por el incremento que se generaría en el precio del transporte.

Tampoco encuentro posible cómo quiere hacer viable la transición energética de la que tanto habla sin impulsar proyectos mineros sostenibles. Al contrario, ha planteado ponerle fuertes restricciones a esta industria e incluso negar licencias ambientales sin primero revisar detallada y técnicamente la viabilidad de los proyectos y la derrama económica que le generarían al país.

Su idea de acabar los fondos privados de pensión tampoco me seduce. Estos fondos se crearon hace 29 años justamente ante la crisis del Seguro Social que era el único fondo de pensiones y de connotación pública que teníamos en Colombia, que luego pasó a llamarse Colpensiones pero que no abarcaba a la mayoría de población. Los fondos privados son una alternativa para no cargar exclusivamente al estado con las pensiones que se llevan buena parte del recurso fiscal.

Parte del déficit fiscal que sufren países como Italia es por el tema pensional. Las altas pensiones que reciben los jubilados italianos deben ser sostenidas por la población que está en edad de trabajar. El desbalance está en que no hay suficientes personas trabajando para sostener a esas pensiones. Son los llamados “Ninis”, personas que ni estudian ni trabajan pero que además reciben un subsidio del estado con el que prefieren vivir, así no sea mucho, e incluso con este se dedican a pasear por todo el mundo. Esto “per se” no es malo, el asunto es que es insostenible, si no hay personas trabajando para sostener a los jubilados, el sistema colapsa.

Tampoco veo lógico su propuesta de construir un tren aéreo desde Buenaventura hasta el Mar Caribe, las autopistas 4G que recién estamos estrenando y terminando, han costado cerca de 60 billones de pesos. Se dice que construir un tren de ese estilo puede costar 10 veces más. El Presupuesto General de la Nación para este 2022 fue de 350 billones de pesos.

Menos todavía, su idea de que el estado debe darle empleo a todo el que lo pida. Esos recursos no son gratuitos y de alguna parte deben salir. Si no hay de dónde, no hay sostenibilidad.

Más allá de sus planteamientos, me preocupa lo que sucedió esta semana. Su hermano Juan Fernando Petro estuvo en la cárcel La Picota hablando con varios políticos condenados por corrupción: el ex gobernador de San Andrés, el ex alcalde de Villavicencio y el ex alcalde de Bucaramanga, Iván Moreno, hermano de Samuel Moreno, exalcalde de Bogotá, condenado por el carrusel de la contratación; tanteando, al parecer, una rebaja del 20% de sus penas a través de una reforma a la justicia a cambio de que apoyaran la candidatura presidencial de Petro. Al ser cuestionado por estos hechos, Gustavo Petro introdujo el concepto de “perdón social”.

No todo vale para llegar al poder, cuando esto ocurre, nada bueno se puede presagiar. Como dice el dicho: dime con quién andas y te diré quién eres.

José María Dávila Román

Comunicador Social - Periodista de la UPB con Maestría en Gerencia para la Innovación Social y el Desarrollo Local de la Universidad Eafit. Creo que para dejar huella hay que tener pasión por lo que se hace y un propósito claro de por qué y para qué, hacemos lo que hacemos. Mi propósito es hacer historia desde donde esté, para construir un mundo mejor y dejar un legado de esperanza y optimismo para los que vienen detrás. Soy orgullosamente jericoano.

Nota al pie: El columnista tiene o ha tenido vinculación laboral con la minera AngloGold Ashanti. 

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