Se cumplen diez años del disco homenaje al cantautor y poeta español Joaquín Sabina grabado en la Habana, Cuba. El álbum fue producido por Imanol Ortiz y Jorge Aragón. El argumento que dio Imanol Ortiz para crear este homenaje fue que “Sabina es el creador de una obra que trasciende a las generaciones y a toda una institución musical y espiritual que inspira a otros artistas”. Apoyo lo dicho, parte del éxito que ha tenido Sabina a través de los años, es que, como él mismo ha afirmado, la mejor receta para no pasar de moda es nunca haber estado de moda. Él ha trascendido las modas, estuvo antes que muchas y estará cuando lleguen nuevas. Sus letras casi universales nos hablan de una forma de amar y de vivir distinta a la de la música comercial que uno escucha en cualquier supermercado.
Las canciones que destaco del disco, tanto por su calidad como por su innovación (el gran riesgo que tomaron en versionar de esa forma una canción del español) son: “Que se llama Soledad” donde Haydée Milanés nos demuestra que el éxito de la música de Sabina no está en el ritmo, sino en la letra. Convirtiendo esta canción ochentera de Joaquín en una salsa muy caribeña. “Como un dolor de muelas” parece otra canción: de los ritmos lentos, con la voz rasposa de Sabina y la letra que escribió junto con el Subcomandante Marcos, a una canción ágil, que no pierde su carácter de canción de protesta. En “19 días y 500 noches” versionada por el pianista Frank Fernández parece que encontramos una canción completamente diferente al tema original, sin embargo, a medida que avanza la canción vamos encontrando el ritmo y los tonos de la canción original, que nos lleva (por lo menos a mi sí) a ir cantando la canción mientras la escuchamos instrumentalmente.
En general, un disco maravilloso, donde todos los temas —antes solo mencioné los que en lo personal me parecen dignos de mención especial, aunque todas son grandes versiones de los temas originales— conforman otra forma de escuchar, sentir y vivir la música de Sabina. Otro homenaje que me parece bastante bien logrado, es el que realizó María Jiménez en 2002, aunque desde la rumba y otros ritmos españoles, y que de igual forma que este homenaje, nos hacen sentir la música del homenajeado, con nuevos aires, donde se demuestra la versatilidad de la letra única de Sabina.
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