Poeta, ensayista y promotor cultural son algunas de las facetas del cubano Roberto Fernández Retamar, quien desde sus primeros años de vida no ha parado un solo segundo en buscar un cambio social a través de la cultura. Por su labor honorífica ha obtenido múltiples condecoraciones y premios a nivel internacional; miembro del Consejo de Estado de Cuba, de la Academia Cubana de la Lengua y actual presidente de la Casa de las Américas es quizá uno de los intelectuales (vivos) más importantes del habla hispana. Desde Al Poniente tuvimos la oportunidad de conversar con él sobre diferentes dimensiones de la cultura; poesía, arte y revolución fueron los más mencionados. Por eso desde Al Poniente queremos invitarlos a leer esta serie de ensayos que publicaremos sobre el poeta Retamar y a que conozcan un poco más de su obra ya que hace parte de la historia literaria de América Latina.
Los verdaderos trabajadores de la Casa de las Américas no somos quienes trabajamos en sus muros sino los que, en toda América y en el mundo hacen posible que la casa exista.
El 28 de abril del próximo año, la Casa de las Américas cumplirá 60 años de vida. Yo estuve aquí al principio, pronuncié la segunda conferencia que se dio en la Casa de las Américas después de un cursillo de literatura, pero, el Ministro de Relaciones Exteriores me nombró consejero cultural en Europa y estuve desde el año 60 en Paris, hasta el año 65. Solo regresé a la Casa de las Américas en el año 65 cuando Haydée Santamaría, de quien más adelante hablaré con mucho amor, me nombró director de la revista Casa de las Américas. Después, en el año 80, murió Haydée y la presidencia de la Casa de las Américas la asumió un pintor muy bueno, y en el año 86 pasé yo a presidir la Casa de las Américas. Eso en términos muy generales.
Paradójicamente, la expresión <<Casa de las Américas>> no la inventamos nosotros. La Organización de Estados Americanos – de la que nos botaron-, tenían el proyecto de que los países integrantes hicieran una Casa de las Américas. Se hizo una en Washington, no sé si funcionará todavía, y se hizo esta en La Habana. Con el transcurso del tiempo, la Casa de las Américas centró su trabajo no en toda América – desde Canadá hasta la Patagonia-; sino en países de América Latina y el Caribe. Una de las primeras creaciones de la casa se dio en el año 1959, en ese año, el 1 de enero de 1959, empezó la revolución. Yo tenía 28 años y ahora tengo 87, ha pasado mucho tiempo; afortunadamente la casa está llena de gente joven que garantiza la continuidad.
Como decía, la primera gran actividad de la Casa de las Américas fue convocar a un concurso literario que se llamaba Concurso Literario Hispanoamericano; en ese entonces, los jurados fueron designados por un gran escritor cubano, Alejo Carpentier, y me invitaron a que fuera miembro del jurado, pero por ese nombramiento diplomático que mencioné, salí del país y no pude estar presente.
La casa fue, desde el primer momento, dirigida por Haydée Santamaría, ella fue una mujer verdaderamente extraordinaria, una compañera que nació en un batey, el cubanismo <<batey>> se dio porque, la gran industria cubana fue durante mucho tiempo el azúcar y, el azúcar se producía en centrales azucareras; en cada central se construían casas y a eso le llamaban <<batey>>. Ella nació en un batey del centro de la isla.
Haydée Santamaría tenía un hermano, Abel Santamaría, y ellos junto con otros compañeros estaban muy en contra de lo que era la política del país y empezaron el Partido Ortodoxo, cuya figura principal era Eduardo Chibás, una persona muy honesta y batalladora. Chibás era un poco para nosotros lo que Gaitán representaba para los colombianos, una figura original, decente, batallador. A Gaitán lo mataron en Colombia y Chibás se suicidó. Chibás tenía un programa de radio muy importante y al terminar el programa, tratando de involucrar al pueblo dijo: <<este es mi último antagonazo>> y se pegó un tiro.
Ese partido aglutinaba mucha gente joven y gente no tan joven pero muy decente, a ese partido perteneció Fidel Castro en su juventud. El 10 de marzo de 1952, un militar cubano, Fulgencio Batista, dio un golpe de Estado y se apoderó de la república cuando faltaban solo dos meses para unas elecciones en las que se creía, iba a ganar el Partido Ortodoxo. Entonces, el golpe, más que para el presidente Carlos Prío Socarrás que ya terminaba, fue para el Partido Ortodoxo.
Muchos jóvenes del Partido Ortodoxo le eran muy hostiles a Batista y ahí se conocieron Fidel, Haydée y Abel; y el 26 de julio de 1953 se hizo famoso el Asalto al Cuartel Moncada. El jefe del asalto era Fidel y el segundo al mando era Abel Santamaría. Haydée también participó en el Asalto al Cuartel de Moncada en donde le mataron al hermano y al novio de manera horrible; después, Haydée estuvo en Santiago de Cuba en un lanzamiento que hubo en vísperas de la llegada del Granma y allí estuvieron presentes Fidel y el Ché; y al triunfo de la revolución se le nombró a Haydée a cargo de la Casa de las Américas. Así, Haydée pasó de ser una leyenda política a ser una leyenda cultural.
Ella solía decir que, los verdaderos trabajadores de la Casa de las Américas no somos quienes trabajamos en sus muros sino los que, en toda América y en el mundo hacen posible que la casa exista. El Centro de Investigación Literaria de la Casa de las Américas lo fundó Mario Benedetti, el gran escritor uruguayo, hay también un área de artes plásticas, de música y de teatro; tenemos una biblioteca, un fondo editorial vivaz. Todo se fue desarrollando a lo largo del tiempo, empezamos poco a poco y fuimos creciendo.
En el año 78, Haydée todavía vivía y se creó el Centro de Estudios del Caribe en la Casa de las Américas porque, el Caribe era muy poco estudiado. Hay que tener en cuenta que los países independientes del Caribe eran pocos –Cuba, República Dominicana y Haití- pues muchos eran colonias europeas y norteamericanas, pero en la década del 60 se fueron independizando y la Casa de las Américas incorporó al Caribe en su desarrollo.
Con el paso del tiempo, Haydée había sufrido intensamente, la detuvieron, detuvieron a su hermano, le llevaron un ojo ensangrentado de su hermano y le dijeron <<él no ha querido hablar, si no habla le traemos el otro ojo>>; después le llevaron los testículos de su novio, fue una cosa espantosa. Ella sufrió terriblemente y esos sucesos dejaron en ella una herida que nunca cicatrizó, al final de su vida, dolorosamente, Haydée perdió la razón y se suicidó en el año 80.
HAYDÉE
¿Cuántas niñas van a llevar tu nombre en lo adelante?
¿Cuántas veces volverás a nacer
En un batey, en una aldea, en alguna provincia remota de
un remoto país,
Donde no sabrán al escuchar tu primer llanto
Que de nuevo ha caído sobre la Tierra un cometa
De inmensa luz azul, de ávido fuego?
¿Cuántas veces volverás a crecer asombrada
Entre flores y penas, mirando a unas con ojos devorantes,
Y a otras inconsolable, como si tuvieras sin saber por qué
la culpa
De esas lágrimas, de ese rostro marchito?
Y otra vez será el estallido, la cólera sagrada,
como el asma.
Y serán otra vez los combates, la sangre del hermano,
El olor a la pólvora, la montaña llena de estrellas y de
sueños.
Y en manos como las tuyas empezarán las cosas otra vez,
….
Y luego hecha toda risa, y toda angustia luego,
Evocando la madrugada terrible y hermosa,
O avizorando el porvenir de tus pueblos de América
(Ese porvenir en el que no estarás y estarás),
Moviendo la cabeza como la linda muchacha de pueblo que
nunca dejaste de ser,
Así no te veremos ya más, sino en el corazón
Donde ahora vives junto a la madre y el hermano
Y los tesoros guardados en la pequeña gruta de la infancia.
Allí, multiplicada y única, estás, invulnerable,
Y en los días duros y las noches difíciles
Desde allí nos hablas todavía con ternura y firmeza porque sabes,
Querida niña, querida hermana, querida justicia, querido
Amor,
Sabes todo lo que te seguimos necesitando.
Roberto Fernández Retamar