Mi viaje a Brasil fue una experiencia transformadora que cambió mi perspectiva del mundo. La inmensidad de su territorio y la diversidad de su población y cultura me sumergieron en una maraña de sensaciones y perspectivas únicas. La fuerza de su economía y la vitalidad de su cultura me dejaron una profunda impresión.
El encuentro con la diversidad humana en ciudades como São Paulo me mostró lo vasto y complejo que es el tejido humano en este país. La multitud de personas de diferentes orígenes y etnias me hizo cuestionar mi propia identidad como colombiano (RAIZAL) y valorar aún más la diversidad en mi tierra natal.
El potencial económico de Brasil se hizo evidente en cada rincón que exploré. Desde la riqueza de sus recursos naturales hasta la fuerza de su industria y comercio, Brasil es una potencia económica en la región. Esto me llevó a reflexionar sobre el papel de Colombia en la economía global y cómo podemos fortalecer nuestro propio desarrollo.
La cultura brasileña es una mezcla fascinante de tradiciones indígenas, influencias africanas y herencia europea. Su música, danza, gastronomía y celebraciones coloridas son una manifestación de su rica historia y diversidad cultural. Esta vitalidad me inspiró a valorar y preservar nuestras propias tradiciones colombianas.
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Con respecto a Lula, me quedó claro en mi experiencia en Brasil, la influencia china se ha convertido en su principal aliado; y pude entender que el tema de izquierda y derecha es altamente polarizante, sin embargo, es sorprendentemente, como forma económica dominante.
Mi experiencia también me permitió entender cómo los países vecinos nos perciben como colombianos. En general, somos vistos como un lugar de belleza natural, diversidad cultural y gente amable. Sin embargo, enfrentamos estereotipos relacionados con la violencia, lo que nos impulsa a cambiar esas percepciones y mostrar la verdadera esencia de nuestro país.
Brasil me enseñó a apreciar la inmensidad del mundo y cómo cada nación tiene una contribución única que ofrecer a la humanidad. Este viaje dejó una huella profunda en mí y me recordó la importancia de valorar nuestra propia identidad y cultura, mientras trabajamos para mejorar la percepción de nuestro país en la región y en el mundo.
“Hay dos cosas que no se deben negar, ni nuestra madre y el lugar donde naciste, Raizal colombiano” Gracias Brasil.
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