En sesión del 23 de noviembre, la Plenaria del Senado aprobó el Presupuesto Bianual de Regalías 2023- 2024, que garantiza a las regiones productoras de hidrocarburos recursos por más de 30 billones de pesos; sin duda, fundamentales para el financiamiento de obras públicas y la sostenibilidad de diferentes programas sociales.
Lo que me llamó la atención, y evidentemente no fui la única sorprendida en el recinto, fue el doble discurso de la bancada petrista frente a la importancia del sector minero energético. Mientras que, en diferentes escenarios, incluido el debate sobre la Tributaria hace un par de semanas, Petro, sus ministros y parlamentarios califican la exploración y la explotación petrolera como las “causas de la inevitable extinción de la humanidad” – más dañinas que la cocaína—, resaltaron la importancia y la necesidad de las regalías provenientes de dicha actividad económica para los departamentos productores y para el país.
Un total contrasentido progre, dadas sus públicas afirmaciones en contra del sector, como la agresiva advertencia de su Viceministra de Energía, en el reciente Congreso de Naturgas: “El mensaje ha sido muy claro por parte del Presidente de la República, no habrá exploración nueva de hidrocarburos. Ahí no cabe lugar a duda. No comprendo que parte de esa frase no ha podido entenderse.”
Incrédulos, escuchamos a la bancada petrista negar sin la menor vergüenza su propio discurso, al punto que el Senador David Name, de esa misma bancada parlamentaria, calificó a sus colegas de gobierno como “fariseos”. Ante tal grado de cinismo, dejé una constancia en la que insistí en los siguientes aspectos:
- En lo que respecta a la transición energética y descarbonización de la economía, destaqué que nuestro país se ha convertido en un referente internacional por sus avances, de acuerdo con los dos últimos informes 2022 de Bloomberg. Colombia está en el top cinco entre las 107 economías emergentes en el Climaescope, y es uno de los pocos mercados que brilló al lado de Laos y Ucrania, por el crecimiento exponencial de inversiones del sector privado en energía eólica y solar. El informe destaca las políticas públicas estables para energías limpias, incentivos transparentes y las subastas de 2019 y 2021.
- Sobre tributación en el sector minero-energético, reiteré mi llamado de atención al Gobierno Petro y al Congreso de la República, en el hecho de que los impuestos en este sector deben ser progresivos y simétricos, basados en la rentabilidad de los proyectos extractivos y no solo en el precio; además, la necesidad de que las regalías puedan ser deducibles de la base gravable como ocurre en todos los países; lo contrario supone el absurdo de que las empresas terminan tributando sobre ingresos no percibidos, como desafortunadamente fue aprobado en la última reforma tributaria.
- Finalmente, sobre el perjudicial impacto que en nuestra economía tendrán, en conjunto, la tributaria y los graves anuncios del Gobierno Petro sobre la exploración y explotación de hidrocarburos, fundamentándome en cifras de FEDESARROLLO, advertí:
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- Para 2030, el potencial de producción diaria de petróleo es de 904.600 barriles; con una política de baja exploración, la producción caería a 595.400 barriles, mientras que, si se le suma los efectos de la tributaria la cifra baja dramáticamente a 486.600 barriles.
- La disminución en la producción de petróleo tendrá un gran impacto en los ingresos que reciben los departamentos por regalías: reducir un 9,7% promedio anual, es decir, $543 miles de millones promedio o $4,9 billones de pesos agregados en el periodo 2023-2030.
- La disminución en inversión en regalías genera una reducción del PIB equivalente a $6,7 billones, en promedio anual de $739 miles de millones.
- En empleo, por su parte, se estima que la menor inversión ejecutada en regalías repercutiría en una pérdida de empleos promedio anual de 128,7 mil personas a nivel nacional, y el efecto acumulado entre 2023 y 2030 se estima en 1,16 millones de empleos formales.
Esperemos que el Gobierno Petro corrija el rumbo, porque su amor por las regalías contrasta con el desprecio por los sectores que la generan, y eso se traduce en desconcierto, incertidumbre y, en buena medida, en el pánico que hoy cunde en el mercado.
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