Nací en el en barrio Doce de Octubre, comuna 6 de la ciudad de Medellín; En sus calles empinadas me crié, estudié, me formé como persona y aprendí la importancia de los liderazgos comunitarios y el papel trascendental que puede llegar a jugar una persona cuando se compromete a buscar el desarrollo social y se obsesiona con buscar soluciones a las diferentes problemáticas que aquejan a una comunidad.
Soy parte de una familia de cinco hijos, tengo cuatro hermanos, soy hijo de Olguita, la mujer más maravillosa del mundo, quien fungió como ama de casa y líder del hogar, y está presente siempre a nuestro lado para sacarnos adelante. Igualmente soy hijo de Juan de la Cruz, mi amado padre, un conductor de EPM que acumulando kilómetros llevando a ingenieros a las obras de nuestra empresa insignia, logró sacar adelante a sus hijos y nos inculcó las ganas, el empuje y la berraquera de la clase trabajadora que es mayoría en Colombia y que todos los días se levanta a lucharla sin poner excusa alguna.
Mi padre repetía constantemente que el camino nunca iba a ser fácil, pero que nadie podría impedirnos ser lo que soñábamos ser, si poníamos un poco más de nuestra parte, más carácter, más disciplina y más compromiso para sacar adelante nuestras metas. Fue así como rápidamente y con tan solo 16 años, empecé a sentir en mí una vocación de servicio que solo se saciaba cuando lográbamos ayudar a la gente del barrio y obteníamos pequeñas victorias desde las Juntas de Acción Comunal, consiguiendo la pavimentación de una calle, el arreglo de un parque o la instalación de un puesto de salud por parte del gobierno municipal, para beneficiar a la gente.
Ahí me enamoré de lo público, me propuse ser concejal de la ciudad e inicié un camino que demoró 4 largos años pero que tuvo sus frutos, primero logré ser edil de mi querida comuna 6 y luego tuve la fortuna de ser elegido concejal de Medellín por primera vez en 1995. Les confieso, para ese entonces sentía que tocaba el cielo con las manos, mi sueño de infancia de poder representar los intereses ciudadanos ante la Alcaldía de Medellín se hacía realidad y era el ser humano más feliz del planeta con lo que hacía, estuve en el Concejo hasta el año 2000.
Sin embargo, la experiencia, que es el mejor maestro que he podido conocer en la vida y la virtud que más me ha enseñado a lo largo de mi carrera, me fue demostrando una serie de necesidades básicas insatisfechas en todos los barrios y corregimientos de Medellín, que, por falta de recursos, falta de interés y falta de conocimiento mediático, los gobiernos locales no podían resolver. Defender el medio ambiente, hablar de bienestar animal y poner en la palestra pública el tema del cambio climático, era algo que para ese entonces generaba burlas, revestía poca atención en la gente y era un tema en el tercer o cuarto renglón de la agenda nacional. Fue así como, con la intención de buscar más y mejores ayudas para la ciudadanía, la vida me fue llenando de nuevos retos personales, profesionales y políticos, que claro, me asustaron en determinados momentos, pero que siempre asumí con toda la convicción y la certeza de ser capaz de lograrlos.
En medio de ese camino logré inscribirme en la Universidad de Medellín, sentía el espíritu y las ganas de ayudar más y más, quería ser abogado, mientras era concejal estudiaba, trasnochaba preparando exámenes y de a poco, logré superarme y cumplir con mis aspiraciones académicas. Me gradué de abogado, al poco tiempo de ese suceso di el brinco a la Asamblea de Antioquia, salí victorioso y tuve el honor de ser diputado del Departamento. Hice mi especialización en derecho administrativo, fui secretario de medio ambiente de la Gobernación de Antioquia (aunque en ese tiempo era una dirección) y decidí volver al Concejo de Medellín, allí seguí aprendiendo y fui elegido en dos ocasiones más.
Para mí retorno al concejo, ya con más experiencia acumulada, el tema medio ambiental ya no era ajeno a nadie, el auge generado con la aparición de las redes sociales permitió la expresión de miles de jóvenes en todo el planeta que se rehusaban a quedarse callados mientras eran testigos de una destrucción medio ambiental sin límites por parte de las empresas y sus gobiernos. Esta tendencia global lógicamente impactó a Colombia y me permitió visibilizar un sinnúmero de problemáticas que existían para ese entonces en Medellín y Antioquia y debían ser atendidas.
Propuse la creación del Parque Central de Antioquia, reglamenté las mesas ambientales en la ciudad, creé la política pública de educación ambiental, hicimos realidad el sueño de tener el Centro de Bienestar Animal la Perla, acabamos con las cabalgatas que maltrataban equinos y con toda la franqueza del caso, me atrevo a decir que aporté a sentar las bases ambientalistas y animalistas que hoy hacen de Medellín, una ciudad líder en estos temas, a pesar de todos los problemas que aún tenemos por resolver, como el de la calidad del aire.
En el 2014 acepté el reto de ser Congresista, con toda la fe aspiré a la Cámara de Representantes y logré entrar, como se dice coloquialmente, dejando los pelos en el alambrado. Enfoqué mis fuerzas en legislar por el medio ambiente y en gestionar recursos para mi departamento y sus municipios. Hoy digo con alegría que lo logré. Saqué adelante la Ley de Protección de Páramos, elevé a Ley las mesas ambientales, logramos que la Corte Constitucional declara a los animales como seres sintientes, logré que la Ley de Acción Climática fuera un hecho y estoy a punto de lograr que en las vías nacionales se construyan pasos seguros para fauna silvestre.
Quiero ser Senador de la República, para seguir trabajando en defensa del planeta, para proteger el medio ambiente, para cuidar el agua, para promover la familia como la base de la sociedad, para defender la vida y para lograr seguir asignando recursos que permitan mitigar los efectos del cambio climático en Colombia. Los sueños sí se cumplen, y por eso, porque siento que aún me falta mucho por dar, quiero llegar a la cámara alta del capitolio a trabajar por los campesinos, por las mujeres, por los jóvenes, por la educación y por la cultura. Mi invitación es sincera, ayúdenme a seguir defendiendo nuestro mañana. ¡El próximo domingo 13 de marzo, los invito a marcar la C del Partido Conservador y el número 8 en el tarjetón para Senado!
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