De Payola literaria y otros vicios

“sombrereros cosmopolitas, emprendedores de la imprenta que seducen adornando sus minutas de cesión de derechos con ampulosos términos como branding, trending, marketing y social media


Hace un par de semanas me desayuné la noticia de que uno de mis textos había sido seleccionado para una prestigiosa nueva antología de poesía colombiana, la editorial, en su inmensa sensatez y generosidad, no pedía casi nada a cambio de tan importante publicación, solo una cesión de derechos de explotación por plazo de cinco años, treinta nueve dólares -ni idea del porqué expresar la cifra en tal divisa- para gastos esenciales de diagramación e ilustración, comprar unas cuantas copias aprovechando el exclusivo descuento de autor y que enviara, a plazo máximo de cinco días hábiles, una fotografía en alta definición, así como mi biografía y el contrato firmado.

La verdad es que me costó trabajo encontrar mi nombre -que estaba mal escrito, por cierto-, en la lista de los ciento sesenta y dos seleccionados. Caramba, me dije, qué orgullo hacer parte de esto, es un presupuesto grandísimo para un texto que se distribuirá bajo el modelo de impresión bajo demanda, seis mil trescientos dólares o veinticuatro millones de pesos para armar el pdf ese de la antología de poemas, seguramente será un crítico muy prestigioso el que escriba el prólogo, y el formato será una cosa de la más alta calidad, equiparable sólo con las ediciones de lujo de la RAE.

El autor neófito suele creer con ingenuidad en los juicios de valor de muchos seudo-editores que, lejos de ser los intelectuales avezados por la experiencia y la academia, se configuran a sí mismos como personas de negocios, sombrereros cosmopolitas, emprendedores de la imprenta que seducen adornando sus minutas de cesión de derechos con ampulosos términos como branding, trending, marketing y social media. Cada vez proliferan más estos estafadores piramidales que disfrazan sus ambiciones ladinas con el pretexto de la antología y el concurso literario. Y el mercado del libro, dirigido por la mano invisible de la corrupción, se encarga de brindar todas las facilidades comerciales para que los libros se sigan convirtiendo en un de todo, que ya roza el ser una desagradable cualquier cosa.

Si cualquier influencer de bromas de pedos saca su libro, si todo político que se aprecie se ve en la obligación de plasmar en papel sus importantes memorias, si el hippie de tu barrio igual puede difundir sus teorías de sanación elemental transmutativa sin ninguna base científica. Porque total, si les sobran unos cuantos millones de pesos -o miles de dólares- , se puede comprar al corrector, al editor, al diagramador, al ilustrador, al gestor, al distribuidor y hasta el gobernador, si se quiere. Que lo de aportar al arte, la cultura, el conocimiento o la mínima diversión ya es un tema que lo dejamos para otro día. El libro es una mera disculpa para justificar el esnobismo, y más de la mitad de los asientos de muchas ferias y festivales responden más a la lógica de una subasta de cabezas de ganado, que a ese viejo asunto de la calidad y la ética. De todos modos, los escritores están muy ocupados con su endogamia degenerativa y sus coloridos delirios existenciales. Y los que juegan a ser escritores ya están muy felices con este Pay to Win.


Todas las columnas del autor en este enlace: Cristian Felipe Leyva Meneses

Cristian Felipe Leyva Meneses

(Armenia, Quindío, Colombia, 1997) ha publicado su trabajo literario en ERRR Magazine, Seattle escribe, Himen, Palabrerías y otras. Ocupó el segundo lugar en el V concurso departamental de cuento Humberto Jaramillo Ángel; fue invitado al XI Festival internacional de poesía de Manizales y al XXXVI Encuentro nacional de palabra, proclamado como escritor del año en el XIV encuentro nacional de escritores Luis Vidales, autor del poemario «Ansiedad sobre los senderos» y participante de numerosas antologías de microrrelato, cuento y poesía.

Comentar

Clic aquí para comentar

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.