Hace unos meses escuché por primera vez el concepto: “masculinidad frágil”, debo confesar que en la primera impresión lo confundí con patriarcado o machismo. Sin embargo, con el paso los días se hizo más frecuente en redes o círculos sociales, lo que llamó aún más mi interés sobre lo que es para mí, un nuevo fenómeno social enmarcado en un contexto de cambio de paradigmas y reivindicación al libre desarrollo de la personalidad.
La carga semántica de masculinidad y fragilidad es altamente inversa en un diccionario patriarcal puesto que nos ha enseñado y ensañado a que los hombres jamás, bajo ninguna circunstancia deben se frágiles. De ahí mi confusión. Pero tampoco se trata de machismo, puesto que éste es aún más mordaz con cualquier expresión de debilidad masculina.
Esta dicotomía me lleva a preguntar: ¿la esencia masculina no puede ser frágil por machismo o acepta ser frágil y romper ese paradigma para vencer el machismo? , ¿O la masculinidad debe ser fuerte ante el rechazo, la burla, impotencia y un largo etcéteras de circunstancias?
Recrearé un escenario sutil: Hace unos meses el suegro de un amigo, en presencia de su esposa e hijas le dijo lo siguiente: “siempre es muy necesario que en toda familia haya por lo menos un hombre”, a lo que David* contestó “(…) no me parece necesario. Las mujeres pueden desarrollar todas actividades de los hombres”.
¿Cuál de los dos es más frágil en su masculinidad?
Dicho de otra forma, el varón está en la obligación de sostener el estereotipo de masculinidad exigido por la sociedad (incluso aceptado por algunas mujeres) pero si muestra fragilidad a su masculinidad se pone a sí mismo frente a un callejón sin salida. Creo que no, creo en la reivindicación al libre desarrollo de cualquier tipo de personalidad. En este juego de palabras todos perdemos como sociedad.
Debemos entender que el problema surge cuando, al sentir amenazada su virilidad el verdadero machista frágil ataca.
Hombres: llorar en público, una separación sentimental, la pérdida de un ser querido, entrar en bancarrota, iniciar de cero, aceptar sus debilidades y errores no le hace menos masculino pero tampoco le debe impedir, si su personalidad se lo permite, ser frágil.
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