Cuando el racismo nos quiera matar

En noviembre de 2020 en medio de la pandemia del Covid 19, cuando la crisis radicaba en la incertidumbre por la supervivencia humana, me vi abocado a escribir una columna para el colectivo Objetivo Cero sobre cómo el racismo mata. Esto a propósito del asesinato de 5 jóvenes ocurrido en el barrio Llano Verde del oriente de Cali. En ese momento, escribí sobre la muerte física, aquella que se refleja en la desaparición de sus cuerpos negros de este plano terrenal. Lo fundamental de dicha columna es que pude escribir sobre la desesperanza para con el futuro que tienen las comunidades afrodescendientes en este país con sucesos como este. Y es que claro, ¿Qué esperanza se puede tener si sus niños y jóvenes están siendo asesinados todo el tiempo? Hoy, a diferencia de ese día, quiero hablar de otra muerte, una que se relaciona también con lo que implica ser negro en un país como Colombia, un país racista, que muchas veces nos mata en vida.

Para hablar de ello, utilizaré el concepto de muerte en vida que según la psicóloga Rocio Arrocha no es otra cosa que ya no desear nada, por no tener esperanza en el futuro. Y es justo ese el sentimiento que muchas veces invade mi mente, la mente de un cuerpo negro que transita por lugares en donde es discriminado, utilizado, ultrajado. Pero este sentimiento no es solo del cuerpo negro de este servidor. La desesperanza ha acompañado muchos otros cuerpos negros en la historia de Colombia. Hay desolación y desesperanza cruzando la mente de los niños y niñas que habitan los territorios del pacífico donde no pueden acceder a un mínimo vital como es el derecho al agua. La esperanza es aquello que justamente han perdido las madres y familias de aquellos jóvenes  asesinados en ocasión del conflicto armado en ciudades como Buenaventura y Quibdó durante este año.

Quizá el momento donde más esperanza hemos sentido como población afrodescendiente fue cuando una mujer negra se posesionó como vicepresidenta de este país.  Francia Márquez representa para muchos el sentido de la lucha afro, la esperanza encarnada, es la muestra de que las personas afrodescendientes en este país podemos hacer grandes cosas, podemos gobernarlo, por ejemplo. Pero cómo en muchas otras ocasiones ese sentimiento esperanzador es efímero. Y no por Francia Elena, a quien saludo y respeto, sino por el resto de la sociedad colombiana que se empeña en pensar que todo lo del negro es robado.

Los ataques constantes hacia la vicepresidenta son el reflejo más grande de que al racismo le es indiferente el poder solo cuando se trata de cuerpos negros ocupando estas posiciones. El doble rasero con el que los medios de comunicación, actores políticos y ciudadanos juzgan a la Vicepresidenta solo muestra que ni siquiera siendo la segunda persona más importantes del país se nos considera dignos, importantes, capaces, inteligentes; en fin, respetables. Que esa “dignidad” reside todavía -exclusivamente- en la blanquitud. Una blanquitud que es mezquina, que ataca, que hiere. Una blanquitud contra la que -aún habiendo ganado la Vicepresidencia- a Francia Elena le toca enfrentarse todos los días. Ella -Francia- sigue luchando  todavía. Y viendo esto esto yo me pregunto: ¿cuál es entonces el sentido de la lucha? ¿Es acaso la lucha en sí? ¿llegará el día en que las poblaciones afrodescendientes podamos sentirnos tranquilos en este país que no nos da tregua? ¿podremos tener esperanza en un país que nos niega mínimos vitales, que nos mata, que aún cuando hacemos todo bien y luchamos por nuestra vida y la de los nuestro nos ataca constantemente?

En esos términos me pregunto ¿cómo vamos a tener esperanza? ¿cómo no morir en vida? Estas preguntas claramente provienen de la desesperanza. Sin embargo, este mismo sentimiento me lanzó a escribir. A escribir para no olvidar lo que siento. A escribir para conjurar los males. Porque si todo esto se trata sobre matarnos en vida, que al menos algo nuestro sobreviva cuando ya no estemos. Pero que sea algo que se sienta, que se pueda ver, que se pueda escuchar. Que sean estas letras las que le ganen a la muerte una vez más y con su potencia nos aten a la vida, que al menos ellas sobrevivan, cuando el racismo nos quiera matar.


Todas las columnas del autor en este enlace: https://alponiente.com/author/neideralegria/

Neider Alegria

Joven Afrodescendiente, estudiante de derecho y licenciatura en ciencias sociales de la universidad Icesi. Hizo parte del comité editorial de la revista académica estudiantil de la universidad Icesi Traspasando Fronteras (TF) (2018). Es investigador del Observatorio para la Equidad de las Mujeres (OEM) de Cali. Poeta, apasionado por la escritura.

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