¿Cuál es el miedo a la Asamblea Nacional Constituyente?

Voy a ser impopular, más de lo que me he enterado que soy en el circuito político y periodístico de las derechas y centro-derechas de esta Patria nuestra y de todos. ¿Pero, una sopa de arroz deja de ser de arroz por sacar o añadir diez granos? Contrario a lo que amaneció pontificando el país político en el fin de semana previo a la Semana Santa, una Asamblea Nacional Constituyente ha sido el caballo de batalla que todo proyecto populista ha esgrimido para pasar por encima de la Nación, creyendo que es la voluntad de las mayorías…pero que les falta valor e inteligencia para concretar. Y lo peor, es que dicha inconformidad en todo el espectro político y en la vida real del país social se basa en algo muy realista: la entelequia intelectualista y la maquinaria burocrática y jurídica represiva que respalda el talante “garantista” en el papel, pero alejado de la realidad de la Carta Política de 1991.

“Las burocracias no suceden casualmente a las revoluciones.

Las revoluciones son los partos sangrientos de las burocracias” 

“Ni declaración de derechos humanos, ni proclamación de constituciones, mi apelación a un derecho natural, protegen contra la arbitrariedad del estado.

Sólo es barrera al despotismo el derecho consuetudinario”

“La democracia es el sistema para el cual lo justo y lo injusto, lo racional y lo absurdo, lo humano y lo bestial, se determinan no por la naturaleza de las cosas, sino por un proceso electoral”

“Al estallar una revolución, los apetitos se ponen al servicio de ideales; al triunfar la revolución, los ideales se ponen al servicio de apetitos”.

 Nicolás Gómez Dávila, filósofo y políglota colombiano. Cofundador de la Universidad de los Andes (1913-1994)

SALVAGUARDA LEGAL

El presente artículo está amparado por el artículo 20 de la Constitución Política y por el artículo 13 de la Ley 1909 de 2018 o Estatuto de Oposición.

SALVAGUARDA INSTITUCIONAL

Como estudiante activo de la Sede Central de la Escuela Superior de Administración Pública-ESAP, apoyo de manera irrestricta el proceso de Asamblea General Permanente realizado desde el pasado 20 de septiembre. No obstante, mis opiniones, comentarios y precisiones obedecen a mis derechos políticos como persona y ciudadano colombiano, ante los cuales no sigo más jerarquías que lo que me piden la Ley, la ética profesional y las directrices doctrinarias que sigo en mi colectividad política.

Colombia es una sola, la ESAP es de TODOS los colombianos. La ESAP es azul como el cielo que nos cubre a todos en el suelo de la Patria.

¿DE QUIÉN ES EL PROBLEMA DE QUE EXISTA UNA ASAMBLEA NACIONAL CONSTITUYENTE OTRA VEZ EN COLOMBIA?

A veces, hay que definir los sucesos y objetos empezando por lo que NO son. Y eso sucede en este caso con la Asamblea Nacional Constituyente.

En primer lugar, a los Parlamentarios, o como les decimos aquí a los Congresistas. Una particularidad anormal en el mundo democrático, o al menos en Occidente, es que Colombia es el único país del mundo que convoca una Asamblea Nacional Constituyente que da un “golpe de Estado” a ambas Cámaras del Congreso de la República. Esto, surge a través del famoso fenómeno de la “Séptima Papeleta”, que es un tarjetón electoral extraordinario donde se incluía una afirmación “Asamblea Constituyente YA” con una que es incluido por parte de un movimiento estudiantil de las universidades de las élites, principalmente Andes, Rosario y Javeriana, para las elecciones de 1990, donde había seis elecciones en dicho año celebradas el mismo día: Consulta Liberal para el candidato a la Presidente de la República (que reemplazará al líder asesinado en 1989 Luis Carlos Galán Sarmiento, quien era candidato único para dicho período electoral del año siguiente), Senado, Cámara de Representantes, Concejos Municipales, Asambleas Departamentales  (estas elecciones eran cada dos años) y Alcaldes municipales  (institucionalizadas desde 1988, al inicio para celebrarse cada dos años).

Al llevar a cabo la ejecución de dicho resultado, y declararse su legalidad por parte de la Corte Suprema de Justicia -tema que nunca ha dejado de ser un debate sobre su legalidad, sobre todo en los sectores conservadores más acérrimos de la existencia de la actual Carta Política, o los más institucionales-, dado que era para la mayoría de la opinión pública -y la minoría que votó esa papeleta no regular- algo legítimo y aceptable dadas las crisis económica, de seguridad e institucional que padecía el país, y para lo que la Constitución ya centenaria de 1886, que  legitima a la Colombia Moderna resultaba desactualizada cuando menos.

Hay un antecedente que se hizo costumbre en Colombia, casi como un dogma, que al promulgarse una Asamblea Nacional Constituyente, sería un órgano legislativo dual en funciones al Congreso de la República -que fue clausurado en 1990, hecho que muchos califican de un “golpe de Estado”, debido a que en otros países de la región donde se han realizado estos procesos no ha sido necesario frenar las actividades ordinarias del Legislativo-.

Dicho dogma, tendrá que ser resuelto dentro de la eventual exequibilidad que dicte la Corte Constitucional -tribunal de protección de la Carta Política, creado por la Asamblea Nacional Constituyente-.

El Congreso es la primera instancia de reforma de la Constitución, posteriormente siguen la Asamblea Constituyente o un referendo popular. Con el antecedente de 1991, queda establecido que una vez se tenga la mayoría más uno de cada una de las Cámaras (53 votos en el Senado y 86 votos en el Cámara de Representantes); posteriormente -suponiendo la ya citada aprobación de la Corte Constitucional-, tendría que haber la convocatoria a través de la Registraduría Nacional del Estado Civil y el Consejo Nacional Electoral-CNE de una consulta popular que para que pase la Constituyente, debe tener la votación afirmativa de al menos la tercera parte del censo electoral  -aproximadamente entre nueve a diez millones de personas-. Entonces, tendremos que entrar en otro proceso electoral que clausura temporalmente el Congreso para elegir los delegados de la Asamblea, que tendrán vigencia y poder en un tiempo determinado.

Las reformas serán votadas, las que se aprueben serán introducidas a la Constitución, por un nuevo Congreso convocado para rellenar

LAS CARAS DEL LIBERALISMO FRENTE A LA ASAMBLEA NACIONAL CONSTITUYENTE

Mágicamente esta propuesta del Jefe del Estado, adicionalmente a su alocución evasiva del pasado domingo referente al Metro de Bogotá y unos nuevos estudios de la Sociedad Colombiana de Ingenieros, que nos va a llevar posiblemente a una guerra jurídica en la Administración Distrital -que tiene gran parte del Concejo en contra y la opinión pública decepcionada a menos de cien días de su mandato por la lentitud de nombramientos, la terrible inseguridad y la continuidad simbólica de Claudia López en el discurso institucional-y el Gobierno Nacional, acompañada de populismo, atraso y complicaciones para la vida de los bogotanos.

Y ante las predicciones desde el alejamiento de la realidad y el sectarismo en torno a tratar de leer la mente de un caudillo que solamente cuida su estatua como Álvaro Uribe Vélez, los uribistas hablan de cosas catastrofistas, que van a suceder, pero no como ellos las piensan, ni va a ser su inacción o acción política irreflexiva la que las evite. ¿Pero qué se puede pedir a otra cabeza de la hidra liberal?

Una muestra de la errada lectura del uribismo furibundo de la clase política liberal, que es la que domina realmente a Colombia, se enmarca tanto en el silencio sepulcral de Juan Manuel Santos -que no respalda a Petro, porque aunque alimentó al monstruo, ya no le responde dado su mesianismo y ego-, la negativa a la Constituyente del ex presidente Ernesto Samper que cree que de triunfar el proceso Constituyente, las mayorías de los delegados serán uribistas y de derechas (lo que implícitamente quiere decir que Samper sabe que Petro no es tan buen elector como muchos creen), y al final de la redacción de esta columna el ex ministro y ex vicepresidente Germán Vargas Lleras, apoya totalmente que se celebre la Constituyente, proponiéndole como líder de la Oposición, y con esto regresando a la escena política de la que estaba retirado desde 2018. Así que desde el liberalismo burgues y el socialdemócrata riñen en cuanto al apoyo a la Constituyente, mientras que uribismo y santismo (si es que eso existió alguna vez o fue un nombre inventado a los contubernios de la burguesía bogotana y sabanera) viejos enemigos, nuevos amigos en la complicidad del silencio ante la ruina del país.

¿ ACCIONES? 

Más ilustración, defensa de los derechos ciudadanos de la oposición y la independencia, en especial en participar de contenidos públicos y su libertad de expresión, estudiar desde una visión crítica la actual Carta Política y por primera vez, que las verdaderas mayorías del país no seamos más la carne de cañón, el relleno ni la burla, nunca más de los que se han creído cuatrocientos años nuestros dueños. ¡Sí a la Asamblea Nacional Constituyente! ¡No al populismo! ¡No a la falsa derecha!

Jhon Jairo Armesto Tren

Con estudios en Administración ambiental de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas-Bogotá. Veedor ciudadano en presupuesto electoral de la Universidad desde 2011 hasta hoy registrado ante la Personería de Bogotá. Columnista de opinión en varios medios de comunicación digitales desde 2013. Actualmente director publicitario de El Nodo Colombia y columnista habitual, además en El Quindiano (Armenia) y Diario La Piragua (Montería, Córdoba)

Comentar

Clic aquí para comentar

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.