Crónica: #SoyVaupés el hashtag que convirtió el amor en esperanza

Día 12 de Mayo de 2020, 3:00 de la tarde, clima soleado en el municipio de Mitú, capital del departamento del Vaupés. Una sirena suena en la estación de bomberos, se siente un ambiente de tensión y miedo en las calles, una señora rememora y evoca la toma guerrillera de 1998, las personas corren despavoridas a atiborrarse en sus casas, una razón, una noticia: son confirmados los primeros dos casos de COVID-19 en el departamento.

Que un departamento que se encuentra a 600 kilómetros de la capital del país, sin vías de acceso y con solo un par de vuelos semanales que lo acercan 500 km a Villavicencio, la ciudad más cercana con un hospital de tercer nivel, no se oiría tan mal si no estuviésemos hablando de Colombia.

Siete jóvenes en diversas ciudades del país se enteran de la noticia, atrapados por el temor de la salud de sus familiares, amigos, conocidos, se sincronizan y empiezan a gestar lo que sería una hazaña que quedaría para el recuerdo de toda una región, se inicia #SoyVapés, el hashtag que le devolvería la confianza a una zona del país casi tan olvidada como nuestra propia memoria.

Las primeras teorías que se plantean son la de que, llegados de la comunidad de San Gabriel, una vereda con cercanía a Brasil, que suele utilizarse como corredor ilegal entre las fronteras, pero que es patrimonio inmaterial para los pobladores y nativos de la región, es la causa de los primeros casos; otra teoría que una misión médica de Bogotá (ciudad donde ya habían casos confirmados), serían el paquete donde se habría colado el virús, sale a colación. Demasiadas teorías, demasiado comentarios salen, sin embargo, no es tiempo de culpar, es tiempo de actuar.

Mientras que en el hospital intentan contener aisladamente a las dos personas confirmadas; llamadas, mensajes, mails, corren entre los jóvenes que en cuestión de horas empezarían a armar una gesta digna de recordar, de Medellín llaman a Bogotá, de Bogotá a Villavicencio y así repetitivamente hacia Vaupés, la misión: recolectar en tiempo record una cantidad limitada de recursos que podrían ayudar a paliar la crisis social (más que de salud) por la que atraviesan sus allegados.

El día 13 de mayo se monta el primer video a las redes, empiezan a compartirlo entre todos, la idea, recolectar dinero para la compra de los recursos, así es como desde distintas partes del país se van uniendo personas a la causa, transferencias de Bancolombia, Nequi, y en un crowfunding gestionado, empiezan a reunir de a poco los fondos.

Pasan los días, y la preocupación y el estrés entre los jóvenes crece, la causante, la logística debe ser perfecta, por las restricciones del gobierno, solo está saliendo un vuelo semanal de Bogotá los miercolés, uno quincenal desde Villavicencio y con frecuencia diaria desde San José del Guaviare.

Los fondos crecen a paso lento, pero las ganas lo pueden todo, de a poco se van sumando cada vez más personas a la causa, el núcleo inicial de siete, asciende hasta los once, incluida una chica de Francia. Y así es como entre correr en el centro de Medellín, regatearle a los pocos almacenes que hay abiertos y sufrir porque no van a alcanzar, se dan la lucha para aportar a la tierra que los vió crecer.

A medida que pasan los días el hashtag #SoyVaupés se vuelve viral, es tanto el ímpetu que empiezan a hacer spam en redes de famosos, tanto que Daniel Samper los menciona en uno de sus lives, crean cuentas de twitter, y las dificultades no cesan.

En las noches, esas llamadas y videoreuniones hasta la madrugada empiezan a dar frutos, lo que en un primer momento parecía una desventaja, se vuelve un regalo, el conocerse nuevamente les tocó a más de uno, podían tener años sin hablar, y esas discrepancias prontamente fueron convirtiendose a risas, las relaciones mejoraban, y la causa cogía cada vez más forma.

De las tres entregas que se tenían en mente, el 28 de mayo logra llegar la primera a Mitú, el primero de junio sale la segunda entrega para Carurú, y Taraira. Al llegar esa primera entrega se enfrentan a los desafíos de trabajar a distancia, la coordinación se convierte en el factor fundamental para que todo funcione sobre ruedas, pero la logística se escapa de las manos proponiendo dudas internas en el grupo, quizá aliarse con aquellos que tienen mayor experiencia podría ser más efectivo, la cuestión es si ellos directamente harán las cosas o si se dejarán ayudar; en ese momento las redes sociales saltan a la defensa, las personas creen en los jóvenes, no creen en las instituciones, creen en la causa, no en los nombres, y es ese el momento crucial dentro de la campaña que se deciden a ser independientes, como desde el principio lo visualizaron.

Como toda causa no estaría exenta de críticas, desde diversos sectores intentaron distorsionarla con señalamientos, no obstante la movilización mediática, casi que una innovación en el departamento, permitió erigir no sólo bases sólidas desde la opinión pública, sino que también la mantuvo fuerte ante los intentos externos de culminarla. 

Entre todo ese correr, la preocupación, el estrés les ganaba, en parciales finales de la universidad, casi que no podían enfocar las pocas fuerzas que les quedaba, el día 10 de junio les informan que la última entrega fue recibida con éxito, ese sería el trofeo, el estandarte más bonito que podían ganarse.

La campaña #SoyVaupés tuvo un recaudo de siete millones doscientos mil pesos, donados única y exclusivamente por personas con el corazón tan grande que si no tenían que dar, daban amor, compartían publicaciones y reaccionaban en redes. Entre los recursos que se mandaron, estaban: alcohol, tapabocas, implementos de asepsia, frascos de amoniaco cuaternario (el cual es utilizado usualmente para desinfectar). Además de kits de pesca y mercados que aún están a la espera por ser entregados.

En entrevista con los integrantes les pregunté ¿y ahora que sigue?, respondieron «#SoyVaupés no se acaba, la verdadera lucha continua, en el departamento existe una enfermdad más letal que el coronavirus, hay que erradicar la pandemia de la corrupción, allá lo que se necesita es ayuda, las comunidades indígenas les hace falta muchas cosas, tal vez regalos para los niños, pequeños censos para identificar las falencias que agravan nuestra comunidad»

Y esta es la historia de una pequeña causa que demostró que la unión y el amor pueden más que cualquer cosa, para siempre quedaran en sus mentes aquellos comentarios que les decían «Tienen que seguir», «A ustedes la gente les cree».

Y así es como una campaña que inició por whatsapp, que recaudó y envió recursos en tiempo récord y más rápido que el gobierno, llegó a maś de 10 países, entre ellos; Estados Unidos, Francia, Canadá, Suiza, Alemania… tocó a más de 30.000 usuarios en redes, y se coló en las redes sociales de famosos, demostró y recordó que siempre toda iniciativa nacida del pueblo, será para el beneplácito del mismo pueblo.

Yo solo conté la historia, las gracias eternamente a Saray, Gustavo, Camilla, Kelly, Carlos, Julían, Cristian, Larua, Louise, Diego y Luis. Ustedes fueron los verdaderos protagonistas.

#SoyVaupés continúa.

Jose Manuel Ortiz

Economista, consultor en bolsa e inversión y ex-asesor del Concejo de Medellín. Creador del canal de podcasts en iTunes y Spotify, "Un café con Jose", escritor de literatura y poesía con tres libros publicados en Amazon y representante de una Fundación en el sur del Córdoba, dedicada al trabajo social, con niños, jóvenes y madres víctimas del conflicto.

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