Crisis económica del microempresario frente a la pandemia

«Según proyecciones de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia ANDI, a cierre del año 2020 se pronostica un nivel de desempleo del 18%, porcentaje que hace dos décadas no enfrenta nuestro país…”


Hoy se cumplen cinco meses desde que el Gobierno Nacional decretó la cuarentena en nuestro país. Si damos un vistazo amplio sobre la afectación financiera en la economía colombiana a causa de la pandemia, podríamos afirmar que los más golpeados han sido los pequeños y medianos empresarios, quienes con tristeza ven diariamente cómo se reducen sus ventas sin contar con capacidad de apalancamiento que les permita seguir a flote en el mercado. Muchos de ellos no han encontrado más salida que el cierre total de sus operaciones comerciales.

Si tienes acceso a redes sociales podrás darme la razón en que los pequeños emprendimientos desde casa son uno de los medios más utilizados por los hogares colombianos para obtener ingresos que les permitan cubrir sus gastos familiares. Y aunque, por una parte es positivo el hecho de que se generen nuevos emprendimientos, por la otra, en su mayoría son negocios informales que no pueden acceder a subsidios ni apoyos por parte del gobierno.

Un ejemplo es el subsidio del Programa de Apoyo al Empleo Formal –PAEF, mediante el cual se otorga un aporte equivalente al 40% de un (1) salario mínimo mensual legal vigente para el pago de nómina de los trabajadores de las personas naturales o jurídicas y consorcios o uniones temporales que hayan visto reducidos sus ingresos en un 20%, debido a la crisis que atraviesa el país por el coronavirus. Aunque el subsidio ayuda a alivianar la carga de nómina y por ende, a reducir los gastos por beneficios a empleados, muchos de los pequeños y medianos empresarios no podrán acceder a este aporte por la informalidad en que operan sus negocios.

El gobierno también lanzó un programa especial denominado Unidos por Colombia, que ofrece la posibilidad a mipymes de acceder a un crédito con un periodo inicial de gracia de 4 meses y plazos que oscilan entre los 12 y 36 meses a través de entidades financieras y con respaldo del Fondo Nacional de Garantías (FNG). El principal objetivo es que las mipymes continúen con sus negocios sin inconvenientes en el flujo de caja y sin recurrir a despedir empleados. Sin embargo, a este programa tampoco pueden acceder los pequeños y medianos empresarios informales por el incumplimiento de los requisitos exigidos.

En otras palabras, aunque existan diferentes programas de apoyo, los microempresarios informales que salían a rebuscar la papa diaria vendiendo sus empanadas, jugos, dulces y demás productos, no podrán acceder a ninguno de ellos. He observado que algunos emprendimientos han logrado continuar en contacto con sus clientes a través de redes sociales realizando ventas a domicilio. Pero para nadie es oculto que son muchas las personas que no cuentan con conectividad a internet ni conocen el manejo de dispositivos electrónicos o plataformas digitales, lo que permite vislumbrar otro problema durante esta pandemia: la ausencia o primitivo conocimiento y acceso a desarrollos tecnológicos en el país.

De acuerdo con Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la crisis de esta pandemia pasará a la historia como una de las peores que el mundo ha vivido, impactando aspectos como la salud y el trabajo en una ya debilitada economía mundial. Según proyecciones de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia ANDI, a cierre del año 2020 se pronostica un nivel de desempleo del 18%, porcentaje que hace dos décadas no enfrenta nuestro país. Aunado a esto, más de 80.000 empresas formales han cerrado definitivamente sus puertas, según datos de la Federación Nacional de Comerciantes FENALCO.

Los datos anteriores no incluyen la gran cantidad de pequeños y medianos empresarios informales que también han suspendido sus labores por diferentes motivos: inconvenientes para salir a ofrecer sus productos o servicios, desconocimiento de plataformas tecnológicas, reducción de clientes, aumento en los costos de producción, temor al contagio o a la aplicación de comparendos.

En Colombia, un 75% de las microempresas no están registradas ni cumplen con responsabilidades tributarias. Y es que cabe destacar, que pasar de la informalidad a la formalidad le cuesta en promedio entre un 34% y 46% de las utilidades brutas a los microempresarios. Es así, como en un país en que su economía informal representa cerca del 33,1% del PIB y los trabajadores informales son casi un 47,5% a nivel nacional, el gobierno basa sus decisiones y programas en datos oficiales que no reflejan el verdadero estado económico del país.

Deisy Katerinee Vanegas Vargas

Contadora Pública, Tecnóloga en Gestión Empresarial, Especialista en Revisoría Fiscal y Contraloría. Apasionada por los temas económicos, financieros y sociales.

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