Coyuntura diplomática y de las relaciones bilaterales con Israel: ¿tan importantes?

“[…] las tradiciones diplomáticas y las buenas relaciones de cooperación – que ya sabemos que no siempre han sido las mejores –, que tanto le preocupan a cierto sector de la opinión pública, no pueden convertirse en una excusa para no referirse a las delicadas acciones que ha desatado Netanyahu”.

Con la arremetida que desde el pasado 8 de octubre de 2023 ha adelantado el gobierno de Israel, en cabeza de su primer ministro Benjamín Netanyahu, en Palestina, como respuesta a la incursión armada efectuada por el grupo terrorista Hamás; el presidente Gustavo Petro, a través de su cuenta en la red social X – antes Twitter –, ha venido elevando una serie de cuestionamientos y fuertes reproches hacia el gobierno israelita, principalmente, por el preocupante número de la población civil que ha sido víctima de los bombardeos realizados en el territorio palestino de la Franja de Gaza. Estos constantes reproches, incluso, generaron un tenso cruce de trinos entre el presidente Petro y el embajador de Israel ante Colombia, Gali Dagan, en medio de los cuales se llegó a especular que este último sería expulsado del país[1], tras las declaraciones del ministro Leyva en las que manifestó que el embajador debía “pedir excusas e irse”[2].

Por otro lado, la supuesta ligereza de los trinos, el no uso de canales institucionales para resolver controversias, “las tradiciones” diplomáticas y el no condenar expresamente los actos de Hamás, fueron objeto de críticas y de una serie de reacciones negativas por parte de diferentes personajes de la opinión pública: “Nuestra política exterior quedó reducida este fin de semana a una lista interminable de tuits que lejos están de construir una posición de gobierno o de Estado”, expreso la politóloga Sandra Borda en su cuenta de X[3]. “¿Colombia tiene canciller? ¿Colombia tiene cancillería?”[4], se preguntaba la congresista Angélica Lozano, “Nuestra política internacional no puede depender de sus (de Petro) pendulares estados de ánimo”[5], “No condenar el terrorismo de Hamás es asumir un silencio cómplice o lo que es peor, guardar una simpatía soterrada que busca justificar políticamente su barbarie”[6] manifestaron los expresidentes Pastrana y Duque, respectivamente.

Igualmente, en redes sociales circuló una declaración conjunta, firmada por varios excancilleres colombianos, en la que se expresa una preocupación por los mensajes del presidente, pues estos “se separan de manera radical de la tradición de nuestro país por el respeto al derecho internacional y al multilateralismo”[7]. En todo caso, varios sectores del establecimiento colombiano manifestaron su preocupación por un eventual rompimiento de las relaciones bilaterales con el estado de Israel, pues recordemos que en medio de las tensiones, el día 15 de octubre, el vocero de la cancillería de ese país, Lior Haiat, informó que se “convocó a la embajadora de Colombia en Israel, Margarita Manjarrez, para una conversación de reprimenda […] como primera medida, Israel decidió detener las exportaciones de seguridad a Colombia”[8]; a las que Petro respondió: “Si hay que suspender relaciones exteriores con Israel las suspendemos. No apoyamos genocidios”[9].

Ahora, más allá de los excesivos formalismos exigidos al presidente (con los que se puede estar de acuerdo o en desacuerdo), en medio de los actos contrarios al DIH en los que incurrió – y sigue incurriendo – el gobierno de Netanyahu contra el pueblo palestino, en represaría a las acciones de Hamás; es importante analizar qué tan productivas han sido las relaciones bilaterales y de cooperación de Colombia con Israel. De acuerdo a la información de la cancillería, las relaciones bilaterales con el estado de Israel se concentran en 3 grupos, (i) asuntos políticos, (ii) asuntos económicos y (iii) asuntos de cooperación[10]. Entre ellos, se puede encontrar:

Asuntos políticos:
– Canje de Notas que constituye un Acuerdo sobre supresión de visas de Turismo entre la República de Colombia y el Estado de Israel. Suscrito el 12 de junio de 1966. Estado del instrumento: vigente.
Asuntos económicos:
– Tratado de Libre Comercio entre la República de Colombia y el Estado de Israel. Suscrito el 30 de septiembre de 2013. Estado: vigente.
– Convenio comercial y de cooperación económica entre Colombia e Israel. Suscrito el 22 de septiembre de 1986. Estado: vigente.

Asuntos de cooperación:
• Acuerdo sobre cooperación en el campo de turismo entre la República de Colombia y el Estado de Israel. Suscrito el 13 de septiembre de 2017. Estado: vigente.
• Acuerdo entre la República de Colombia y el Estado de Israel sobre cooperación bilateral en investigación y desarrollo industrial. Suscrito el 16 de diciembre del 2015. Estado: vigente.
• Convenio general de cooperación técnica entre los gobiernos de Colombia e Israel. Suscrito el 1 de enero de 1965. Estado: vigente.

Además de estos, se tiene que el instrumento de cooperación más reciente consistió en el acuerdo de libre comercio que entró en vigor el pasado 11 de agosto de 2020 (tras su ratificación en el Congreso mediante la ley 1841 de 2017, declarada exequible por la Corte Constitucional mediante sentencia C-254 de 2020), en el que se contempla, entre otras, la reducción y eliminación de aranceles y barreras no arancelarias de las exportaciones colombianas a uno de los principales mercados del Medio Oriente y el fomento de alianzas productivas entre los dos países y cooperación técnica y tecnológica en áreas como agricultura, telecomunicaciones, salud pública, innovación, biotecnología y desarrollo de tecnologías ambientales.

También es importante señalar que, de acuerdo a los datos suministrados por el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo[11], para 2019, Colombia exportó a Israel alrededor 366 millones de dólares, de los cuales el 92% del total corresponde a exportaciones concentradas en carbón; mientras que el 8% restantes a bines no minero energéticos (café, flores, confites, etcétera). Por su parte, las principales importaciones se centran en maquinaria y equipos por 35,9 millones de dólares, abonos agroquímicos y productos químico – y similares – por 17 millones de dólares; mientras que en fibras, hilados y tejidos se reportaron por un valor de 5,7 millones de dólares. En general, entre 2010 y 2019, el comercio total entre ambos países fue de 580 millones de dólares, con balanza positiva para Colombia en 281 millones de dólares.

Ahora bien, en materia política encontramos que, en apariencia, se ha gozado de un buen relacionamiento con Israel, al nivel de que los colombianos no requieren de visado para viajar a dicho país, siempre que sea por turismo y la estadía por un tiempo menor a tres meses. No obstante, se logra evidenciar que no siempre se ha presentado un desarrollo armónico en las relaciones bilaterales y de cooperación entre ambos países. Pues, tras la decisión del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (2010) de no aprobar la extradición del señor Yair Klein, desde la Federación Rusa a Colombia, y por el contrario, permitir su deportación a territorio israelí; el día 27 de enero de 2011, el gobierno colombiano a través de su embajador en la ciudad de Tel Aviv, habría radicado formalmente ante Israel la solicitud de extradición de dicho ciudadano.

Lo anterior, por cuanto Klein había sido condenado a una pena de 10 años y ocho meses de prisión por los delitos de insurrección y entrenamiento en tácticas, técnicas o procedimientos militares o terroristas, agravado por haberse cometido con mercenarios, y concierto para delinquir. Sin embargo, y pese a la gravedad de los delitos, pues aquel se convertía en un actor relevante en el marco del conflicto armado en Colombia, el estado de Israel hizo caso omiso a la solicitud y prefirió guardar silencio, dejando sin respuesta al estado colombiano[12].

Esta situación toma relevancia en el ámbito de las relaciones diplomáticas en cuanto la extradición se constituye, para Colombia, como “un mecanismo de colaboración entre los estados para combatir el crimen y garantizar que no haya impunidad” (Corte Constitucional)[13] y “cuyo objeto es impedir la evasión a la justicia por parte de quien habiendo ejecutado conductas delictivas en territorio extranjero se oculte en el nacional en cuya jurisdicción obviamente carecen de competencia las autoridades que lo reclaman […]” (Corte Suprema de Justicia)[14]. Como se observa, la omisión de Israel de no responder la solicitud de extradición de Yair Klein, se constituye en una afrenta a esas “buenas e históricas” relaciones de cooperación por las que hoy, y desde el mes pasado, se preocupan varios líderes de opinión, los cuales parecen haber olvidado tal capítulo y de la importancia que aquel individuo pudo tener en el esclarecimiento de hechos ocurridos durante el desarrollo del conflicto armado en el país, especialmente tras la firma de los acuerdos de paz con las FARC y la creación de la JEP, con los que se busca verdad, justicia, reparación y garantía de no repetición.

En conclusión, si bien considero que los canales institucionales deben canalizar las comunicaciones con otros estados, y no necesariamente concentrarlas en redes sociales, el presidente ha tenido razones suficientes para considerar el rompimiento de relaciones con el estado de Israel, y que las tradiciones diplomáticas y las buenas relaciones de cooperación – que ya sabemos que no siempre han sido las mejores –, que tanto le preocupan a cierto sector de la opinión pública, no pueden convertirse en una excusa para no referirse a las delicadas acciones que ha desatado Netanyahu contra el pueblo palestino (que no son nuevas), pues estamos hablando de la eliminación física – como castigo colectivo – de una parte de esa población, en la que en su mayoría han sido niños. Por menos hemos roto relaciones bilaterales y comerciales con otros países, como el caso Venezuela, sin que allí importara la tal diplomacia ni que ello representara la pérdida de un valor de poco más del 1% del PIB para Colombia[15].