Covid-19 en la Argentina: mentir con números


En los últimos días el sicariato mediático resalta con bombos y platillos que la Argentina ya ocupa el 10 lugar mundial en el número de infectados. Se alarma a la población pero, al mismo tiempo, se la invita a que salga a las calles y retorne a la “normalidad”. Una contradicción flagrante. Si les preocupara el aumento de casos deberían recomendar a la gente que guarde el aislamiento, se quede en sus casas y si está  obligada a salir que cumpla con las instrucciones relativas a la distancia social y el uso del barbijo. Pero el objetivo no es informar sino crear un clima de conmoción social que deteriore la legitimidad del gobierno nacional. Como diría Jorge Luis Borges, esta oligarquía comunicacional es incorregible. Utilizó esa expresión para referirse a los peronistas, de quienes dijo que no eran “ni buenos ni malos, sino incorregibles.” Los medios, en cambio, son las dos cosas: malos, porque al desinformar o blindar información sensible para sus dueños o los grupos dominantes, hacen el mal. E incorregibles, porque por más que se les solicite que informen con ecuanimidad jamás lo van a hacer.

La ubicación de la Argentina en ese ranking, en el número 10, sólo muestra que en su afán de mentir esos medios no reparan en nada. Cualquier estudiante de sociología sabe que el número de casos está directamente relacionado con dos variables: el tamaño de la población y el número de tests aplicados para la detección del Covid-19. El tamaño de la población es un dato duro, certificado periódicamente por los censos nacionales; el número de tests aplicados es una variable blanda, mucho menos confiable. En poblaciones más grandes seguramente habrá mayor número de infectados. En países con sistemas de testeo más desarrollados también. Para sortear estas dificultades tenemos otro dato bastante más duro pero no por ello exento de críticas: la estadística de los fallecidos. ¿Por qué? Porque el número de muertos por Covid-19 también levanta sospechas en muchos países, tanto en Europa como en Estados Unidos, varios asiáticos y en América Latina. Por eso se habla, razonablemente, de un cierto nivel de subregistro del número de fallecidos. Pero es el dato más sólido con que contamos.

Dicho esto, prosigamos con los contagiados con datos del día de hoy, 5 de Septiembre de 2020. Si en la Argentina aquéllos son contabilizados por millón de habitantes vemos que en lugar del puesto número 10 nuestro país desciende al 26º lugar. Y que si hacemos la misma operación homogeneizando los fallecidos por millón de habitantes la Argentina sigue descendiendo hasta llegar al puesto número 30, un índice mejor aún que el de Suiza y buena parte de los países europeos, Estados Unidos y varios de Latinoamérica. Por lo tanto la “noticia” de que estamos en el lugar número 10 no es falsa pero al no analizarse ese guarismo por comparación a la población pierde gran parte de su significado e induce a una premeditada respuesta adversa hacia el gobierno por parte de los consumidores de la noticia. Sigamos: si se toma aisladamente el número de personas contagiadas Brasil ocupa el segundo lugar mundial, pero la cifra por millón de habitantes lo coloca en el puesto número 11, aunque los muertos por millón lo eleven al octavo lugar mundial. Chile ocupa el undécimo lugar en número de casos, con un poco menos que la Argentina; pero cuando se los compara por millón de habitantes Chile sube al puesto número 6º en el ranking y en el número de fallecidos desciende un escalón, para ocupar el 7º lugar mundial. Muy lejos de la Argentina, que está en el número 30. Pero para el sicariato mediático esto es algo que debe ser ocultado. El décimo lugar en el número de contagiados permite realizar una operación política al servicio de la oposición y los proponentes de la “infectadura”; el lugar número 30 que realmente ocupa la Argentina no permitiría hacer esa operación, por lo tanto el dato se oculta ante los ojos de la población.

Está claro como el agua: el objetivo de las fake news no es informar ni educar a la ciudadanía, sino ejecutar una operación política que la predisponga en contra del gobierno. Demasiado obvio, un insulto a la inteligencia de la gente. Y un pesado lastre que dificulta enormemente la construcción de la democracia en la Argentina.

Atilio Borón

Es un politólogo, sociólogo, catedrático y escritor argentino. Doctorado en Ciencia Política por la Universidad de Harvard (Cambridge, Massachusetts). Es profesor de la Universidad de Buenos Aires e investigador del CONICET.

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