Hace meses se rumora la alianza que harán Robledo, Fajardo y Claudia López. Se hará alrededor del tema de la corrupción y podría lograr que los sectores progresistas sean por primera vez en Colombia una opción real de poder. Son muchas las contradicciones que tiene esta alianza, así como los obstáculos que representan los egos de cada uno de los candidatos.
Los ciudadanos cansados de la corrupción y el clientelismo buscarán votar por alguien que confronte al establecimiento y es nuestra tarea decidir si queremos que esa opción sea un gobierno de convergencia que incluya los sectores progresistas o si vamos a dejar que ese deseo de cambio lo materialice el Centro Democrático quienes vienen trabajando muy de cerca a las comunidades y fortaleciendo su aparato de propaganda. Hay muchos que dicen con orgullo que son del Centro Democrático y es porque ellos han hecho un trabajo de base para que sus militantes se sientan orgullosos de su partido.
Necesitamos sumar a los que faltan, a ese 60% de colombianos que no votan en favor ni en contra de nadie, que no creen en la política, y que probablemente no han estrenado la cédula y se conforman con su situación casi como si fuera un castigo divino. Repiten de manera incesante que no votan porque “todos los políticos son iguales”. Llegarles a esos ciudadanos con el discurso de la paz sería un error garrafal, sería permitir que sigan ganando los mismos (los Lleras, Los Santos y los Pastrana).
Debemos llegar a los ciudadanos hablando de la corrupción, de la esperanza que las cosas pueden ser de otro modo, que no todos “son iguales” que no todos roban, a su vez que les hablamos de los derechos que les otorga la constitución. Como progresistas debemos romper con la manera tradicional de hacer política y con los viejos esquemas, no llegar hablando de izquierda o de derecha sino de derechos. Los ciudadanos se ubicarán en el sector progresista cuando se enteren que es un deber del Estado brindar Salud y Educación pública, gratuita y de calidad.
Por este camino es que vamos a parar los pies al uribismo y vamos a poder sacar adelante el proceso de paz, frenar al paramilitarismo y sacar a mucha gente de la pobreza con los recursos que ahora son desperdiciados en la corrupción.
En Colombia no podemos proponer un socialismo como el de Cuba o el de Venezuela, sino una socialdemocracia como la de Uruguay, Ecuador, Suecia, Noruega o Finlandia. Aliarse con el partido que surja de las FARC-EP sería un suicidio, así como también sería un suicidio salir a proponer un gobierno de izquierda, puesto que para el colombiano promedio ser de izquierda es ser como Venezuela. Sería más adecuado preocuparnos por los derechos sociales, políticos económicos y ambientales que por ejes ideológicos derecha-izquierda.
En resumen: Convergencia, cambio de discurso, unidad, PAZ, programa, Estados social, socialdemocracia o Barbarie
PD: En diferentes espacios he hablado sobre la necesidad de construir un programa de gobierno, una alternativa de país, una propuesta socialdemócrata y que debemos comenzar a construirla desde ya.