No es novedad que en la era digital en la que vivimos, las innovaciones tecnológicas avanzan más rápido que la aplicación de nuestras leyes. Entre las transformaciones más impactantes en el ámbito legal y empresarial, se destacan los acuerdos digitales basados en la tecnología blockchain, los cuales están revolucionando la forma en que se realizan las transacciones, eliminando intermediarios y agilizando los procesos comerciales.
«La prueba de una innovación no es su novedad, ni su contenido científico, ni el ingenio de la idea… es su éxito en el mercado.» – Peter Drucker
Autores: Ornella Trosero y Facundo M. Giménez
Durante años, los abogados sostienen que el ejercicio del derecho es una labor artesanal, con servicios legales cada vez más complejos y costosos. Sin embargo, la llegada de la Inteligencia Artificial ha supuesto un punto de inflexión. Las nuevas tecnologías y el impacto de la globalización se han infiltrado ágilmente en nuestras vidas. En hechos tan simples como un clic, estamos otorgando nuestro consentimiento y celebrando contratos.
Pero, ¿qué son exactamente los contratos inteligentes? En pocas palabras, son acuerdos celebrados digitalmente a través de lenguaje de programación en una plataforma basada en tecnología blockchain. Su característica distintiva es que son «autoejecutables», es decir, las obligaciones contractuales se cumplen automáticamente sin requerir la intervención de la contraparte o recurrir a la justicia para su cumplimiento forzado.
Esto es posible gracias a la cadena de bloques, o blockchain, un sistema encriptado de registro de transacciones que proporciona información confiable y segura, con identificación personal de cada participante. Cada bloque y cambio en la cadena se registran en esta tecnología, la cual cumple diversas funciones para agilizar las operaciones y el tráfico jurídico en general. En este contexto, los smart contracts han logrado un impacto significativo, alterando drásticamente la forma en que celebramos ciertos acuerdos.
Esta tecnología está encontrando aplicaciones en diversos campos. Por ejemplo, en el ámbito financiero, se utilizan para facilitar y agilizar los pagos y transferencias de activos. En el sector inmobiliario, se pueden utilizar para automatizar el proceso de compra-venta de propiedades, eliminando la necesidad de intermediarios como los agentes inmobiliarios. Incluso en el sector de la salud, este producto puede ayudar a mejorar la gestión de los registros médicos y facilitar el intercambio de información entre los diferentes actores del sistema de salud.
Sin embargo, a pesar de todas sus ventajas, los contratos inteligentes también plantean desafíos y cuestiones legales. La falta de regulación específica en muchos países crea incertidumbre en cuanto a la validez y aplicabilidad de estos contratos. Además, la ejecución automática de los smart contracts plantea interrogantes en cuanto a la responsabilidad y la resolución de conflictos en caso de incumplimiento o disputa.
La progresiva incorporación de esta innovación exigirá transformaciones en la manera en que actúan los diferentes actores jurídicos, como abogados, notarios y jueces. Ellos deberán reinventar sus enfoques y adaptarse a la transformación digital que impactará en su ejercicio profesional.
Sin dudas, la innovación y los servicios digitales están dejando una profunda huella en nuestras vidas, desde que nos levantamos hasta que apagamos el celular para dormir. La tecnología se convirtió en nuestro fiel compañero, un derecho fundamental que no podemos ignorar y que, si lo sabemos aprovechar, podemos lograr procesos transformadores.
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