Colombia está lleno de cualidades que lo hacen único, su biodiversidad, riquezas naturales, ubicación estratégica y acceso a dos océanos son algunas de estas, pero la cualidad más representativa e importante es la pujanza de su gente. Hemos logrado avances sumamente importantes, garantizando el acceso a educación gratuita universitaria, más colombianos con vivienda propia, aumento de las exportaciones del sector agropecuario, tenemos elecciones a los CMJ, se financiaron las vías 4G, en la crisis por el Covid-19 se protegió el empleo a través de los subsidios del PAEF e ingreso solidario para los colombianos más vulnerables, un plan de vacunación exitoso que ha permitido la reactivación del país logrando una recuperación rápida de los empleos y ser la economía del continente que más ha crecido. Sin embargo, el país ha tenido unos problemas estructurales históricos en sectores en los que deberíamos ser más fuertes y esto genera serios cuestionamientos y contradicciones.
Uno de estos es el problema de la desigualdad en la tenencia de la tierra, donde los más afectados son los campesinos, según cifras de un estudio de la Universidad Complutense de los campesinos propietarios en Colombia el 80% tienen menos de una Unidad Agrícola Familiar (UAF) y en mis recorridos detectamos muchísimos agricultores jornaleros que no poseen ni un centímetro de tierra, es contradictorio que en un país que tiene la posibilidad de ser una de las despensas agrícolas del mundo sus campesinos no tengan tierra para cultivar.
La situación de los mineros tradicionales no es diferente, con el agravante que a los mineros se les cataloga hasta de delincuentes por ejercer su labor, esto se generó luego de la expedición del código minero en la ley 681 de 2001 que promocionó la expedición de títulos mineros en el país, los beneficiados fueron las grandes empresas mineras del mundo, es decir en un país con vocación minera los pioneros no pueden ejercer su labor, aun sabiendo que extraen el 45% del oro en el país.
La informalidad laboral en las 23 ciudades capitales más importantes es del 48.5% y de más del 80% a nivel nacional, este fenómeno es contradictorio en un país con vocación emprendedora; debemos aunar esfuerzos en pro de disminuir la tramitología, facilitar el acceso a créditos y a la capacitación buscando mejorar las condiciones laborales, de empleabilidad formal y trabajo decente.
También enfrentamos la pérdida de capacidad productiva de algunos productos en los cuales éramos sumamente competitivos antes de la firma de algunos TLC, no pueden ser estos tratados una fuente de erradicación de la industria nacional, por el contrario, se debe fortalecer y darle condiciones para competir con sus iguales importados, no podemos perder nuestra capacidad productiva; además los países desarrollados negocian solo con los productos en los que son competitivos, lamentablemente Colombia admitió esos tratados con productos tan importantes para la generación de empleo como lo son los derivados lácteos y demás.
#PorAmorAAntioquia debemos posibilitar el acceso a la tierra a nuestros campesinos, claro está, sin pasar por encima de la propiedad privada. Permitir el acceso de los mineros a subcontratos de formalización y cederles el 10% del área titulada y no explotada a los mineros sin título. Hay que generar un fenómeno de formalización laboral y empresarial que nos dé un mayor índice de competitividad y productividad laboral fortaleciendo así la economía del país, a la vez promover la sustitución de importaciones y sacar avante toda nuestra potencia exportadora.
Nota: Nuestro país tiene todo para seguir creciendo y avanzando en el camino de la recuperación económica y la senda de progreso social, cuidemos nuestro país, cuidemos nuestra democracia, no caigamos en el engaño populista que está proponiendo la izquierda.
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