CONNECTA PROBLEMAS

A lo largo de la historia macondiana, ha habido centenares de ministros de polémico proceder, que repugnan inclusive; caso Gustavo Rojas Pinilla como Ministro de Guerra (Laureano Gomez), El Tigrillo Noriega como Ministro de Gobierno (Carlos Lleras Restrepo), Alberto Santofimio Botero en Minjusticia (Alfonso López Michelsen), José Name Terán en Mintrabajo (Virgilio Barco), Carlos Arturo Marulanda como Mindesarrollo (Virgilio Barco), Morris Hart en Mincomercio (Ernesto Samper), Andrés Uriel Gallego en Mintransporte (Álvaro Uribe Vélez), por mencionar unos cuantos ejemplos. El caso de hoy es de un señor de apariencia joven, a quien el presidente Santos lo defiende como un niño juiciosito y con un coeficiente intelectual de película, de cualidades y educación intachables, mejor dicho, un estrato mil, una joyita. Se refiere al exminminas Tomás Gonzalez, de familia valluna y conservadora, de quien no se creía que saldría con una perlita como la que lo llevó al ostracismo y a admitir que no estaba preparado para tal cargo, para la muestra la famosa prima de confiabilidad (en conjunto con la nefasta CREG), así como el tema que ocupa la presente columna; la empresa de su familia política, la cual obtuvo contratos de manera extraña durante el viceministerio y ministerio de Tomás; eso sí, las autoridades respectivas deberán aclarar todo este embrollo.

La empresa de la familia política de Tomás (en donde inclusive trabajó, o le dieron una cobija temporal) se llama Connecta S.A.S, que tiene entre sus objetivos, en ciertos contratos de trabajo (si es que se pueden llamar así) con el Gobierno (Fuente, Revista Semana): “medir la percepción de la población frente al proceso de paz y la gestión del Gobierno, entre otros aspectos, a través de la elaboración, ejecución y análisis de encuestas. Una misión cumplida por la firma Connecta SAS dentro de los términos de ejecución previstos, pero que sigue dando de qué hablar por las omisiones del ministro Tomás González para admitir, desde que se conocieron los contratos, que la empresa era de su entorno familiar, así no tenga que ver con sus funciones ministeriales”. Ay Tomás, en este caso le faltó meter el dedo al costado para verificar que estos trabajitos no tenían propósitos nobles, tan solo armar unos chicharrones.

El exministro se atornilló a su escritorio como garrapata al árbol, decía ser el más santista de los ultrasantistas, ¿cierto Gabriel Silva? De pronto Tomás por ser leal a su familia política, por razones valederas y comprensibles, se quedó en el Ministerio velando por su desarrollo y feliz término económico. Pero descuidó los problemas de infraestructura minero – energética, incluso, sacándole la piedra al mismo presidente, lo cual hizo que saliese de su oficina en el CAN como pepa en guama (dicho muy aplicado en el Valle del Cauca). Y lo más triste, le dio papaya a los fhüribistas, los robledistas ortodoxos que no aportan nada, y al desembocado inquisidor, perdón, procurador. La empresa Connecta, no le trajo réditos económicos y políticos al exministro, solo le trajo problemas, vaciada de Juampa y preguntas de su familia política que no podrá responder, sumando a la oposición. En semana santa, si habrá alguien en la cruz del estigma y el rechazo, en medio de una agonía política y las miradas de inquisición y amargura, será este pobre muchacho, que se nota que está preparado y que es buena gente, pero que era el menos indicado para semejante lío.

¿Qué dice Tomás Gonzalez sobre el tema? En una entrevista concedida a El Espectador, se pueden leer las siguientes frases: “Fui socio hasta octubre de 2010, antes de que se firmara cualquier contrato con el Estado. Cuando salí del gobierno, y en cumplimiento del régimen de inhabilidades que me cobijaba y que me impedía trabajar en temas relacionados con los que tuve a mi cargo como viceministro, volví a trabajar para Connecta, en calidad de empleado, por un período de seis meses en 2013. En ese tiempo participé, en mi calidad de empleado de Connecta, en proyectos con la Presidencia en temas de paz”…cambió de trabajo como cambiar de ropa, y no se lo dijo a nadie (todo eso indica) en la Casa de Nariño. “No (consultas con el Presidente Santos). He hecho las consultas pertinentes a la Secretaría Jurídica de la Presidencia que es a la que le corresponde el tema y he actuado según sus indicaciones”. Con razón, Santos se enojó porque lo cogió en su mentira. Con cosas así, es que el colombiano común y corriente pierde la paciencia con el actual Gobierno.

PD1: Nada que los algorítmicos contratos de la Fiscalía, sirven para aclarar todo lo relacionado con Saludcoop. Y eso que ya hay una víctima.
PD2: Lo mejor que pudo ocurrir en estos días es que Samuel Moreno fue declarado culpable por todas sus fechorías dentro del Carrusel de la Contratación, y está a punto de pagarlas en la cárcel.
PD3: esta columna no aparecerá el próximo martes 22 de marzo.