“Es hora de generar acciones de cambio concretas que eviten posibles escenarios de desinstitucionalización y caos. Recuperemos la confianza ciudadana y cuidemos nuestras instituciones”.
En virtud de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y, en específico la meta ODS 16: paz, justicia e instituciones sólidas, debemos defender la democracia y sus instituciones. Montesquieu plantea que la garantía de independencia y colaboración armónica por parte de los poderes públicos nos permiten tener sociedades más pacíficas y justas.
Las instituciones democráticas no pueden darse por sentado, sino que, por el contrario, debemos construirlas día a día. Sin lugar a duda, como lo manifiesta el profesor de la Universidad Externado de Colombia, Jorge Iván Cuervo, “la crisis de confianza en las instituciones está en el corazón de la crisis por la que atraviesa Colombia”.
Ante todo, se trata de un reto para la democracia. En esta medida, debemos optar por modernizar la administración pública y propender por un rediseño del Estado que abarque desde la forma cómo se eligen los funcionarios «puerta giratoria», hasta la relación entre los privados y el gobierno mediante el lobby, pasando por la restructuración de entidades, cuando así sea necesario. Por la situación actual y la crisis que existe en algunas entidades, no se puede pensar en acabar con las instituciones.
No obstante, siempre escuchamos que existe poco interés por los asuntos públicos, así como una alta precariedad institucional. En el año 2021, la encuesta adelantada por Edelman Trust Barometer, mostraba como en Colombia el índice general de confianza ciudadana en el gobierno, las empresas y medios de comunicación, bajaba 5 puntos. El principal factor: la corrupción. Tenemos que: “la confianza en el gobierno está 20 puntos por debajo del promedio global”. En tal sentido, vale la pena recordar las palabras del exmagistrado José Gregorio Hernández: “lo más grave que le puede ocurrir a una sociedad que se considera democrática es la pérdida de confianza del pueblo en sus instituciones”.
Al respecto, el embajador de Alemania en Colombia, Peter Ptassek, escribió en su cuenta de la red social Twitter el día 12 de mayo de 2022 que:
Las instituciones no deliberan, son imparciales, para de esta manera brindar un marco seguro y estable a las deliberaciones de los ciudadanos. Al no ser así, estas generadoras de confianza se volverían disfuncionales, provocando una peligrosa pérdida de confianza. Cuidémoslas!
— Peter Ptassek – Embajador de Alemania en Colombia (@alemEmbajador) May 12, 2022
¿Es posible que los ciudadanos recuperemos la confianza? Debemos repensar la institucionalidad democrática como garantía para los ciudadanos a partir de tres premisas: i) instituciones sólidas que permitan igualdad de condiciones para los ciudadanos. ii) Incrementar la capacidad del Estado para combatir la corrupción y fomentar la legalidad. iii) Implementación de un nuevo modelo de gobierno abierto para “facilitar la forma en la cual la ciudadanía tiene acceso a los diferentes procesos de toma de decisiones”.
Se trata entonces de que nuestra institucionalidad resista como bastión del sistema democrático y, en el futuro, también se fortalezca. El Banco Interamericano de Desarrollo, señala que la confianza, es un asunto transversal y es el pilar de cualquier democracia. Necesitamos “reformas estructurales que superen las actuales asimetrías de poder, fortalecer las instituciones y por esta vía lograr que los gobernantes rindan cuentas”. La confianza y legitimidad de las instituciones no se alcanza mediante la expedición de decretos. Es hora de generar acciones de cambio concretas que eviten posibles escenarios de desinstitucionalización y caos. Recuperemos la confianza ciudadana y cuidemos nuestras instituciones.
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