Grandes retos enfrentan los alcaldes de sexta categoría, en estos primeros días del segundo año del coronavirus. Las dosis de las vacunas se van a demorar en llegar al hospital del pueblo, las regalías que llegan de Bogotá, se deben de justificar en programas y proyectos, el predial se promueve con descuentos para quienes paguen el año 2021, la educación y la cultura siguen en modo virtual, no hay fiestas religiosas y menos la cabalgata para recoger fondos para ayudar a la manutención del asilo.
La economía de lo local, de esos municipios de sexta categoría, está de cuidados intensivos. El turismo se ha mermado en un 75% y va en aumento. Los pocos turistas que están llegando, no se están quedando en los hoteles y prefieren regresar a sus casas. Los vendedores tratan de hacer el recorrido ayudados del video llamado del whatsApp. Las empresas distribuidoras llegan con los pedidos, surten y se alejan rápido evitando de esa manera un posible contagio social.
La salud de los pueblos de sexta categoría, depende mucho de los cuidados que tengan sus habitantes, de sus alcaldes y de la capacitación que gestione el cuerpo médico y científico del hospital. Se pregunta la gente, ¿cuáles son las funciones del científico del hospital, frente a la contingencia del covid-19 en el municipio? ¿Será otra cuota política del diputado o del concejal?
Vale la pena mirar con interés, qué medidas están tomando municipios como la Palma, Cachipay, Sesquilé en Cundinamarca. Pueblos de Antioquia como: Giraldo, Peque y Anzá. Pueblos de Boyacá como: Chivor, Sutatenza y Tenza. Pueblos de Santander como: Galán, Charalá, Landázuri, Palmar. ¿Cuáles medidas están implementando o esperan el programa de las seis de la tarde de la Casa de Nariño?
Igual puede suceder en las capitales de Departamento, la indisciplina social del sancocho y la parranda en la calle son difíciles de controlar cuando no se tiene certeza del sintomático y del portador del virus. Incertidumbre ronda las administraciones municipales, de los pueblos de sexta categoría, donde la ciudadanía está sin empleo, sin vivienda y no se cosecha. Con los días en las alcaldías se complica el segundo año del coronavirus y se sienten los alcaldes aburridos con la población.
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