‘‘Con los crespos hechos”

La sección histórica de El Tiempo, “Hace 25 años”, del pasado 7 de octubre me recordó una frase de nuestras charlas con Álvaro Gómez: Vivimos en un país –y un mundo, diría hoy– donde todo sucede y nada pasa.

En efecto, el 7 de octubre, hace 25 años, mientras la Corte Constitucional declaraba catástrofe humanitaria el creciente desplazamiento forzado y le exigía soluciones al presidente, en el mundo, el primer ministro israelí declaraba que, de no haber un cambio en la violencia palestina, “lo interpretaremos como una interrupción de las conversaciones por parte de Yaser Arafat, y la responsabilidad será solo suya”.

Han pasado 25 años y hoy recordamos otro 7 de octubre, en 2023, cuando la violencia palestina explotó con sevicia terrorista que espantó al mundo: 251 personas secuestradas y 1.200 asesinadas. Israel respondió con fuerza también inusitada, que deja más de 68.000 muertos, destrucción y desplazamiento; una reacción injustificada –la extrema violencia siempre lo es–, pero explicable en un pueblo perseguido durante siglos, que ha dicho “No más”, después del asesinato de seis millones a mediados el siglo pasado.

En Colombia, Benedetti, desde el imaginario liderazgo mundial de Petro y su gobierno, “el único del planeta que se le ha parado en dos patas a Israel y Estados Unidos”, invitó a las marchas en apoyo a Palestina, aclarando que no fueron convocadas por el gobierno, aunque Petro lleve meses incitando al odio, con más inquina desde que perdió su visa por andar de manifestante callejero en Nueva York.

Hubo disturbios en la Universidad Pedagógica de Bogotá, donde se preparan – ¿o se ideologizan? – los maestros de nuestros niños, y miles de personas obligadas a largas caminatas, pues las marchas “pacíficas” violentan el derecho a la libre movilización.

Marchas inoportunas, en una fecha que, para la comunidad judía, es sagrada en tributo a las víctimas de “la matanza más grande después del Holocausto”. Ese día se encendió la hoguera de la violencia y fue Hamás quien lanzó la chispa, que hoy se empieza a apagar gracias a la gestión del presidente Trump.

Marchas con apoyo innecesario del gobierno, en un país agobiado por la violencia narcoterrorista, pero también por la protección del Estado a los bandidos y el discurso de odio del presidente.

Marchas inconvenientes para las ya tensas relaciones con Estados Unidos por las acciones y declaraciones delirantes de Petro, poniendo en riesgo el apoyo contra el narcoterrorismo y en otros frentes, además de las exportaciones y el empleo.

Así que, si el delirio de liderazgo mundial le alcanzaba a Petro para creerse definitivo, no solo en el salvamento del planeta, sino en la resolución del conflicto en Medio Oriente, pues se quedó con “los crespos hechos”, pues Trump ya hizo lo suyo por la paz.

Más le valdría dedicarse a gobernar este país que avanza a pesar suyo y en espera de… agosto de 2026.

José Felix Lafaurie

Presidente Ejecutivo FEDEGÁN y Director del periódico virtual http://www.contextoganadero.com/

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