¿Cómo saber si estamos frente a un estafador del amor?

Hace unos años salía a la luz una noticia que daría la vuelta al mundo. Tal fue su repercusión, que incluso el gigante del entretenimiento audiovisual de nuestra época, Netflix, decidió que aquella noticia era carne de cañón para una serie de éxito. Esa serie se tituló El estafador de Tinder, y contaba la historia de Simon Leviev, un joven de origen Israelí que realizó estafas por valor de varios millones de dólares a víctimas con las que entablaba relaciones a través de la aplicación de citas más conocida del momento.

A partir de esa noticia, el interés por este tipo de prácticas se disparó, y empezaron a surgir a lo largo y ancho del planeta numerosos casos en los que se imitaba o se repetía casualmente el modus operandi característico de ese famoso caso. Ese auge de las estafas pertrechadas por medio de las aplicaciones de citas hizo saltar las alarmas a muchos de sus usuarios y a las autoridades. En este artículo vamos a exponer algunas de las prácticas delictivas más comunes de este tipo de delincuentes.

Lo primero que debemos destacar acerca del tema de las aplicaciones de citas es que estamos ante un fenómeno que abre la puerta a un ámbito muy privado, íntimo y personal de las personas: el de sus relaciones sentimentales. Se trata de un ámbito en el que las personas suelen ser especialmente sensibles y, por tanto, más vulnerables a sufrir ataques antes los cuales tengan dificultades a la hora de reaccionar y defenderse. Por eso, es especialmente importante ser precavido y conocer las amenazas y los riesgos que pueden esconderse tras la pantalla.

Además de las amenazas típicas de los servicios digitales de cualquier tipo, como pueden ser el malware, el phishing o los problemas de privacidad, en el mundo de las aplicaciones de citas solemos encontrarnos con amenazas adicionales que pueden oscilar desde la extorsión hasta las estafas a gran escala.

No siempre es fácil distinguir a los ciberdelincuentes de los usuarios normales de este tipo de aplicaciones, por lo que lo primero es subrayar la importancia de la precaución. En este sentido, como nos indica en este artículo ExpressVPN, es un riesgo importante compartir contenido personal explícito con alguien que hayamos conocido a través de estos medios. Tampoco es recomendable compartir documentos relevantes ni datos personales sensibles. Haciéndolo, nos exponemos a casos de extorsión en los cuales se amenaza a la víctima con publicar, compartir o utilizar fraudulentamente las imágenes, los documentos o la información compartidas. En estos casos, el ciberdelincuente pide una suma de dinero a cambio de no hacerlo.

Hay veces, sin embargo, que la cosa va más allá. Hablamos entonces de estafas con mayúsculas. Una de las maneras para saber si estamos frente a un estafador del amor es conocer cómo suelen operar este tipo de delincuentes. Las estafas de este tipo suelen compartir algunas características. En las más sofisticadas, el estafador busca establecer un vínculo sexo-afectivo con sus víctimas. Además del chantaje sexual, podemos encontrarnos con estafas en las que los delincuentes amorosos aluden a situaciones personales repentinas duras y dolorosas para convencer a sus víctimas, con quienes han establecido una relación emocional, de que les envíen dinero. Los argumentos pueden ser variados, desde emergencias médicas, a problemas económicos, pasando por asuntos con criminales o enemigos. En cualquier caso, suelen ser situaciones sorpresivas e imprevisibles.

Estos estafadores suelen comenzar pidiendo cantidades pequeñas, y según el comportamiento de la víctima puede repetir sus peticiones y/o aumentarlas con el tiempo. En casos de estafas muy elaboradas, los delincuentes pueden llegar a establecer verdaderas relaciones de varios meses de duración en los que se van ganando la confianza de sus parejas para luego engañarles simulando una situación repentina en la que necesitan dinero. En estos casos, es común que el estafador sea reacio a introducir a la víctima en su entorno. Si llega a presentarle a algún amigo o conocido, es posible que esté forme parte de la estafa, e incluso que sea precisamente ese “amigo” quien informe a la víctima de la situación de dificultad de su pareja para pedirle el dinero.

Una vez se realizan los pagos, es común que los estafadores aseguren que han realizado el reintegro de los mismos pasados unos días, llegando a mandar justificantes de pagos o pantallazos de la operación. Sin embargo, al contactar con sus bancos, las víctimas se dan cuenta de que esos fondos nunca han llegado.

 

 

Ignacio Benitez H.

**

Comentar

Clic aquí para comentar

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.