Compartimos con nuestros lectores la más reciente publicación de Medellín Cómo Vamos acerca de la calidad de vida de los jóvenes de Medellín y Valle de Aburrá.
«La voz de los jóvenes de la ciudad ha sido fuerte y clara, este grupo poblacional ha pedido priorizar en la agenda tres temas: salud, educación y empleo. La Encuesta de Percepción Ciudadana de Medellín 2020, muestra que estos son los temas que los jóvenes piden priorizar en la agenda pública y al mismo tiempo son los que más afectan la calidad de vida de los jóvenes de la ciudad»: MCV
Informe completo: Medellín Cómo Vamos
En temas de salud, y especialmente salud sexual y reproductiva, el embarazo adolescente ha sido uno de los asuntos en los que Medellín Cómo Vamos ha hecho más énfasis. Al respecto, es importante señalar como, de forma positiva, desde los últimos diez años la tasa de fecundidad para mujeres entre 15 y 19 años en Medellín ha tenido una tendencia a reducirse; sin embargo, continúa siendo preocupante que existan comunas como Manrique, Popular y La Candelaria, donde en 2020 se registran tasas de embarazo adolescente que son casi el doble que el promedio de ciudad. Las altas cifras en estos territorios, que además registran mayores niveles de pobreza, contribuyen a la ampliación de las desigualdades existentes y muestran la necesidad de focalizar acciones.
Además, en el marco de la pandemia es preocupante que se registren mayores tasas de embarazo de 10 a 14 años, que se pueden asociar a abuso y violencia intrafamiliar. En cuanto a educación, aunque se reconocen los avances que ha habido en términos de cobertura, existen retos importantes en materia de calidad, eficiencia y pertinencia. Además, se encuentran brechas por nivel socioeconómico, que ponen en evidencia que a pesar de que los jóvenes navegan la misma marea, van todos en embarcaciones muy diferentes.
Los resultados de este informe muestran la importancia de focalizar acciones en la población más vulnerable, para impulsar la reducción de las desigualdades, dado el poder de la educación para garantizar los conocimientos, capacidades, habilidades y valores éticos necesarios para cumplir una función como agentes de desarrollo y contribuir a la creación de proyectos de vida personales.
En relación con el empleo, los jóvenes han sido el grupo poblacional que históricamente ha presentado mayores dificultades para vincularse a trabajos de calidad y en 2020, con la pandemia, han sido los más afectados. Este año, los jóvenes han soportado en mayor proporción las consecuencias del COVID-19, alcanzándose máximos históricos en la tasa de desempleo, así como un incremento sin precedente en los jóvenes que no estaban ni estudiando ni trabajando. Esto, por un lado, ha contribuido a la ampliación sin precedente de las brechas, y por el otro, ha puesto sobre la mesa la necesidad inminente de generar acciones que permitan frenar esta tendencia.
La situación es aún más preocupante al desagregar a los jóvenes por sus diferentes características, encontrando que son los de menor nivel socioeconómico, menor nivel de formación educativa y las mujeres jóvenes los que registran los peores indicadores de mercado laboral, contribuyendo a la profundización de las desigualdades.
Ante estas barreras, y una realidad que no siempre es esperanzadora, los jóvenes tienen el potencial de ser dinamizadores del cambio. Este grupo, que representa una cuarta parte de la población de la ciudad, tiene en sus manos el potencial para promover un cambio al modelo de desarrollo vigente. Los jóvenes entre 18 y 25 años, así como los adultos jóvenes entre 26 y 35 años, son los dos grupos que más participan en actividades en beneficio de la comunidad, y a través de sus expresiones por medio de la cultura, de organizaciones juveniles, y de muchas otras, han ido conquistando mecanismos que les han permitido hacer sonar su voz y expresar sus anhelos y reclamos.
Ahora bien, los jóvenes alzan la voz pero no basta solo con escucharlos, hay que tomar nota y actuar en conjunto. Es necesario incluir a los jóvenes para la construcción de modelos sociales, que permitan convocar, movilizar e impactar en los temas que más los afectan, focalizando acciones en los territorios y grupos más vulnerables de manera que se promueva el cierre de las brechas existentes.
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