Colombia: ¿Qué tenemos que perder?

“Caer en manos de proyectos populistas que usen la democracia y la confianza de la gente para hacerse elegir y luego “asesinarlas” desde adentro, es una tragedia que debemos evitar a toda cosa”.


 Un argumento reiterado entre quienes creen que la izquierda radical y el socialismo del siglo XXI es la salvación a los problemas del país, es que poco tendríamos que perder con un cambio de modelo político, social y económico.

Pero hay que conocer la historia política de la humanidad para entender en qué terminan los “cambios” basados en el populismo y las reformas radicales del socialismo. No vamos muy lejos: en Venezuela, Hugo Chávez llegó al poder a través de un discurso de ruptura con el orden político, social y económico que venía funcionando, y con la reivindicación de los sectores populares de su país.

Sin embargo, el régimen que instauró y continúa Nicolás Maduro, en lugar de generar transformaciones estructurales que mejoren las condiciones de vida de la población, ha ocasionado una ruptura con la democracia y sus instituciones, la libre empresa, las libertades ciudadanas y el crecimiento económico sostenido, factores esenciales para avanzar hacia la superación de problemas estructurales como la pobreza, el desempleo y la desigualdad.

En 1999, la pobreza en Venezuela afectaba al 42% de los hogares y la pobreza extrema al 17,1%. Cifras muy altas que podrían hoy estar por debajo del 20% con un gobierno democrático. Pero no, en el país vecino la economía cayó 75% entre 2014 y 2021 y el PIB per cápita llega a los mismos niveles de Haití. Además, son alarmantes las cifras de pobreza y pobreza extrema que llegan al 94,5% y al 76,6% respectivamente (Encuesta Encovi).

El gobierno de Hugo Chávez inició con una tasa de desempleo del 15% y en 2003 ya iba en el 19%. Según el FMI, Venezuela presentaba en el 2020 la peor tasa de desempleo del mundo (58,3%). Los salarios son inferiores a 2 dólares al mes cuando una familia necesita al menos 27 dólares semanales para comprar alimentos básicos.

Por si fuera poco, Human Rights Watch presentó un resumen sobre la situación de derechos humanos en Venezuela: la represión brutal por parte del régimen de Maduro persiste y existen motivos razonables para creer que en el país se cometieron crímenes de lesa humanidad, y que las autoridades judiciales, cómplices de los abusos, perpetúan la impunidad.

Es lamentable el deterioro de un país maravilloso como Venezuela: 5.9 millones de venezolanos han tenido que migrar forzosamente por las condiciones de vida que se tienen en esa nación. Caer en manos de proyectos populistas que usen la democracia y la confianza de la gente para hacerse elegir y luego “asesinarlas” desde adentro, es una tragedia que debemos evitar a toda cosa. Venezuela es el espejo de un país en progreso constante, como Colombia, que ahora es el más pobre de la región por cuenta de un régimen autoritario y una economía socialista que en lugar de crecer y distribuir ingresos, decrece y distribuye pobreza.

Definitivamente, sí tenemos mucho más que perder con los ya fallidos proyectos de cambio socialista que se renuevan en los tiempos de crisis.

Santiago Orozco Carmona

Politólogo y Magíster en Estudios Políticos de la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín; diplomado en docencia, currículo y didácticas y en convivencia escolar. Es fundador de la corporación Por la Gente Somos Más y Creador de El Líder Sos Vos. Se ha desempeñado como investigador y escritor en el área de las ciencias sociales, políticas y humanas; docente de básica primaria, secundaria y media durante más de dos años; docente universitario, asesor de despacho y coordinador del Programa de liderazgo "El Líder Sos Vos" de la Secretaría de Educación de Medellín durante el 2016-2019.

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