Influenciado bajo las observaciones cotidianas es perceptible como la sociedad Colombiana cambia drásticamente, y no cualquier parte de este conglomerado de individuos que se autodeterminan racionales, humanos y en especial seres con IDENTIDAD, hablo de una fracción de esa mencionada sociedad, la juventud, a través de especulaciones.
Los jóvenes de la Colombia del siglo XXI son formas y etiquetas de moldes extranjeros, que a su parecer es lo mejor, dicen que es lo más maduro y ahora es su identidad pero, no es más que un circo de características importadas de naciones frías que les dan un respaldo olvidando su propia cultura y sus propias raíces, lo triste es Colombia más europeos y americanos que en esos continentes, casualmente o en las calles se escuchan estereotipos de cómo vestir, como hablar o como pensar, pero estamos en un mundo de libre pensamiento encerrado en grandes corchetes que se forman en el límite de esté que a la vista de muchos o a la concepción de varios esto no es más que una etapa o un carácter individual. En mi opinión es un problema de suma importancia, no por cómo estos rostros criados con hamburguesas transgénicas traídas del norte y vestidos con pantalones hechos en Colombia, pero etiquetados por el desarrollo de los territorios que hoy se arrepienten por no ser parte de ellos, sino porque olvidamos quienes somos, y exigimos un para dónde vamos, este es el gran problema.
Prohibido olvidar, escuchamos por parte de todos los jóvenes que se auto determinan anticapitalistas usando tenis de marcas de talla mundial, camisas importadas, y comiendo en restaurantes por simple apariencia .Vemos estas ironías en nuestra cotidianidad, como aquellos que pagan viajes al extranjero para conocer la belleza del mundo que añoramos apreciar y podemos dar millones de ejemplos en las industria de la moda, la música, y el arte. No puedo entender como los colombianos tenemos estas pretensiones cuando nos olvidamos a nosotros mismo, hoy en día nadie sabe de donde es, comemos productos extranjeros por identidad, vestimos por personalidad y criticamos nuestro país en múltiples aspectos para sentirnos interesantes llenándonos de falaseas para solo tener algo de qué hablar. Desconocemos nuestra música, nuestra comida y los múltiples dones que se han desarrollado en esta tierra manchada en sangre, conflicto e indiferencia; ¿dónde queda la música de nuestro país, los destinos turísticos, las múltiples historias narradas y vividas por los veteranos olvidados por esta generación? Pero claro nos abastecemos en nuestra ignorancia proclamando que este país no va para ningún lado pero nosotros mismos despreciamos a este pedazo de mundo lleno de fauna, flora, gente bella y amplia gastronomía, y aun así vemos compatriotas que rechazan todo el desarrollo cultural que cronológicamente a sobrevivido en la historia de un país saqueado por la corrupción de una manada de salvajes, que día tras día mal pagan a este pueblo, el Colombiano.
Esta manera de llevar nuestros rumbos personales es tan decepcionante que al parecer en los contextos sociales de lo único que se habla son de niñas exploradores repartiendo galletas por la calle, puestos de limonadas, de mesadas, ventas de garaje, o casas en los árboles, nunca he visto esos casos en mi país, porque éste es mucho más que eso, son paseos familiares en orillas de los ríos y mares que lo bañan, grandes fiestas en los barrios donde se baila y se come al son de la música que me eriza la piel y me emociona el alma cada vez que la veo, de jugar futbol sin zapatos, sin porristas, o ninguna mascota, de ir a la iglesia un domingo, de comprar helados caseros, de llegar sudado a la casa de una larga jornada de juegos con los amigos del barrio, son esas cosas que nos dicen quienes han vivido durante tiempos memorables mientras ocurrían los cambios de nuestra patria, sin embargo somos más que tácticas de mercado o una carnada para vender todo lo que les sobra ya que bajo los conceptos del mercado no somos más que una moda, aunque lamentablemente hoy en día encontramos saliendo de cualquier lugar ateos por moda, homosexuales por moda, fumadores por moda y los más gracioso del caso extranjeros por modas.
Después de este nubloso panorama lleno de confusiones vemos jóvenes que apoyan el talento y la formación de una Colombia digna basada en principios que rescatan esos regalos abandonados por extranjeros de corazón, teniendo en cuenta que se pierden uno de los regalos más hermoso que cualquier individuo de este mundo lleno de suicidios, drogas, problemas sociales y desarrollo, desearía tener en el corazón, ser colombiano de cuerpo y alma valorando y respetando toda la identidad de aquel que es colombiano ya que cada colombiano a su propio juicio es responsables de limpiar una bandera que con los años tiene más estrellas yankees que amarillo azul y rojo izando en nuestra sociedad.
[author] [author_image timthumb=’on’]https://alponiente.com/wp-content/uploads/2014/09/PicsArt_1410932753894-300×225.jpg[/author_image] [author_info]Felipe Garcia Estudiante de ciencia políticas de la universidad de antioquia. siempre dispuesto al debate y al análisis político en los diferentes aspectos sociales.[/author_info] [/author] https://alponiente.com/wp-content/uploads/2014/09/PicsArt_1410932753894-300×225.jpg
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