Colombia, la nación que no avanza

“Pertenezco a una generación que quiso cambiar al mundo, fui aplastado, derrotado, pulverizado, pero sigo soñando que vale la pena luchar para que la gente pueda vivir un poco mejor y con mayor sentido de igualdad”.

JOSÉ (PEPE) MUJICA.


Para lo que compete al futuro de Colombia, el 2022 es un año transicional, en el que los ciudadanos, deciden el rumbo del país por medio de la democracia. Las elecciones suelen ser un mecanismo de participación popular que ofrecen una alternativa al cambio, sin embargo, varios fenómenos nos afectan como país: polarización, corrupción y desigualdad social, entre otros. El continuismo ha vivido entre nosotros y por más de 20 años ha sido aceptado y digerido como almuerzo maluco, tenemos una memoria exageradamente selectiva, poseemos “buenos muertos” o algunos no tan importantes, somos como las hienas: “comiendo ñola y toteados de la risa”

Hoy el país se divide entre aquellos que llevan su estandarte de “el que sea menos Petro” y aquellos que están hartos “del que diga Uribe” o del que realmente no proponga una salida a la debacle del gobierno actual. En su gran mayoría tienen miedo al cambio, pero este miedo se ve apalancado por el simple desconocimiento o por la desinformación que sirve como bálsamo curativo. Colombia es un estado corrupto, ha vivido demasiado años en lo mismo y pareciera ser que su gente no quisiera despertar; es más importante no arriesgarse que siquiera intentarlo, no por nada en latino América somos uno de los países que menos oposición ha puesto a su gobierno, nos conformamos con poco y exigimos menos aún.

El miedo es un sentimiento al que todos estamos expuestos, mucho más cuando la incertidumbre y lo desconocido van de la mano de este, lastimosamente el miedo en Colombia se vuelve programado, casi sistemático, promovido por aquellos que saben y pueden infundir el terror; esto se evidencia, sobre todo al momento de pensar en votar por algo alternativo o que rompe un poco el continuismo. Colombia siempre ha sido gobernado por los mismos en el frente (presidencia y senado) y desde las sombras, por el narcotráfico, las mafias y la corruptela. Que estos mecanismos de gobierno legales o ilegales ya no se den, incomoda a muchos, más que todo a los que realmente “mandan”, porque sus negocios multimillonarios se pueden ver afectados y eso a nadie le gusta.

Es contradictorio cuando los mismos afectados por todo esto, son aquellos que le tienen miedo al cambio, asalariados y personas del común que nunca se han visto beneficiadas por los gobiernos de derecha. En las calles y en redes sociales se ve como muchos siguen en el desconocimiento y se esperanzan en que algún día, encontraran el billete de lotería que cambiará sus vidas. A diferencia de otros, que representan esa derecha real, aquella que es acaudalada, esa que tiene sus bolsillos tan llenos que en varias vidas no gastarían sus fortunas, a esas personas se les puede justificar que los gobiernos progresistas o de izquierda les den miedo, al proletariado no. La desigualdad que se vive en el territorio colombiano es una de las más marcadas en América Latina, las tasas de desempleo son altas y la división de la tierra fértil es para nada equitativa, los ricos y acaudalados poseen mucha, pero esta se convierte en latifundios improductivos al no ser aprovechada de la manera correcta; los pobres poseen poca y cada vez son obligados a abandonarla por temas de desplazamiento forzado o por aventurarse a un futuro en las ciudades, gracias a la falta de oportunidad que genera el campo. “Solamente el 10% de la población más rica de Colombia recibe 11 veces más que el 10% más pobre del país. Esto es una brecha de desigualdad dramática. Además, de las formas de pobreza multidimensional que en los hogares rurales colombianos corresponde a tres veces más que en las zonas urbanas”. (Peña, 2022)

Difícilmente, el cambio de gobierno pueda ofrecer una solución rotunda o de un tajo, se necesita de tiempo y de sembrar unas bases que puedan dar fruto con el paso de los años. Tenemos vivos ejemplo que el progreso se puede dar, Uruguay con Pepe Mujica y Brasil con Lula Da Silva son ejemplo de que la izquierda no significa desgracia y empobrecimiento, Chile apenas se suma a dicha experiencia de gobierno con Gabriel Boric, pero esto no basta, no cuando tenemos ejemplos como la tan mencionada Venezuela y su dictadura chavista, la de Nicaragua con Ortega y por supuesto la de cuba y los Castro. “Esta tendencia representa el cambio a partir de políticas sociales, económicas y culturales incluyentes y modernas; son herederos del librepensamiento, de la libertad, la igualdad social, la justicia social, la solidaridad, el bien común y el Estado de Bienestar; conquistas de las revoluciones más importantes de la humanidad; la tendencia del cambio es contraria a la política de sometimiento a los intereses de Estados Unidos, al modelo neoliberal; está por la implementación de los acuerdos y la defensa de la paz como uno de los imperativos éticos más importantes de una sociedad que estuvo sometida a más de 50 años de guerra”. (Higuita, 2018)

Es por esto, que ir para el mismo lado, es lo único que puede garantizar que se comience esa metamorfosis que nuestro país merece. Se vale soñar con un país abierto a nuevas cosas, el cual está cansado de repetición y que, si bien en el fondo tiene miedo, se nota que quiere superase y darse a conocer en el continente por su avance y progreso, no por el estancamiento.

Juan Sebastián Arango

Mi nombre es Juan Sebastián Arango, soy docente de Ingles desde el 2011, tengo estudios en idioma extranjero y varios diplomados en educación, al igual que seis semestres de comercio exterior en la universidad ESUMER. Básicamente me gusta hablar de todo un poco, la política, los deportes, la historia y la música son temas que se me dan con facilidad a los cuales, les invierto tiempo investigando para aprender cada vez mas. Me gusta la lectura de artículos y columnas, libros clásicos en ingles y español y uno que otro de autores Colombianos. Viví 7 años en Estados Unidos y quiero comenzar en este camino de escribir sobre diversos temas para el interés de los jóvenes y adultos de nuestra ciudad.

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