La designación de Colombia como Secretaría Pro Tempore del Qhapaq Ñan por dos años, es una gran oportunidad para el país y para toda la región andina por el impacto que tiene esta ruta ancestral. Este sistema vial y como bien lo describe la geógrafa Guadalupe Martínez Martínez, es el resultado del aprovechamiento de los antiguos caminos de los territorios conquistados donde se logró articular una red de dimensiones subcontinentales que sirvieron como un instrumento valioso al servicio del Imperio desde su dimensión político militar, pero también ambiental, económica, social y religiosa.
Que el Qhapaq Ñan haya sido inscrito en la lista del patrimonio mundial de la UNESCO en 2014, como una de las mayores redes viales de mayor longitud construida en la época prehispánica, es de por si entender la dimensión del poder político y económico del imperio Inca que bien vale la pena analizar como parte integral de la cultura e historia de los pueblos andinos.
El patrimonio que representa el Qhapaq Ñan para nuestro país en lo que respecta al tramo de Rumichaca en Pasto y que fue declarado patrimonio de interés general, engloba una rica diversidad cultural y natural que ha sido valorada y promovida a través de diferentes esfuerzos de preservación y gestión. La asunción de la Secretaría Pro Tempore por Colombia se convierte así en un impulso importante para dar continuidad y mejorar dichos esfuerzos.
La labor que Colombia va a asumir en esta tarea implica liderar reuniones y trabajar en conjunto con 219 comunidades de Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador y Perú donde se busca la conservación de más de 300 sitios arqueológicos que forman parte del proyecto para coordinar y mejorar la gestión y conservación del Qhapaq Ñan y promover de esta manera su valor turístico y cultural.
Oportunidad para que los promotores del turismo de Colombia y aquellos amantes de este tipo de culturas, promuevan los unos y conozcan los otros, los paisajes andinos que el imperio Inca modeló, combinando los conocimientos locales de los procesos naturales y las necesidades de dominación imperial.
La asignación de esta responsabilidad a Colombia supone también un compromiso con la protección y preservación de la historia y cultura compartida de la región, lo que se traduce en una oportunidad para el país de trabajar en conjunto con las demás naciones andinas y valorar la importancia de ello.
Colombia asume un compromiso importante para toda la región andina teniendo a su vez una responsabilidad y oportunidad en la conservación y gestión de un patrimonio cultural invaluable, y de establecer una agenda enfocada en el desarrollo sostenible y la convivencia armónica con el entorno natural.
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