Uno de los mayores retos que tiene el sistema de salud de Colombia es adaptarse a tiempos cada vez más críticos como el que vivimos actualmente con la pandemia del Covid-19 y a la vez poder atender de manera preventiva y curativa la demanda de miles de pacientes en un sistema muchas veces insuficiente ante lo cual la telemedicina se convierten en clave para poder lograr mayor cobertura sin atiborrar con presencia física, reducir el riesgo de contagios y facilitarle la vida y el bolsillo al usuario; sobretodo a aquellos con enfermedades crónicas.
La telemedicina es la interacción entre médico y paciente a distancia mediante diferentes tecnologías de la comunicación y la información, debido a la situación causada por la COVID-19, este tipo de práctica está en auge en muchos centros de salud para poder seguir atendiendo a los pacientes que necesitaran seguimiento con su médico tratante y es una excelente opción para contribuir a mejorar la calidad de vida de aquellas personas que convivan con enfermedades crónicas como la diabetes y especialmente de los pacientes que son usuarios de tecnologías como la bomba de insulina.
Según el Ministerio de Salud y Protección Social, entre marzo de 2020 y enero de 2021 se realizaron 101.249.764 de teleconsultas, las cifras pasan de 1.194.931 atenciones en marzo de 2020 a 10.632.159 en enero de 2021 con participación de pacientes con enfermedades crónicas como diabetes.
La telemedicina se ha convertido en un recurso vital los pacientes de alto riesgo por enfermedades como diabetes, obesidad, hipertensión entre otros, por el Covid-19 ya que ayuda a vigilar la enfermedad sin exponerlos a un posible contagio.
Importancia para pacientes con diabetes
Según el Ministerio de Salud tres de cada cien colombianos tiene diabetes mellitus una enfermedad que afecta a muchos núcleos familiares, sin embargo, se estima que el número real es mucho más elevado y una de cada 10 personas en Colombia sufre de esta enfermedad y esto se debe a que casi la mitad de los individuos con esta patología no saben que están enfermos y es ahí donde toma mayor relevancia la telemedicina.
“Es relevante apostar por la telemedicina ya que mejora la calidad de vida de los pacientes y la de las personas que los rodean, facilitando el acceso a la atención médica estén donde estén. Y es que la utilidad de este tipo de herramientas va mucho más allá de las videoconsultas, ya que también permite acceder a contenidos de salud enormemente útiles o realizar un seguimiento de datos biomédicos a distancia y en tiempo real, entre otras muchas cosas» según pude escuchar de la doctora Paola Durán Ventura, pediatra coordinadora de endocrinología pediátrica de la Fundación cardioinfantil.
Para los pacientes con enfermedades crónicas como la diabetes la telemedicina es la alternativa ideal ya que no implica ningún riesgo de contagio, además de tener ventajas como poder hacer un seguimiento constante y en tiempo real, mejora la comunicación entre médico y paciente, genera mayor motivación de los pacientes entre otros factores que ayudan a paliar una enfermedad crónica e incluso a aminorar los elevados costos que afectan a tantas familias en el país.
Es menester de los gobiernos no solo en Colombia sino en América Latina proveer de las herramientas y de la formación porque una sin otra no sirve para nada; que permita el uso de la telemedicina en los 1125 municipios del país y así garantizar la atención preventiva, oportuna y eficaz de los pacientes, principalmente aquellos con avanzada edad o co-morbilidades que afecten su movilidad o los hagan más propensos a adquirir otras enfermedades al acudir a los centros asistenciales.
No se trata solo de adquirir modernos equipos o tener capacitación para la función médica, se trata de adquirir herramientas de comunicación asertiva y empática para poder entender que a pesar de hablar por medio de una pantalla, un sistema de audio o en un futuro quizá a un holograma; del otro lado sigue habiendo un ser humano con la angustia por su vida y su salud.
Por supuesto, las ventajas de la telemedicina no solo las percibe el propio paciente, también los profesionales sanitarios. Gracias a ella, se logra una mayor eficiencia y efectividad en el manejo de enfermedades crónicas que afrontan no solo los pacientes sino el entorno, muchas veces con un profundo impacto que se traduce en pobreza, miseria y bajo nivel de desarrollo humano.
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