Coherencia, una necesidad fundamental en miras de un cambio profundo

“la historia en Colombia está marcada por la falta de coherencia, más aún en el ejercicio de la política y en el marco de lo político”


El país se encuentra en un punto de inflexión de carácter histórico, sin embargo, resulta importante realizar una reflexión crítica con respecto a los movimientos sociales, en este caso el conocido “Paro Nacional”, tanto en sus acciones y resultados positivos como negativos, haciendo en el proceso, una separación clara entre: la manifestación/movimiento pacifico, el uso de las vías de hecho, las posibles infiltraciones que podrían existir para deslegitimar la protesta y el vandalismo que se realiza bajo el contexto de la movilización social.

Tanto lo positivo como lo negativo que se desarrolle y resulte de esta movilización se le debe atribuir al pueblo, en ningún momento la protesta actual ha tenido liderazgos políticos, y no debería tenerlos, aunque algunos políticos tanto de derecha, de centro y de izquierda hayan querido sacar réditos hacia las elecciones próximas, incluso bajo la existencia de un “Comité de Paro”. En estos momentos nadie puede garantizar ser la representación del pueblo, más allá del mismo pueblo que está tomando cada día más fuerza en las calles, de manera que la rabia debe conducirse de manera productiva hacia acciones de cambio, no debemos negar las emociones que llevaron a miles y miles de personas a protestar en la calle, no obstante, tampoco debemos dejar de lado nuestro sentido crítico, porque estaríamos actuando justo como las estructuras a las que buscamos cambiar.

Si queremos cimentar las bases de un cambio fundamental en la sociedad colombiana, debemos mantener una visión crítica tanto con las ideologías, instituciones y en general, los elementos que buscamos cambiar como también, la misma o mayor rigurosidad con las herramientas que usamos para generar este cambio, porque de no hacerlo, seremos incoherentes con nuestras propias banderas, como puede ser que se busque dentro de los objetivos de la manifestaciones una sociedad igualitaria, de manera que se reduzca y elimine los actos y lógicas patriarcales, mientras que en el marco de la misma protesta, por ejemplo, se incurra en actos de abuso o violencia sexual por parte de personas que estaban en las protestas hacia una patrullera de la Policía Nacional en Cali, y aún peor, que un sector esté negando, justificando e incluso señalando que esto es un acto de “reivindicación”.

Una actitud y mentalidad deplorable por parte de esta porción de la sociedad, ¿cómo estás a favor del movimiento social, mientras que ejecutas estas lógicas? Dentro de la lucha por mejores condiciones en la sociedad, debemos reforzar el rigor con respecto a estas acciones, porque si bien es cierto que el Paro Nacional no tiene líderes, por más que algunos quieran tomar esta posición o atribuirla a alguien por beneficio personal, sabemos que los colectivos pueden hacer diferencias abismales sin necesidad de liderazgos, por lo tanto, tiene que existir la coherencia entre la crítica que realizamos, las banderas u objetivos que se proponen y las acciones de la misma manifestación/protesta social.

La coherencia debe ser un pilar fundamental si queremos un cambio positivo, duradero y profundo en el país, de otra forma, todos los esfuerzos realizados habrán sido estupendos a corto plazo, e incluso a mediano plazo, sin embargo, inevitablemente entraríamos de nuevo en dinámicas que perjudicarán al pueblo, tanto la lucha por el cambio como el accionar para esta meta empieza en cada persona que se une a este movimiento, mientras que comparta tanto el deseo de mejorar el país como el respeto y coherencia con el que se debe realizar.

Esto es un problema que es anterior a este momento en específico, de cierta forma, la historia en Colombia está marcada por la falta de coherencia, más aún en el ejercicio de la política y en el marco de lo político, en el país abundan los casos donde la pertenencia o afinidad hacia una ideología y/o partido político llevo a que no se fuera crítico con las políticas ni las acciones que tomaron con respecto al país, a las regiones y términos generales, al territorio donde ostentaron el poder. La falta de coherencia está directamente relacionada, en el campo sociopolítico por lo menos, con la cultura que existe en el país, donde la lealtad está jurada hacia el siguiente líder, caudillo o grupo que vaya a tomar el poder, o hacia las ideologías o los ideales que se crean más convenientes.

La lealtad no es mala, sin embargo, en muchos casos está controlada por la conexión emocional o por la conveniencia, de esta manera, estos factores nublan o de raíz niegan la posibilidad al sujeto de crear y desarrollar un sentido crítico, en especial hacia el grupo al cual pertenece, resultando en que toda crítica hacia sí mismo y su grupo sean ilegítimas y erradas ante sus ojos, no permitiendo que se hagan cambios y mejorías, en muchos casos incurriendo en acciones que ellos mismos critican o criticaron, está dinámica histórica ha sido altamente perjudicial a lo largo de los años, pero en nuestra espacio-temporalidad, puede ser un peligro que obstaculice un verdadero cambio para el país.

Desde esta columna quiero hacer un llamado hacia la reflexión y crítica profunda, además de objetiva, sobre las acciones que se desarrollan en el contexto de la protesta y manifestación social, para tener una mayor coherencia y mejorar los estándares dentro de la construcción de un mejor país.

Julián Camilo Merchán Jiménez

Soy estudiante de Ciencias Políticas de la Universidad Nacional, desde esta columna busco analizar un posible cambio en las acciones y orientaciones de los partidos del sistema político nacional, tanto la causalidad como sus consecuencias y posibilidades potenciales.

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