CMJ 2025: cuando participar significa crear

Mañana, 19 de octubre, Colombia elegirá nuevamente los Consejos Municipales de Juventud (CMJ), una figura creada por la Ley 1622 de 2013 y modificada por la Ley 1885 de 2018. Su propósito es fortalecer la participación juvenil en la política local y permitir que las y los jóvenes incidan en la formulación, ejecución y evaluación de las políticas públicas que los afectan. A pesar de los avances, el camino de los CMJ ha estado lleno de aprendizajes, retos institucionales y tensiones entre la expectativa y la realidad.

La elección anterior, realizada en diciembre de 2021, se desarrolló en medio de una intensa movilización juvenil. Miles de jóvenes exigían transformaciones en educación, empleo, salud mental y medio ambiente, y los consejos se presentaron como una oportunidad para canalizar esas voces. Sin embargo, la participación fue baja. Solo el 10,4 % de los jóvenes habilitados votó, lo que evidenció la distancia entre las estructuras formales de participación y las dinámicas reales que hoy mueven a las juventudes en el país.

Desde entonces, los CMJ han mostrado contrastes. En algunos municipios lograron convertirse en espacios de articulación con las administraciones locales. En otros, enfrentaron la falta de presupuesto, de formación y de acompañamiento técnico, lo que debilitó su capacidad de incidencia. También hubo renuncias, cansancio institucional y una sensación generalizada de que estos consejos no siempre logran reflejar la diversidad, la energía y la creatividad de las juventudes colombianas.

De cara a las elecciones CMJ 2025, más de 45.000 jóvenes se inscribieron como candidatos en todo el país, un aumento del 15 % respecto a 2021. Las alcaldías, gobernaciones y organizaciones sociales han desplegado campañas pedagógicas, talleres y estrategias digitales para fomentar la participación.

El contexto social y económico también marca la agenda. La tasa de desempleo juvenil ronda el 17 %, lo que refleja los desafíos que enfrenta una generación que intenta abrirse paso entre la precariedad laboral y las limitadas oportunidades de formación y emprendimiento. Pese a ello, las juventudes no han dejado de participar. Lo hacen desde espacios distintos, muchas veces fuera de las instituciones.

Colectivos culturales, grupos ambientales, redes digitales, procesos comunitarios, huertas urbanas y emprendimientos sociales se han convertido en nuevos escenarios de acción política. Allí se construye ciudadanía de manera creativa, horizontal y solidaria, con una visión más cercana a los territorios y a la vida cotidiana.

Por eso, la pregunta no es cuántos jóvenes votarán mañana, sino si los Consejos Municipales de Juventud 2025 podrán dialogar con estas nuevas formas de organización y liderazgo. Si logran adaptarse y reconocer la pluralidad de expresiones juveniles, podrán ser un verdadero puente entre la institucionalidad y la transformación social. Si no, seguirán siendo un intento bien intencionado que no alcanza a conectar con la fuerza vital de las juventudes que ya están cambiando Colombia.

Daniel Bedoya Salazar

Estudiante de Filosofía UdeA
Ciudadano, creyendo en la utopía.

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