El cine recobró fuerza como ente cultural de Medellín. Hace cincuenta años se demolió el Teatro Junín, espacio donde muchos ciudadanos disfrutaron la experiencia cinematográfica. En los años cincuenta y sesenta había una notable cantidad de teatros en el centro, con programación continua; además se conformaron cineclubes para la discusión y crítica de las producciones y los realizadores más prolíficos de la ciudad empezaron su trayectoria. Tiempo después, eso quedó atrás; se debilitaron y abandonaron muchos espacios y proyectos y apenas en los últimos años el séptimo arte parece ser, de nuevo, un factor cultural de importancia.
La apertura de una Cinemateca en la ciudad demuestra la necesidad de contar con lugares pensados únicamente para vivir el cine; aunque en la actualidad parece que las salas están próximas a desaparecer, todavía hay quienes resaltan la importancia de ver una producción de manera tradicional. Así, la Cinemateca es un proyecto que da esa posibilidad y más que eso ofrece visibilidad a realizadores locales y formación audiovisual. Hay dónde ver, aprender y descubrir cine en Medellín. Eso ya es bastante prometedor.
En la ciudad hay otros espacios similares de distribución cinematográfica no comercial, como el Colombo o el Museo de Arte Moderno; también corporaciones que permiten acercamiento crítico y académico, como Cinefilia y la Escuela de Crítica Cinematográfica y medios encargados de discutir sobre séptimo arte, como Kinetoscopio. Esto reivindica que estamos mirando otra vez la pantalla grande como un foco artístico y educativo de un valor notable.
Los largometrajes y cortometrajes que se han producido en los últimos años muestran el interés por dirigir la mirada más allá del conflicto, violencia y cultura del odio. Películas como Los Nadie retratan una ciudad que alberga historias de esperanza y superan el interés por las guerras barriales, relatadas ya incansables veces. Los contenidos recientes evidencian que la visión e imaginario cambió y estas tierras se pueden mostrar sin “pornomiseria”.
Con este contexto, los jóvenes se ven motivados a contarse con lenguaje audiovisual; hacer cine se vuelve una opción real… Esa es quizá una de las razones por las que tiene importancia y vigencia la inversión en cine en Medellín y es que surge la esperanza de crear, por parte de la población más joven y así es cómo conforman colectivos, se postulan en concursos, asisten a festivales, van por ahí con sus pequeños equipos y buscan imágenes diferentes de esta ciudad que es más que sicariato y drogas. El cine recobró fuerza como ente cultural y Medellín tiene mucho por narrar.