Chile conmemora y celebra una victoria aplazada

Foto: AFP

Chile, como pueblo y territorio, es epicentro de terremotos políticos.

1. El triunfo electoral de Salvador Allende y la Unidad Popular

Del primero que tengo memoria sucedió con la elección a la presidencia de Salvador Allende, candidato de la Unidad Popular.

Fue la cuarta oportunidad en que Allende se presentó como candidato de la izquierda a la presidencia. Al no alzarse con la mayoría absoluta de votos ciudadanos, la Constitución determinaba que el Congreso sería el escenario para definir entre los candidatos que obtuvieron el 1º  y 2º lugar de los comicios realizados el 4 de septiembre de 1970.

Durante la semana anterior a elección en el Congreso, la prensa tradicional chilena con el periódico El Mercurio a la cabeza, aupó para trancar bajo todas las formas, la posesión de Allende como presidente de la República

Días antes, para impedir la elección de Allende en el Congreso, un grupo paramilitar secuestró y asesinó al general René Schneider, comandante en jefe del ejército chileno. Finalmente, el candidato de la Unidad Popular fue ratificado por le Congreso como presidente del país austral.

Así, el 4 de noviembre de 1970 se posesiona como presidente de Chile a pesar de la combinación de todas las formas de lucha para impedirlo que tejieron a seis manos, los medios de comunicación y empresarios, Richard Nixon, entonces presidente de USA y los militares fascistas encabezados por Augusto Pinochet.

Al pasar el tiempo, la historia registra que Nixon terminó en la cárcel por corrupción, Pinochet condenado por golpista y ladrón y Allende en la tumba enaltecido por su coherencia y dignidad. El periódico El Mercurio continúa con su labor cotidiana de mentir.

El contubernio medios privados de información, banqueros y derecha en el poder, fue derrotado en la designación popular de constituyentes, alcaldes y gobernadores, en la mega elección del 16 de mayo de 2021.

2. El terremoto propiciado por la dictadura militar

El 11 de septiembre de 1973, un terremoto de inmensas proporciones -cuyas réplicas más sentidas fueron las elecciones convencionales de 16 de mayo de 2021- fue propinado por las fuerzas armadas chilenas al mando del General Pinochet, quien, alentado por la prensa y empresarios en coordinación con la CIA y la embajada de los EEUU, derrocaron violentamente el gobierno de la Unidad Popular, bombardearon el Palacio de la Moneda y empotraron un régimen dictatorial  con miles de víctimas, encarcelados , torturados y desaparecidos.

La dictadura de Pinichet en concierto con el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, bajo la batuta ideológica de los Chicago Boys, convirtió a Chile en un escenario ideal para poner en práctica recetas neoliberales para deshacerse del Estado y entregar el manejo integral de la economía nacional al sector privado y financiero.

El gobierno neoliberal de facto,  se dotó de una batería de medidas antipopulares y negación de derechos laborales y colectivos, amparados en la prohibición de la movilización popular, la conculcación  de los derechos políticos y una brutal represión a todo pensamiento disidente, y  se hizo a una semántica y un lenguaje que dista mucho de las consecuencias dramáticas de sus decisiones económicas: flexibilización laboral, apertura económica, tratados de libre comercio, desregulación financiera, liberalización de importaciones, adelgazamiento del Estado que se tradujo en la práctica, entre otras, en la privatización de las empresas estatales, que prestaban  los servicios de salud, educación, vivienda y las pensiones.

Los derechos fueron convertidos en mercancía. La diferencia entre los que más tienen y los que menos tienen se agigantó (Indicador Gini). Es decir, la movilidad social (la posibilidad de ascender), tiende a cero. Para resolver este inmenso hueco los Estados recurren a los subsidios focalizados para sectores más vulnerados y de paso los cooptan para sus intereses políticos electorales, mediante una aceitada máquina de dependencia territorial denominada Estado clientelar.

Esta política económica neoliberal en contextos de dictadura se extendió a los “gobiernos de concertación” que reemplazaron a la dictadura hasta hoy.

La propuesta neoliberal aplicada en Chile se convirtió en la panacea y fue exportada a América Latina por los mismos organismos multilaterales. Un proyecto económico extractivista con base en reformas tributarias que aplican impuestos a los más vulnerados, exenciones a los ricos y empresarios millonarios, negación de derechos laborales, financiarización de la salud, la educación y las pensiones que son el caldo de cultivo de la explosión de procesos sociales desde México hasta la Argentina.

3. El Sismo producido por la movilización popular en las calles.

En medio de una mayúscula y extendida movilización popular que puso contra las cuerdas a la dictadura fascista, sectores políticos que demandaban la vuelta a la democracia, pactaron con el gobierno de facto participar en el plebiscito de octubre 1988, que, convocado por el dictador preguntaba Si o No, a la continuación por 8 años de Pinochet en el poder.

El 60% de los votantes lo hicieron por el NO y 40% a favor del Si. En consecuencia, el 14 diciembre de 1989 se convocó a elecciones presidenciales saliendo ganador Patricio Aylwin dando sepultura a 17 años de dictadura.

La denominada transición, que se inicia con el primer gobierno democrático después del golpe de Estado a Allende, se rigió por la Constitución de 1980 redactada por el régimen de la dictadura. De manera abierta los gobiernos de la transición y hasta hoy han adoptado el recetario neoliberal y el Consenso de Washington. Constitución que fue reformada en algunos de sus apartes en 1990.

Es la misma Constitución, el tipo de gobierno y el proyecto económico, los que potencian el proceso destituyente que encarna la movilización ciudadana encabezada por las juventudes y los estudiantes, y que, entre otras, habilitó la firma del Acuerdo del 15 de noviembre de 2019, que abre las puertas al proceso constituyente chileno actual.

Los efectos de la pandemia COVID 19, llevaron al aplazamiento del plebiscito para convocar al constituyente primario y el mismo se realizó en octubre de 2020 siendo aprobado por el 78 % de los votantes. Queda claro que el proceso destituyente, es fruto de un proceso sembrado por el poder ciudadano movilizado en las calles. El triunfo rotundo del SI, a la convocatoria a una Asamblea legislativa para redactar la nueva Constitución es una derrota al pinochetismo y al tibio proyecto de la concertación.

Así, el llamado “Modelo chileno”, exportado a Colombia y otras naciones latinoamericanas, ha quedado hecho trizas. Pero está claro que en Chile y en Colombia, venderán cara su derrota. Su receta contemporánea se basa en la represión a la movilización social: la ciudadanía protestando en la calle será atendida como el nuevo enemigo interno.

4. La tectónica de placas y los resultados en la elección de constituyentes del 16 de mayo de 2021 

Existían serias dudas en torno a que los demandantes en las calles convirtieran la indignación y la digna rabia en poder para transformar desde la institucionalidad. Sin embargo, los resultados del inmediato pasado 16 de mayo en que se eligieron los convencionistas que redactarán la nueva Constitución chilena, dejaron pintado un escenario en que las fuerzas de izquierda, progresistas de nuevo cuño y los independientes se impusieron. El conglomerado de derecha sufrió la más grande derrota desde que apostaron por el golpe militar y se alinearon al lado de Pinochet, a las recetas neoliberales agenciadas por el FMI y el Banco Mundial: sacaron menos de un tercio de la votación, lo que les impide ejercer veto sobre las decisiones de la Convención Constituyente

Las juventudes chilenas dejaron de ser el futuro, fueron ellas quienes dibujaron el presente; produjeron un movimiento monumental de la tectónica de placas política.

5. A manera de adenda

Son múltiples los aprendizajes que nos deja el proceso chileno; a partir de ellos   me arriesgo a proponer una línea de base para propiciar un Pacto a la colombiana:

1) Los conflictos sociales que se expresan en las grandes movilizaciones, como el paro nacional, y que superan la conducción de una dirección y la voluntad de un gobierno, son susceptibles de resolverse estratégicamente en las urnas.

Para ello es urgente generar procesos de organización barrial y territorial para generar que la justa indignación encuentre eco y tramitación efectiva desde la Presidencia, y el poder ejecutivo, así como desde el Congreso.

El mismo proceso de organización debe generar que las comunidades de manera directa escojan quienes le representan en las negociaciones, aún más, a quienes proponen para que les representen en las diversas instancias de participación y de manera protagónica en la Presidencia y gobiernos departamentales y municipales, así como en el Congreso, las diputaciones, concejos y juntas administradoras locales.

De igual manera avanzar en procesos de formación y participación protagónica de las juventudes para que asuman las Juntas de Acción Comunal y los consejos municipales de juventud.

2) Es necesario avanzar hacia una gran confluencia social y política, en medio de la diferencia, para la construcción de un bloque que dispute a la clase política tradicional, a los gobiernos corporativos financieros y a las mafias la dirección del Estado nacional, regional y municipal.

3) Ese bloque histórico debe dotarse de una propuesta política y social, es decir, de un programa de gobierno cuya base fundamental sean las demandas que se han expresado en el paro nacional y que se resuelvan o no en el marco de la mesa de negociación con el gobierno.

4) Las propuestas deben discutirse y aprobarse a partir de las organizaciones de base actuales y las que se constituyan a partir del paro nacional.

De manera particular, a las organizaciones sociales y políticas que hacen parte del Pacto Histórico, les es exigible su vinculación directa a los procesos organizativos en marcha o por venir en los territorios barriales y comunales.

Es urgente comprender que las agendas temáticas cobran vida en los barrios y organizaciones de base.

La representación paritaria no solo aplica para las corporaciones de elección publica, es necesario incorporarlas en la organización popular de base como en las organizaciones no gubernamentales. Las juventudes y las mujeres han puesto la palabra, es la hora de escuchar y hacer un Pacto Histórico entre todos y con todas.

José Miguel Sánchez Giraldo

Educador popular, profesional en ciencias políticas; magister en estudios latinoamericanos; PhD. en educación y mediación pedagógica por la Universidad de La Salle de Costa Rica.

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