Cartas a Victor Hugo: ¡No Max!

Saludos Víctor, empezaré esta carta acusando algo de desesperanza. La semana que termina me ha cuestionado más de lo normal. Por un lado, mi cuerpo empieza a cobrar factura de algunos excesos a los que lo he sometido por largo tiempo; la presión arterial se ha multiplicado y con ella, el cansancio y el mareo no se han dejado esperar ¡Que frágiles somos mi amigo! hoy podemos estar saludables y atareados, respondiendo al día a día; y mañana, u hoy mismo, simplemente no estar.

Igualmente, me he sentido profundamente contrariado con todo lo que ha acontecido con el niño Maximiliano, historia que sé que no te ha sido indiferente. La oscura mezcla de brujería, violencia intrafamiliar y muerte no ha dejado de retumbar en la cabeza de todos. Pues en el fondo y así nadie se atreva a decirlo, hemos sentido impotencia y hasta algo de culpa por el hecho.

Si Víctor, y aunque sabes que mi cruzada está en defender el proyecto Humano, también tengo que reconocer, pues ciego no soy, que como humanidad hemos fracasado, con todo y el “avance singular” que ostenta y ufana el hombre. Es claro que como sociedad no hemos sido capaces de dar solución a asuntos básicos y fundamentales como el alimento, el techo, la salud y una convivencia que pueda, al menos, controlar los impulsos que llevan a un ser Humano a violar, a secuestrar, a torturar o incluso a matar. Claramente, desde hace tiempo ya, nos hemos desviado del camino; o quizás, lo hemos hecho desde el principio de nuestros días.

Estas emociones me han llevado a la acción, como debe ser. En lo personal, a recuperar, niveles adecuados en la alimentación, en el ejercicio y en la carga mental. A motivar mayores momentos de ocio, quietud y meditación. Y en lo colectivo, a empezar acciones de desprendimiento, y no solo de lo material -aunque igualmente será así-, también en lectura de las necesidades de los otros, esas que son subsanables con la palabra, el consejo y el acompañamiento. Pues esto, que parecería una acción muy básica, -créeme mi amigo- podría hacer la diferencia para alguien que solo necesite una invitación para desatar algunos de los nudos que no lo dejan respirar tranquilo.

Aún Humanos, aún con esperanza. Así es todavía, Víctor, nuestra existencia. Es un tema de decisión, es solo cuestión de conciencia.

Se despide tu Amigo.
Felipe.

Felipe Jaramillo Vélez

Doctor en Filosofía de la Universidad Pontificia Bolivariana, Creador de la escuela de pensamiento Aún Humanos la cual reflexiona sobre el ascenso de la técnica sin reflexión desde el Humanismo.

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