Estimado Rector:
Durante los 5 años de mi carrera como economista en la Universidad Icesi pude obtener una serie de conocimientos y técnicas que me han servido para la vida; me quedo, especialmente, con el aprendizaje activo y el pensamiento crítico. Según la metodología de la Icesi, el estudiante no sólo va a sentarse en un pupitre, sino que debe generar todo tipo de discusiones y debates que consoliden los saberes en el grupo, inclusive en el profesor. Esta apuesta permite que el alumno desarrolle un pensamiento crítico que lo hace sensible a la realidad que vive nuestro país. En otras palabras, forman a un ciudadano capaz de poner en práctica todas sus habilidades para construir una Colombia mejor.
Por esos motivos sorprenden sus declaraciones de apoyo en segunda vuelta a Iván Duque, el candidato de Álvaro Uribe. Todavía menos se espera que la razón para hacerlo sea que “Petro va a acabar con el Icetex y, por tanto, con la Universidad Icesi”.
Rector, a pesar del elevado costo político que representó para usted, la Universidad (bajo su liderazgo) defendió con nosotros los evidentes logros del proceso de paz con las Farc. Sé que recuerda las marchas de hace casi dos años y toda la ayuda que nos brindó. También estoy seguro de que en su memoria aún están los testimonios de las víctimas del Conflicto Armado que estuvieron con nosotros. Votar por Duque es arriesgar lo que logramos con los acuerdos, pues, como lo dijo su copartidario Fernando Londoño, ellos “harán trizas ese maldito papel de La Habana”; es apoyar a un gobierno en el que se produjeron miles de hechos para lamentar; y es renunciar a la garantía de derechos y libertades fundamentales.
Entiendo los reparos que pueda tener frente al candidato Gustavo Petro, pero creo que debemos unirnos en lo primordial. Para empezar el programa de la Colombia Humana no propone nada que vaya más allá del capitalismo. El gran problema en nuestro país está en que la mayor parte de la población no ha podido insertarse al mercado; en esta medida, se generan menores niveles de ingreso, dado que hay un potencial humano que deja de aprovecharse. Lo anterior es particularmente cierto en el campo, pues el gran latifundio improductivo hace que buena parte de estos suelos esté en pocas manos y no genere ningún tipo de rendimiento. En consecuencia, ésta fue la principal fuente de conflicto. En este sentido, la propuesta de Petro no va más allá de democratizar el acceso a la tierra y ponerla a producir.
En cuanto a lo que le preocupa, la apuesta educativa está enfocada en pasar de “Ser Pilo Paga” a “Ser joven da derechos”. Por supuesto que este primer programa permitió que miles de jóvenes ingresaran a la educación superior, usted tendrá mejor las cifras que yo; pero no hay forma de que sea sostenible a lo largo del tiempo, pues el problema reside en que la mayoría eligieron las universidades privadas para cursar sus carreras. Evidentemente no tiene nada de malo la preferencia de estos estudiantes, pero el inconveniente surge cuando el programa se convierte en la política de Estado, pues de esta forma las facultades públicas se quedan sin recursos (ahora que estudio en la Universidad Nacional es fácil ver esta realidad en varios de sus edificios caídos). En esta línea, la propuesta no es precisamente acabar con la educación privada, sino fortalecer la pública. En cuanto a que con esto se destruya la Universidad Icesi, estoy seguro de que un claustro universitario de semejante calidad puede mantenerse a través del tiempo, como ya lo ha hecho bajo su administración, sin importar el gobierno de turno.
Dada la extensión que está tomando la carta, dejaré hasta aquí los argumentos para un próximo intercambio epistolar. Sé de su calidad humana y por eso lo invito a que reflexione de nuevo acerca de su voto. Un abrazo y muchas gracias por la formación que me brindaron.