Daniel Quintero Calle, el rostro de pánico, las lágrimas y el dolor de unos niños, hoy, en las afueras del estadio, fueron por tu culpa. Y te lo voy a cobrar donde más te duele, en la palestra pública, con esta carta.
Nadie te niega que es muy loable que le des a la juventud computadores para su desarrollo y educación. Pero debes admitir que, es desproporcionado movilizar a más de 40 mil personas a una misma hora, en un único lugar, niños y madres que, en algunos casos tenían que salir de sus hogares desde las 3 am o 4 am para llegar a hacer filas inmensas a las 5 am alrededor del Estadio. Luego tu discurso, tu cátedra sobre la tecnología, las oportunidades de la cuidad innovadora y ciudad creadora de tecnología, más tus lecciones morales, agradecimientos a Dios y la consabida repetición de tu historia personal como ejemplo de autosuperación. Hasta ahí uno puede comprender que un político populista y narcisista cada vez que le entrega algo a la comunidad, requiere montar un show y dejar evidencias mediáticas, (no te alcanzas a imaginar el ridículo de anunciar tu llegada a la tarima con música de que llegó al escenario alguien como si fueras una superestrella del rock, que ni Michael Jackson en sus mejores momentos)… digo, para recibir un computador, hasta ahí se te excusa que hagas tu show.
Pero lo que se vivió después es una irresponsabilidad inmensa, los computadores no los tenía en el estadio sino el los coliseos adyacentes. En el trascurso de movimiento de tal masa de personas se crearon inmensas aglomeraciones, atropellos, sofocamientos y pánico. En algunos sectores, efectivamente se dieron varias estampidas, una de las más graves, en el primer filtro de entrada a los coliseos donde estaban los computadores. En un momento de terror, como lo es cualquier estampida se atropelló la gente y algunas vallas cayeron encima de algunas mujeres y niños. (No tengo el dato de cuántas personas quedaron heridas ahí, sería decente que tu administración diera el reporte de cuántas y cómo fueron las afectaciones hoy en las aglomeraciones) pero sí pude ver el inmenso pánico de muchos niños al verse en medio de una estampida. Pudo pasar una tragedia mayor, y esto solo es culpa tuya, Daniel Quintero. Las lágrimas, el susto y el rostro de dolor de uno niños no justifican tu inmensa irresponsabilidad en propiciar estas aglomeraciones con madres, con la infancia que se vieron sometidos a ese infierno de tumultos por la ilusión de recibir un computador.
Sabemos de otras experiencias, en otros países, donde se les da los computadores pero se les entrega en sus colegios, se les lleva al aula de clases… Pero acá no, acá algunos niños tuvieron que sufrir el terror que causa una estampida, solo porque te tenían que ver y te tenían que escuchar tu discurso teológico, tecnológico y de autosuperación personal.
Señor alcalde puede que hayas entregado miles de computadores, pero un solo niño que haya llorado hoy y haya sentido tremendo espanto en medio de una estampida…, nada, nada puede justificar esto, mucho menos tu narcisismo populista que se desata sin control como se desataron las masas hoy en las afueras del estadio, tras el sueño de un computador.
Se despide de usted,
Frank D Bedoya M
Historiador
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