Se veía venir, el problema del COVID 19 con el agotamiento del sistema de salud y sus efectos negativos ya nos toca a todas y todos en Medellín. El problema está planteado de modo encrudecido, sin anestesia. Pero también ha acelerado la discusión pública sobre cuál debe ser la prioridad de la agenda política para la ciudad. Los canales y las formas de la discusión han perdido la posibilidad de la unidad, han negado la pluralidad de voces y el legítimo derecho a participar en la salida a la crisis. La incertidumbre aumenta mientras los mecanismos de diálogo se debilitan.
En medio de toda esta situación de desconcierto, hoy hago un llamado a la sensatez de la ciudadanía, organizaciones no gubernamentales, empresariado, partidos políticos, políticos, concejales, servidores de la Alcaldía de Medellín y su conglomerado público. Medellín reclama cordura, es un momento sin precedentes. Los dilemas de la crisis de la salud son tan complejos como decidir si priorizamos la vida o los bienes de vida. No es un momento para maniqueísmos, hay que ir más allá de las agendas personalistas, para pensar cómo vamos a vivir en medio de la pandemia y la pospandemia.
Es un hecho, más de 300 personas en Medellín, en el día de hoy, esperan una UCI que les dé la esperanza de salvar su vida. El 21 de abril, en Medellín, se reportaron 1.963 casos nuevos; con esto la ciudad registra 252.001 casos acumulados. De estos, 233.739 (93%) están recuperados, 4.848 han fallecido y los 13.414 casos restantes están activos. Hoy tenemos cifras de menores de edad en las UCI, en un drama de dolor para sus familias.
Los profesionales de la salud están agotados, y la capacidad de oferta en salud copada. Además, pudiéramos hablar de una sindemia, que no solo ha golpeado la salud, se ve afectado el empleo, la seguridad alimentaria, el techo, la salud mental. Como sociedad estamos tocando fondo.
Hoy la administración municipal debe centrarse en gobernar con responsabilidad para sacar adelante la ciudad; y desde el Concejo de Medellín, debemos hacer un control político serio, riguroso, respetuoso. No obstante, hoy contemplamos la desconfianza en la institucionalidad y una sociedad resquebrajada.
Requerimos que todas las fuerzas vivas de Medellín se unan para contribuir a la solución de los problemas actuales para que tengamos los medios de vida para sobrevivir a la pandemia, generando el mayor beneficio con los recursos disponibles. Es el momento de que quienes están con un discurso de odio, de polarización, hagan un “Cese de hostilidades”. Es el momento de la unidad, de la solidaridad con los que sufren.
¿Será posible ser sensatos y reconocer como sociedad las prioridades, tener la grandeza de ser solidarios y reconciliarnos?
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