Comandante, tengo que confesarle que, hasta no ver un serio compromiso del ELN en firmar un acuerdo de paz, seguiré pensando que ustedes no tienen voluntad de abandonar las armas y entrar a la vida democrática e institucional. Por otra parte, también debo celebrar la instalación del Comité Nacional de Participación y el cese al fuego bilateral, pasos necesarios para la consolidación de un acuerdo final.
Dadas las coincidencias de mi existencia, tuve dos conversaciones en las últimas semanas que me confirmaron la importancia de que toda la sociedad se involucrara en la construcción de la paz con el Ejército de Liberación Nacional. La primera fue con el senador Iván Cepeda, al que le expresé durante el lanzamiento del libro del Dr. Juan Fernando Cristo “Cartas a Mi padre”, mi preocupación por el insuficiente terreno que tiene hoy el proceso de paz en la opinión pública, el proceso de paz no ha podido convertirse en una prioridad para el conjunto del pueblo colombiano, y la segunda fue en un vuelo hacia Medellín con Monseñor Héctor Fabio, a quien pude decirle lo que en realidad pienso: Este proceso de paz no está enamorando a nadie.
Debemos estar entonces inquietos debido a que puede que el Estado y el ELN se agrupen definitivamente en el bus de la paz, pero si la sociedad civil y las víctimas no lo hacen, vamos a terminar en el mismo escenario y quizás peor que el que tuvo que transitar el acuerdo de paz con las FARC debido a la férrea y mentirosa oposición de un grupo importante del país político.
Con todo lo anterior, comandante, tengo que lamentar su discurso en la instalación del Comité Nacional de Participación, ya que esta era la oportunidad para que el Ejército de Liberación Nacional se comprometiera con el pueblo colombiano a dejar el secuestro y la extorsión. Colombia no está dispuesta a tolerar estos crímenes inhumanos en medio de un proceso de paz.
Si la voluntad de paz del Ejército de Liberación Nacional es real y continúan teniendo el viejo anhelo de la Convención Nacional, ustedes deben enviarle señales evidentes a la población civil de su compromiso con la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición, para lo que en principio y en el marco del Comité Nacional de Participación el ELN debería replicar las enseñanzas del proceso de paz con las FARC-EP y convocar a diferentes audiencias públicas para escuchar a las víctimas del ELN.
Asimismo, es preciso, comandante, que el Ejército de Liberación Nacional renuncié de inmediato a la extorsión y el secuestro y se comprometa con la sociedad colombiana a no convertir los diálogos de paz en una eterna conversación sin salida que nos lleve a terminar el gobierno del presidente Petro sin la firma de la paz y al ELN pidiendo una Asamblea Nacional Constituyente.
No es el tiempo del ELN, es el tiempo del pueblo colombiano que no quiere otra generación de jóvenes en la guerra. Es momento de acabar con la lucha armada en nuestro país y de que el ELN se comprometa de una vez por todas a firmar la paz.
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