Bienvenidas las veedurías ciudadanas

 “Sin embargo, el surgimiento de la veeduría Todos por Medellín ha generado muchas inquietudes en algunos analistas y quizá en la ciudadanía en general. Yo también las tengo. Es claro que esta veeduría tiene su origen en una coyuntura específica y responde, por supuesto, a ella. Así lo demuestra, no sólo el  momento histórico de su surgimiento sino su composición que ya es conocida públicamente. Y por esto mismo considero que estas preguntas son apenas naturales.”

En la columna de esta semana quisiera compartir algunas reflexiones sobre las veedurías ciudadanas, a propósito de la aparición de “Todos por Medellín”.

Bienvenidas las veedurías ciudadanas porque permiten fortalecer la vigilancia de la ciudadanía a la gestión pública y porque en una sociedad aporreada por la corrupción, como la colombiana, resultan ser un mecanismo de participación democrática indispensable.

Sin embargo, el surgimiento de la veeduría Todos por Medellín ha generado muchas inquietudes en algunos analistas y quizá en la ciudadanía en general. Yo también las tengo. Es claro que esta veeduría tiene su origen en una coyuntura específica y responde, por supuesto, a ella. Así lo demuestra, no sólo el  momento histórico de su surgimiento sino su composición que ya es conocida públicamente. Y por esto mismo considero que estas preguntas son apenas naturales.

Una veeduría ciudadana no puede convertirse en una plataforma para el ejercicio de la oposición política. Esta tarea, la oposición, debe ser realizada en el marco de la protesta social o incluso, mejor aún, en el escenario de la contienda electoral. Más ahora, que contamos con un estatuto de la oposición que permite brindar garantías a las acciones que ella implica. Por esta razón, los sectores partidistas que vienen respaldando a la veeduría Todos por Medellín, harían bien en hacerse a un lado y dejarla actuar como una manifestación ciudadana no partidista.

Como su nombre lo indica las veedurías tienen que ser principalmente ciudadanas y por tanto atender a los intereses públicos, a los intereses de todos y todas. Esto quiere decir que no sólo los partidos políticos deben hacerse a un lado al momento de implementar este mecanismo, sino también aquellas fuerzas que representan intereses particulares en la sociedad. No es lo mismo, por supuesto, que en la veeduría se permita la integración de organizaciones sociales sin ánimo de lucro, a que se otorgue participación a los gremios económicos que responden claramente a unos intereses de lucro particular. En el caso de la veeduría Todos por Medellín, es conveniente resaltar que el 60% de sus integrantes responde a gremios económicos, un 20% a organizaciones sociales sin ánimo de lucro y otro 20% a ciudadanos independientes, esto quiere decir que, de sus 47 integrantes, 28 son gremios económicos, 9 son organizaciones sociales y sólo 10 son estrictamente ciudadanos y ciudadanas como tal.

Por otro lado, en una ciudad como Medellín siempre será un principio básico de la actuación pública construir sobre lo construido. Por esa razón, a mi juicio, quienes protagonizan el nacimiento de Todos por Medellín debieron actuar en favor de fortalecer las veedurías ciudadanas ya existentes como son, por ejemplo, la Veeduría al Plan de Desarrollo que suma ya 20 años de trabajo, la Alianza Medellín Cómo Vamos, que si bien es cierto no actúa propiamente como una veeduría ciudadana sí representa uno de los observatorios principales de la gestión pública en nuestro territorio en los últimos 14 años, o el programa Pensemos la Ciudad, que ha venido siendo protagonizado por la veedurías de las comunas 6 y 12 y la Corporación Casa Juvenil Amigos Unidos. De alguna forma el nacimiento de nuevas veedurías que no se articulan con lo que ya se ha construido representa también un desconocimiento a este importante trabajo.

Finalmente, una veeduría ciudadana debe contar con un plan de trabajo y unos propósitos claros que contribuyan a fortalecer el control social y la vigilancia de la gestión pública, en este caso respecto de la realizada por la Alcaldía de Medellín. Seguramente en las próximas semanas vamos a conocer con detalles, cuáles son aquellos temas concretos que investigará y qué metodología serán usadas para ello, estos aspectos son definitivos pues nos permitirán elevar el grado de confianza en su accionar y desterrar definitivamente los temores fundados en que Todos por Medellín se convierta en un vehículo para respaldar las propuestas de revocatoria que han venido ventilando algunos sectores de la oposición política en la ciudad.

Jaime Carrión S.

Defensor de Derechos Humanos. Politólogo. Magíster en Administración. Estudiante de Doctorado en Filosofía. Ha sido profesor e investigador en entidades públicas y privadas.

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