Cuatro infantes abatidos tras desertar de la guerra, fueron reclutados como ofrenda por la fuerza voraz de subversivos que compiten en mercados negros contra el abandono estatal y la pobreza, ya no basta explotar recursos naturales ilegalmente cuando los cuerpos son también una costosa herramienta. Esta patria pariendo mercenarios tras ser preñada por la indolencia.
Bastardos de la ciudadanía son las etnias de una democracia que elije, en la ley del monte, al que fusila confundiendo venganza con clemencia. En este país agreste donde menores se suicidan para no convertirse en máquinas homicidas, en medio de actos protocolarios donde el pueblo es la comida. Paz total la de los desaparecidos quienes hasta el nombre perderían, pantomima de verdad es esta tortuosa y revictimizante impunidad que pretenden disfrazar de justicia.
Toda amable pretensión en Macondo es ironía, amenaza con la muerte porque la riqueza es contaminada con desidia. Corrupción cómplice de escabrosas pesquisas, en las que caen cargamentos mientras las organizaciones sus rutas estratégicas consolidan; el mundo combate las drogas, pero hace de niñas y órganos mercancía. En el lugar absurdo de lo salvaje, es indigno hablar de ideologías.
Impactan en el cielo una lluvia de estrellas, cristalizando la melancolía en lo estruendoso de sus ruidos, caen al suelo para cosechar balas perdidas.
Asesinos de carrera en el congreso con cinismo negarían la responsabilidad por sus ambiciones que hoy corroe la tolerancia para exaltar una cultura delictiva, el jefe de Estado es miliciano en expresiones y su constitución es el carisma, las instituciones se reducen a la credibilidad que ostentan las desgastadas togas postuladas en otrora por la politiquería.
Del crimen transnacional el Amazonas se haría Mezquita, conectando cinco países en donde lo insensato ya no es el conflicto sino la forma de hacer política; territorio de nadie es el pulmón del mundo que en nuestras manos agoniza, usufructuado por disidentes y otros más que se alimentan de conductas terroristas, ¿Quién le lava la cara a las naciones que se soportan en “regalías” que entran por la alcantarilla?
Comentar