Antioquia se ha caracterizado por ser un departamento sin miedo a innovar, desde siempre hemos escuchado con mucho orgullo las historias del Ferrocarril de Antioquia y de cómo logró conectar a estas enormes montañas con el resto del mundo; escuchamos la forma en la que, a lomo de mula, se construyó una ciudad en el medio de un escarpado valle, nos contaron la historia de cómo don Coroliano Amador mandó traer un carro desde Europa cuando ni siquiera había vías, y de cómo don Marco Fidel se inventó la aviación en Colombia. Cuando nadie más creía en ello, Antioquia abolió la esclavitud; cuando nadie más había podido, Antioquia tuvo metro.
Somos un territorio grande que se ha construido sobre los hombros de hombres y mujeres que han podido transformar el mundo a través de la educación. Rafael Uribe Uribe, José María Villa, Fernando González, Lola Gómez o Débora Arango, todos tienen en común que tuvieron la oportunidad de educarse, de educar y de mejorar la realidad que los rodeaba.
No obstante, muchos de nuestros territorios quedan ubicados en lugares remotos a los que todavía es difícil llegar, sitios llenos de personas que tienen derecho y ganas de aprender pero que no lo hacen porque es más importante ayudar con las labores del campo que dedicar toda la mañana y toda la tarde a un recorrido de ida y vuelta del que solo un par de horas se pasan en una escuela que, por lo general, cuenta con un solo salón, con un solo maestro y con muy pocos recursos. ¡Los hijos de las entrañas de Antioquia están perdiendo la oportunidad de transformar su territorio!
Pensando en esto, el departamento de Antioquia venía desarrollando un proyecto tan importante como loable: el Bachillerato Digital. Para este año ya se habían inscrito cerca de 2800 personas que tienen entre su proyecto de vida el estudiar y cambiar su entorno. Este proyecto funcionaba de la siguiente manera: Las instituciones educativas de cada municipio eran la sede del mismo y donde se matriculaban los estudiantes, utilizaban las plataformas del Bachillerato Digital para llevar la educación a toda clase de públicos: desde campesinos, pasando por los soldados de la Patria y hasta llegar a hombres y mujeres privadas de la libertad que vieron en este proyecto una forma de redirigir sus vidas. El Bachillerato Digital venía reduciendo las brechas sociales del departamento al permitirle a cualquier persona que contara con una conexión a internet, empezar y terminar su educación básica y secundaria. ¡Este es un logro monumental!
Pero en el Plan de Desarrollo que estamos discutiendo en este momento en la Asamblea de Antioquia, no se encuentra incluido el Bachillerato Digital. No puede ser que en un Plan de Desarrollo que utiliza la palabra ‘equidad’ 119 veces y que busca que se haga en un contexto de unidad, no haya espacio para un proyecto tan importante, y con la posibilidad de cambiar tantas vidas, como el Bachillerato Digital. No puede ser que la equidad y la unidad sean solo retórica. Para que haya verdadera equidad hay que garantizarles a todos los antioqueños su derecho a educarse; para que esto lo hagamos unidos debemos garantizarle a todos los antioqueños el que se sientan incluidos en el Plan de Desarrollo, de alguna u otra forma.
Es por esto que trabajaremos sin descanso para que el Bachillerato Digital siga haciendo reales los sueños de los hijos de las entrañas de Antioquia y lo haremos con la convicción que da el escuchar a una campesina como doña Norelly, que vive en las montañas de Anorí, agradecer con lágrimas en los ojos la tremenda oportunidad que tuvo de terminar su bachillerato a través de internet. La única forma de aprovechar el momento de Antioquia, de lograr una verdadera equidad entre todos los antioqueños y de, además, hacer todo esto unidos, es garantizándole a personas como Norelly oportunidades reales como la del Bachillerato Digital de Antioquia.
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