Todas las grandes capitales en todo el mundo corren el peligro de convertirse en un laboratorio de experimentación política de la derecha. Pero también siempre son un espacio de resistencia de la izquierda.
Con la globalización, los Estados nacionales han perdido fuerza y en las capitales se concentra buena parte de esa minoría que se ha quedado con el dinero que han perdido las mayorías. Pero también los que buscan desesperadamente una oportunidad y los que sin ser perdedores, llegan a la generosidad desde sus valores.
Las crisis traen fascismo. De alta o de baja intensidad. La de 2008 trajo consigo el intento de desmantelar los últimos instrumentos sociales que nacieron en Europa después de la Segunda Guerra Mundial. En esas estamos, agravado con la COVID 19.
Igual que Madrid ha sido un bastión de la derecha, otras ciudades como Londres, Palermo, Berlin, Paris o Barcelona han sido espacio de resistencia frente a los intentos de la derecha de desmantelar cualquier tejido social.
González quiso que dentro de Eurovegas no tuviera validez siquiera la Constitución española, permitiendo normas particulares sobre asuntos que iban desde fumar en recintos públicos a préstamos de dinero a particulares pasando por el derecho a la libre sindicación o la tolerancia de la prostitución
Uno de los intentos más desesperados de la derecha de hacer de Madrid un bastión del capitalismo salvaje fue con Eurovegas. En esa operación que urdió Ignacio González, uno de los Presidentes del Partido Popular en la cárcel por ladrón, se querían entregar 750 hectáreas de hoteles, rascacielos, campos de golf y casinos a un magnate del juego, a Sheldon Adelson, un empresario de Las Vegas famoso porque era muy rico y porque en esa ciudad los trabajadores de los casinos no podían afiliarse a un sindicato.
El ladrón González quiso darle a Adelson carta blanca para que dentro de Eurovegas no tuviera validez siquiera la Constitución española, permitiendo que dictara sus propias normas sobre asuntos que iban desde fumar en recintos públicos a préstamos de dinero a particulares pasando por el derecho a la libre sindicación o la tolerancia de la prostitución.
Convertir a Madrid en un Casino encaja con la idea que tiene la nueva derecha de nuestras sociedades. El que gana, se lo lleva todo.
Un paraíso para los ganadores, sostenido por unos perdedores invisibles que tienen que hacer lo que se les mande pero que no se les vea. Donde la élite mundial viene a que los trabajadores les sirvan por un salario de miseria las copas, la comida, le hagan la habitación y, si así lo quieren, sientan que pueden volver a aplicar el derecho de pernada que antaño tenían los reyes absolutistas y parece que también algún monarca constitucional.
Convertir a Madrid en un Casino encaja con la idea que tiene la nueva derecha de nuestras sociedades. De hecho, Madrid se ha convertido en una capital del juego, pese a que sea la nueva heroína que devasta el futuro de las nuevas generaciones.
Las reglas del casino son las reglas de esta derecha neoliberal sin escrúpulos. El que gana, se lo lleva todo. La única regla es el dinero. Unos juegan y el resto trabaja. En el casino no hay colas de hambre ni se come pizza, no existe lo público porque todo es privado y no hay baches ni te cortan la luz que tiene que brillar, ni nadie tiene aspecto de no llegar a fin de mes porque los pobres no entran al casino. En la sociedad-casino de la derecha, está reservado el derecho de admisión.
Por eso tienen hasta sus hospitales privados por si a algún rico le da un infarto, que le puedan atender allí mismo. Y si se enferma algún trabajador, saldrá por la puerta de atrás sin que nadie le vea, a un hospital público.
¿Apostamos a que se han muerto más ancianos humildes que pobres en las residencias?
La nueva derecha siempre tendrá fichas para jugar, hielo en su copa y un apartamento que le prestarán los dueños del casino, a cambio de que cuando necesiten algo, como en El padrino, se lo brindes sin problema. Sea una subvención, un terreno, un contrato, el favor de un juez o tu defensa de sus intereses en los medios de comunicación.
Madrid se está pareciendo a Eurovegas. Lograr la inmunidad de rebaño es la política sanitaria de la derecha contra la COVID-19. Es lo primero que expresaron y es lo que piensan. Los pudientes, los sanos, los ricos, los egoístas siempre miden el mundo desde su suerte y su acceso a medicinas, alimentos y entornos sanos.
Siempre han pensado que si se extiende el coronavirus, afectará más a los pobres que a los ricos. Igual cae algún privilegiado, pero es un coste asumible igual que un millonario puede arruinarse e, incluso, terminar en la cárcel. Un precio que están dispuestos a pagar por el bienestar de su clan.
Los que prohibieron la libertad durante 40 años, esos que hablan de la bandera son los que tienen a más políticos en la cárcel por robar dinero público, esos a los que se les llena la boca de España son los que vendieron nuestro territorio ayer a las bases norteamericanas y hoy al nuevo Eurovegas.
Por eso, Díaz Ayuso ha abierto Madrid a los extranjeros que vienen a hacer aquí lo que no hacen en sus países. Y que la inmunidad de rebaño sustituya a la ausencia de vacunas porque también son privadas.
Hubo un tiempo donde en España tirábamos los papeles al suelo o escupíamos pero no hacíamos lo mismo en Francia o en Alemania. Ahora es al revés, y los franceses egoístas, que no son todos los franceses, vienen a España a tirar la mierda al suelo y comportarse como colonizadores.
No es verdad que ayude a la hostelería porque no ayuda a los camareros y camareras y cuando venga un repunte, tampoco a los empresarios. Se ayudaría con controles más estrictos y con ayudas directas para soportar las pérdidas económicas. Ayudas que no ha dado Ayuso. A la derecha le puede siempre el egoísmo y la miopía.
La libertad personal termina donde empieza la libertad de los demás. Es la base de la democracia. Pero en la sociedad-casino de la derecha sin complejos, la libertad es un privilegio de los ganadores que compran también algunos perdedores pensando que les caerán algunas migajas de la mesa de los ricos.
Es curioso que en España, esos que hablan de libertad son los que prohibieron la libertad durante 40 años, esos que hablan de la bandera son los que tienen a más políticos en la cárcel por robar dinero público, esos a los que se les llena la boca de España son los que vendieron nuestro territorio ayer a las bases norteamericanas y hoy al nuevo Eurovegas en que se está convirtiendo la capital de España, Madrid.
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